(Enviado Especial a San Miguel de Tucumán)
En el 1 a 1 en Tucumán, mucho tuvo que ver el retroceso excesivo del equipo en el segundo tiempo. Lo ganaba bien y hasta tuvo situaciones para aumentar, pero en el complemento desapareció del partido. Falcioni demoró en reaccionar.
(Enviado Especial a San Miguel de Tucumán)
Colón no pudo, en Tucumán, ponerle la frutilla al postre al festejo del primer aniversario del título. Tuvo las chances para ganar, controló el partido durante buena parte del mismo, iba ganando pero se replegó excesivamente en el segundo tiempo y a fuerza de empuje, Atlético se lo terminó empatando.
Cuando el VAR le permitió a Lamolina que pueda darse cuenta del claro penal que le cometieron a Teutén (notable jugada de Aliendro por el costado derecho), Colón consiguió una ventaja para la que no había hecho mucho hasta ese momento. En realidad, tampoco Atlético. Esa primera media hora de poco ritmo –y poco fútbol por parte de los dos- apenas había tenido un par de insinuaciones. A Colón le dolían los centros pasados a las espaldas de los laterales (Pereyra y Bianchi habían tenido dos ocasiones entrando por allí). Y a Atlético, las proyecciones de Meza por derecha, que complicaban a un Risso Patrón que atacaba mejor de lo que defendía.
Si algo hizo Colón para justificar esa victoria parcial, fue lo que pasó después del gol de Farías de penal. El propio Farías hizo estrellar una pelota en el travesaño y enseguida, Marchiori le tapó un mano a mano a Beltrán. Pese a que Heredia tuvo también una posibilidad inmejorable, desnudando falencias defensivas de un Colón que no terminaba de acomodarse defensivamente, sobre todo por el lado de los centrales, cuando se empezaron a juntar los del medio para tocar y no para lanzar pelotazos para que el incansable Beltrán y Farías los corran, Colón estuvo cerca de aumentar el resultado. Insisto, a pesar de que daba ventajas defensivas y por eso Atlético tenía oportunidades que desperdiciaba por la mala puntería de sus compañeros (no acertaron una sola al arco de Burián en el primer tiempo).
Dos cuestiones quedaron en claro: 1) que Colón no daba una sensación total de solidez defensiva; 2) que cuando se lo proponía, llegaba con posibilidades y sólo le estaba faltando eficacia para convertir. Cuando el partido se abrió, en el útimo cuarto de hora y cuando se encontraron espacios para que los volantes se junten un poco más y haya conexión con los de arriba, Colón demostró que podía lastimar a la defensa tucumana.
La búsqueda de espacios vacíos por parte de Bernardi, volcado preferentemente hacia la izquierda y la mayor gravitación de Aliendro a partir de la media hora, hizo que Colón encuentre más la pelota. Las subidas de Meza por derecha fueron un problema insoluble para Atlético. En contrapartida, los problemas se generaban en el fondo. La mala puntería de los delanteros de Atlético fueron determinantes para que Colón no se complique todavía más, aunque la victoria parcial no estaba del todo mal por aquéllas ocasiones muy claras que tuvo para aumentar.
El contragolpe fue la vía que le pudo dar el segundo a Colón. Lo tuvo Beltrán otra vez, después de una gran habilitación de Farías y otra vez volvió a tapar Marchiori. Colón se replegaba, formaba un clarísimo 4-1-4-1 en el que nadie se la llevaba de “arriba” a la hora de correr rivales para recuperar la pelota y la idea era esa, la de capitalizar el adelantamiento del rival para jugar de contragolpe.
Las imprecisiones hacían que el partido cayera en su ritmo y también en la peligrosidad frente a los arcos. Garcés era el principal sostén defensivo de Colòn, Atlético no tenía demasiada claridad e insistía en los pelotazos aéreos que caían en el área de Burián. Todo eso le daba al partido una sensación de control de la situación por parte de Colón, aunque con un resultado que era muy ajustado.
¿Estratégico por decisión propia o empujado por el rival?, lo cierto es que Colón retrocedía mucho y se jugaba en su propio terreno. Insisto en que Colón parecía tener controlada la situación y no sufría demasiado en defensa. Pero el partido se jugaba en su campo. Y por eso, Pusineri metió a Andrada para sumar otro delantero a Lotti y a Menéndez.
Hasta que Colón empezó a perder la pelota y la suerte estuvo de su lado en la más clara que tuvo Atlético. Un cabezazo de Lotti apenas pudo manotear Burián, la pelota pegó en el travesaño y le cayó a Carrera, que desde adentro del área chica la tiró increíblemente por arriba del travesaño.
Falcioni demoraba excesivamente los cambios, que ya a esa altura se imponían. El equipo había perdido totalmente el rumbo en la mitad de la cancha, no podía capitalizar el contragolpe y Atlético lo empujaba contra Burián
Y a loa 37 del segundo llegó el gol de Atlético. Córner desde la izquierda y otra vez de cabeza le convierten a Colón. Lo hizo Menéndez ganando casi sin obstáculos en el área y colocando la pelota de pique al suelo contra el palo derecho de Burián. La demora en revertir un cuadro de situación que se complicaba, por parte de Falcioni, precipitó el empate de un Atlético que con empuje lo estaba empezando a justificar. Recién allí, Falcioni movió el banco poniendo a Wanchope Abila para jugar unos pocos minutos. Era tarde.