Colón eliminado de la Libertadores: fue un barco que su capitán dejó a la deriva
El fuerte olor a ciclo cumplido de Julio Falcioni fue el desencadenante de una mala actuación de Colón, que perdió ante Talleres sin discusiones. Está a la vista que el técnico no encuentra el rumbo y ha perdido el timón, si es que alguna vez lo tuvo.
Colón eliminado de la Libertadores: fue un barco que su capitán dejó a la deriva
La gente dio su veredicto. Falcioni se fue entre silbidos, reclamos, insultos y la bronca generalizada. Los jugadores, aplaudidos. En realidad, en esa reacción había reconocimiento para los que le dieron al hincha la gran alegría del año pasado. No era por la actuación, que fue realmente mala. Colón no dejó nada, con un planteo inicial sorprendente y equivocado, sin plan B y jugando a nada durante gran parte del encuentro, tirando centros en forma reiterada como único argumento de ataque.
Bernardi por izquierda y Meza por derecha fueron los que cambiaron el ritmo en un Colón que, en la idea inicial de Falcioni estuvo la intención de fortalecer el aspecto defensivo con el armado de una línea de tres que se convertía en cinco cuando Meza y Delgado retrocedían. El éxito del armado de ese esquema táctico dependió, sin embargo, de dos tapadas extraordinarias de Chicco (un cabezazo de Girotti apenas empezó el partido y una entrada de Esquivel que luego no pudo rubricar Godoy porque Meza salvó sobre la línea). Talleres fue algo más en la generación de situaciones y Colón utilizó el pelotazo para Wanchope como la estrategia preferida, aún a expensas de que el delantero quede en reiteradas oportunidades en posición adelantada.
La subida de Meza, además, evitó que se proyecte demasiado Enzo Díaz, que es un jugador con una buena capacidad para llegar hasta el fondo y colocar centros. A todo esto, poco del Pulga (jugó suelto, delante de Juan Pablo Alvarez y Lértora, que fue otro de los puntos altos en el rendimiento futbolístico del equipo de Falcioni) y un juego colectivo que no se advirtió en Colón, muy insistente, como se dijo, en los pelotazos para Ábila y creando pocas situaciones de peligro frente al arco de Herrera.
Se vio poco fútbol en el primer tiempo por parte de Colón, salvo cuando la pelota giró hacia la izquierda y Bernardi se decidió a encarar a la defensa rival. Fue el más confiado de todos y el que logró complicar un sistema defensivo de la visita que sólo sufrió en el primer tiempo una jugada clara de gol, que nació en un desborde de Meza (iban 10 minutos y fue detonante para que Díaz se refugie en el fondo para taparlo) y un centro a rastrón que Wanchope Ábila no pudo capitalizar.
Dio la impresión de mayor fluidez Talleres en el traslado de la pelota, pero la diferencia que sacó en el trámite y en la generación de situaciones fue favorable pero mínima. Quizás en este último aspecto, el delas jugadas de gol, las de Talleres fueron más claras y empezaron a perfilar la figura de Ignacio Chicco como una de los principales figuras de Colón.
A los 2 minutos del segundo tiempo, un pelotazo largo a las espaldas de Novillo y Delgado terminó con un centro rasante de Godoy y Girotti conectó como venía, dejando sin chances a Chicco. Había arrancado con más ímpetu Talleres y eso lo llevó, en el amanecer del segundo tiempo, a lograr la ventaja parcial.
Fue el momento en el que se incrementó la confusión de Colón. Y Talleres tuvo un par de avances en los que podría haber liquidado el partido, hasta que Falcioni movió el banco para que ingrese Farías en reemplazo de Novillo, prueba más que elocuente que lo que pergeñó Falcioni no le funcionó.
Y en medio de esa confusión, con espacios que se abrían en su propio campo, apareció otra vez la figura de Chicco para taparle un remate a quemarropas a Girotti, no dejando espacio a la duda el joven arquero sabalero que ya se había convertido en lo más firme de su equipo.
Los pelotazos -y las imprecisiones- fueron el común denominador de un Colón que no terminaba de reaccionar. Falcioni tiró a la cancha a Pierotti por Álvarez. Seguía sin pesar el Pulga Rodríguez, la tentación de tirársela larga a Wanchope crecía y tampoco Farías gravitaba lo suficiente más allá de sus ganas. Apenas un par de centros tratando de generar el error del rival o encontrar una pierna o cabeza salvadora, pero sin ideas claras.
De la nada, Colón tuvo su chance más clara en un error defensivo tremendo de Talleres que aprovechó Wanchope Ábila para encarar hacia el arco de Herrera, pero la recuperación de Rafael Pérez fue notable y allí se extinguieron las pocas chances de Colón, ante un Talleres que le perdonaba la vida en cada contragolpe. El pelotazo largo sobre el área de Talleres fue la única idea que se le cayó a un equipo sin profundidad y sin juego durante los 90 minutos. El gol de Angelo Martino desató la bronca contra Falcioni, blanco de los reclamos de la gente de Colón.