Aquellas declaraciones que Alex Vigo hizo a El Litoral cuando contó todo lo que vivió en su infancia, tuvieron amplia repercusión a nivel nacional cuando se consumó el pase a River. La varita mágica que Alex Gómez (el apellido que le dio la madre antes que tenga el del padre) no tuvo cuando nació, apareció hace un tiempo cuando Marcelo Gallardo, el entrenador que "hace y deshace" en River y que debe ser, hoy por hoy, el entrenador más capacitado y con poder que tiene el fútbol argentino, empezó a fijarse en ese marcador de punta que apareció en la primera de Colón en una Copa Santa Fe con Domínguez y luego debutó con Comesaña hace dos años.
"Me crié en un rancho, porque mi viejo nos abandonó ahí y nos llevó todo. No tengo vergüenza en decirlo y lo voy a decir a todo el mundo....¡A la gente que me quiera escuchar se lo voy a decir...! Mi vieja empezó a hacerle juicio porque nos quedamos sin nada y no teníamos nada de nada...Era para que por lo menos nos pase la cuota alimentaria", fue el desgarrador testimonio a El Litoral en aquél tiempo.
A su historia la contamos. Jugaba en UNL y fue visto por Gustavo Marín y Federico Della Crocce. Tenía edad de infantiles. "Este chico tiene futuro, vamos a llevarlo a Colón", dijeron entre ellos. Aún era Alex Gómez y el propio Gustavo Marín firmaba como tutor. "Rubén, tenemos un chico que es de Colastiné, pero tendríamos que llevarlo a la pensión para ayudarlo y para que esté mejor", le pidió Marín a Rubén Rossi, por aquél entonces director del fútbol amateur de Colón e inflexible conque a la pensión solamente iban los chicos que llegaban desde el interior. La madre lo llevaba y lo esperaba en cada entrenamiento. La situación no era la mejor y había que generar un ambiente más cómodo para ese chico al que lo hicieron jugar de "5", de "6" y al final terminó de "4". Dicen que de "5" era el típico "guerrero", "rascador". De "6" hacía casi lo mismo y estaba al borde de cometer penales casi siempre. Y que por eso lo acomodaron de "4" y le encontraron un lugar propicio para su desarrollo.
El proyecto de Gallardo quedó en evidencia. Se "bancó" un largo tiempo sin llevar a nadie a River, mientras tanto fue "ojeando" a algunos jugadores que veía como potenciales proyectos para River. Y así como habrá visto, en Paradela, cosas de Nacho Fernández; también en Vigo habrá visto un estilo de juego muy similar al de Montiel. Su insistencia fue determinante. Los más de 25 millones de pesos que ingresan a las arcas de River por las últimas ventas, permitieron que D'Onofrio sea consecuente con los pedidos de su entrenador "insignia". Y le cayó justo a Colón para concretar una transferencia que, por tratarse de un marcador de punta y por tener la propiedad del 50 por ciento del pase, cierra económicamente.
Una historia de vida dura, de muchas privaciones, tristezas y postergaciones. Esa sensación de abandono podrá persistir, quizás, en el recuerdo y en algún lugar de su corazón, pero hoy se fortalece con esta oportunidad que le da el fútbol de trascender, de ser valorado, de llegar a uno de los grandes de Sudamérica y a ser elegido y dirigido por el mejor técnico argentino.
En una linda charla con el colega y amigo Emiliano Nunia, de radio Villa Trinidad, la mamá de Alex Vigo contó algunas perlitas que también se agregan a esta historia:
* "A los 6 años sorprendió a los profes de una colonia de vacaciones porque jugaba al fútbol en alpargatas. Ahí lo llevaron a la UNL y después a Colón".
* "Yo no lo dejaba jugar al fútbol porque era muy 'flaquito' y tenía miedo que me lo quiebren. Yo fui mamá y papá. Lo crié a la antigua. Siempre me decía que no tenía infancia por el fútbol y yo le decía: ¡Quédate tranquilo, que vas a llegar lejos!".
* "Lo último que me dijo antes de irse fue: ¡Mamá, me voy, es un sueño cumplido. Lo mismo me había dicho cuando debutó en Colón de Santa Fe (Se abre un silencio.... y se larga a llorar....)".
* "Cuando Alex cobró el primer sueldo, vino y me lo contó y yo le dije ¡Cómprate lo que quieras! y el me dijo: ¡No, vamos al supermercado, quiero que mi hermanos tengan la heladera llena de comida"-
* "El siempre miró a Dani Alves. Siempre fue su espejo".
Quizás le cueste al principio y es lógico que así sea. Peleará el puesto con Gonzalo Montiel, que tiene 120 partidos en River y es jugador de selección. Vigo llega a River con menos de 50 partidos en Colón. Primero deberá acostumbrarse a una camiseta muy pesada. Tiene algo muy valioso a su favor: el técnico lo eligió. Gallardo no se equivocó. Es un jugador "hecho y derecho" para el juego de River, con mucho parecido a lo que hace Montiel y que con sus juveniles 21 años todavía tiene el tiempo suficiente para crecer. Mientras le dure el proceso de adaptación y la pelea por tener su lugar, Gallardo lo irá amoldando a lo que pretende. Aprenderá enseguida y seguramente encontrará en aquella infancia de privaciones e incomodidades, el mejor impulso para llegar bien alto y transformar aquéllos recuerdos de negaciones y tristeza, en un futuro de prosperidad y alegrías.