Como Delfino ante Brown de Adrogué, Osella entrenó achicando la cancha
La primera victoria de Colón en el barrio Alberdi de Rafaela fue en 1991. Ese día lo echaron al Bicho Godano, Lechuga Alfaro jugó de marcador central en Atlético y al gol lo hizo un poco recordado Marcelo González.
Ante una cancha de dimensiones reducidas como la de Atlético de Rafaela, el cuerpo técnico del sabalero realizó una preparación especial. Foto: Fernando Nicola.
Para algunos será importante, para otros será relativo y para otros no tendrá trascendencia. Los campos de juego se han convertido en un tema recurrente en esta incursión de Colón por la Primera Nacional. Le ha tocado de todo y con resultados para todos los gustos. Uno de los partidos que resolvió con facilidad, lo jugó en una cancha corta en lo largo, angosto en lo ancho y con un piso que dejaba muchísimo que desear: la de Brown de Adrogué. Goleó gustó. Después, “sufrió” la cancha de San Telmo y amagó con tener una buena tarde pero no la supo concretar en la de Nueva Chicago (una de las mejores de la divisional). En el medio pasaron canchas secas y duras (la de Chaco For Ever), con inclemencias climáticas importantes (la de Deportivo Madryn) y desparejas e imposibles de poner la pelota contra el piso (la de Almagro). Ahora, le ha tocado una cancha de dimensiones reducidas como la de Atlético de Rafaela y así como pasó en la previa del partido en Adrogué, hubo en este caso una preparación especial.
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Colón achicó las dimensiones de la cancha en la que se entrenó para que esté a la altura de lo que se iba a encontrar en Rafaela. ¿Por qué?, porque el juego es distinto. Ni mejor ni peor, diferente. A saber: 1) de un saque del arquero se puede generar una jugada de gol porque la pelota puede llegar sin demasiadas exigencias al área rival; 2) desde cualquier lugar de la cancha, en una pelota quieta, se puede poner el balón en área de enfrente; 3) se juega mucho a la segunda pelota; 4) la pelota puede estar más en el aire que en el piso; 5) los espacios escasean por razones lógicas y naturales; 6) una “pifia” puede terminar en gol; 7) la atención de los defensores debe ser extrema y permanente.
El estadio Nuevo Monumental de Atlético de Rafaela presenta un campo de juego distinto al de muchas otras canchas del país.
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Fue rotunda la advertencia de parte del operativo policial y de la Seguridad provincial en espectáculos deportivos, bajo la conducción de Fernando Peverengo, para prevenir la llegada de hinchas de Colón al estadio de Atlético de Rafaela. En ningún momento se barajó la posibilidad de que haya hinchas visitantes en el Monumental del barrio Alberdi. En concreto, durante toda esta etapa clasificatoria, Colón sólo pudo tener acceso a los estadios de Deportivo Madryn y de Chaco For Ever, dos partidos que terminaron igualados y sin goles.
Entre las victorias de Colón en la cancha de Atlético de Rafaela, quizás no se recuerde tanto aquella primera de principios de 1991, aunque esa noche se produjo una situación curiosa que involucra al actual presidente de Colón, Víctor Francisco Godano, porque fue expulsado sobre el final del partido y luego de un forcejeo con otro ex Colón: el Pichi Bernasconi. Colón ganó ese partido que se jugó el 29 de enero de 1991 por 1 a 0 con gol de Marcelo González. Ese equipo sabalero era dirigido por Reynaldo Volken e integrado por varios jugadores que habían surgido de las canteras rojinegras. Esa noche, Colón formó con Perassi; Tabisi, Torletti, Siviero y Pedernera; Capocetti, Godano y Moralejo; Bastía, Marcelo González y Mozas. Luego entraron Caballero y Zacharsky. A ese plantel lo había armado Ramón Cabrero y hubo varios jugadores que se fueron antes de tiempo. Volken no sólo hizo la limpieza sino que subió a varios juveniles del club. El presidente del club era Osvaldo Busaniche.
“Veníamos forcejeando con Bernasconi y me tiró un codazo. Yo no le pegué, sino que lo tomé del brazo. Olivetto me echó porque me dijo que le tiré un puñete y una patada y no fue así. Me parece que lo hizo para compensar, pero si informa eso que me dijo, seguro que me van a suspender”, señaló en ese momento el hoy presidente de Colón, Víctor Godano. Efectivamente, fue suspendido ya que en el partido siguiente entró Juan José Ferrer en su reemplazo. Fue el partido con Atlético Tucumán en Santa Fe, que terminó empatado sin goles.
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En ese partido, uno de los marcadores centrales de Atlético de Rafaela fue “Lechuga” Alfaro. Ya había dejado la posición de volante central y Horacio Bongiovanni, entrenador de la Crema, lo había puesto en la “cueva”. Alfaro había sido uno de los grandes protagonistas de aquel ascenso de Rafaela a la Primera Nacional, antecedente de lo que luego fue su incursión en la máxima categoría a la que llegó, en una de las oportunidades, de la mano de Carlos Alberto Trullet.
Otro de los problemas que aqueja a Colón es el de los lesionados. El club emitió hace unos días un nuevo parte médico para actualizar la situación de los jugadores:
* José Neris: pubalgia crónica que lo aleja del entrenamiento por recidiva.
* Nicolás Fernández: desgarro del biceps crural con compromiso proximal del tendón conjunto. Continúa rehabilitación con buena evolución.
* Facundo Castet: lesión del ligamento deltoideo de tobillo derecho. Buena evolución. Comienza con trabajos de propiocepción y fortalecimiento.
* Andrew Teuten: volvió de su lesión, y se reincorporó a entrenar con el grupo el día miércoles.
* Lautaro Laborié: Lesión de LCA. Buena evolución. Continúa con rehabilitación.
* Lucas Cuffia: fractura de escafoides. Se encuentra realizando FKT.
* Brian Farioli: lesión miotendinosa del tendón de Aquiles.
Tanto en el caso de Ignacio Lago como así también en el de Brian Farioli está claro que no van a poder jugar por lo que resta del año.
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En su primer diagnóstico realizado hace unos días por Iván Moreno y Fabianesi, hay una frase que llamó la atención, no tanto por lo que en sí se expresó con relación a la utilización de los recursos económicos, sino porque es algo que expresó el director deportivo del club y no algún dirigente. La frase es: “El 40 por ciento de lo que entra al club es destinado a pagar los juicios y deudas de la anterior comisión directiva”, señaló Moreno y Fabianesi. Quizás sea una frase más para la dirigencia que para un director deportivo, aunque no se desconoce que en su función de reacomodamiento de todo el fútbol de la institución (no sólo el profesional), debe ser una de las restricciones con las que se debe encontrar al momento de necesitar de recursos económicos.
Andrew Teuten, como lo expresó el parte médico, comenzó esta semana a moverse normalmente con sus compañeros, razón por la cual Osella decidió no traerlo a Rafaela. Volvió a integrar el uruguayo Greising el plantel (jugó muy poco en esta temporada), en tanto que también apareció Antonini dentro de los convocados. Sin dudas que la gran preocupación del entrenador pasó por el sector izquierdo de la defensa por las lesiones consecutivas de Castet y Nicolás Fernández, lo cual obligó a que Henríquez pase a ocupar el costado y vuelva Lopes al equipo titular.
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En unos días, el 30 de octubre, se cumplirán ocho años de la última vez que Colón y Atlético se enfrentaron en la Perla del Oeste. Fue en 2016 y la victoria fue sabalera por 2 a 0. Al equipo lo dirigía Paolo Montero (en Rafaela estaba el Chocho Llop) y los goles de Colón fueron marcados por Conti y Sandoval, dos jugadores surgidos de las inferiores rojinegras.
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