Viernes 8.11.2019
/Última actualización 12:55
Cada hincha tiene su historia, sus partidos, anécdotas de alegría y de tristeza. El hincha de Colón está acostumbrado a sufrir, a que no le regalen nada. A un par de días del momento más importante en los 114 años de la institución, nadie quiere quedarse afuera.
Abel Hereñú tiene 80 años y el sábado cumple su natalicio n° 81, como no podía ser de otra manera su fiesta será en Asunción de Paraguay y tendrá miles y miles de invitados. Abel recibió de su hija la entrada y el pasaje en colectivo para viajar a la final, allí estará junto a su mujer, uno de sus nietos, su hija y el yerno.
“Fui a todos lados y tuve recuerdos buenos y malos”, reconoció Abel, quien alentó a Colón en la tribuna en el ascenso de 1965, en 1995 y el último en 2014. Estuvo en las recordadas caravanas sabaleras a Córdoba, Tucumán, Chaco y Rosario. También estuvo en las malas cuando el equipo de su vida descendió.
“Al ascenso del 65 lo miré desde una torre de iluminación de la tribuna oeste, estuve desde las 12 del mediodía hasta las 8 de la noche arriba de la columna”, rememoró Hereñú y sostuvo que el momento que más lo emocionó fue el partido frente a Boca Unidos de Corrientes, aquella tarde de diluvio en el Centenario que disfrutó junto a sus nietos.
Serán, por lo menos 32 mil en las tribunas del estadio “La Nueva Olla”, algunos estiman que a Paraguay llegarán más de 35 mil almas sabaleras. Pero esto a Abel no lo sorprende porque conoce de periplos épicos por todo el país, dejando trabajo, familia, sin importar estado de salud ni mucho menos económicos.
“Esa historia la conozco porque en años anteriores hubo gente que vendía el colchón, la garrafa o se empeñaban, hasta créditos sacaban”, señaló y contó una anécdota: “Cuando viajamos a Tucumán —final por el ascenso frente a San Martín en 1995— salimos el sábado a la mañana y llegamos el domingo a las 9 de la noche porque se nos rompió el colectivo”.