Fue insólito. Para estos tiempos y para aquellos también. Ocurrió el 25 de mayo de 1983. Colón militaba en el torneo de la B, con serios problemas económicos. El profesor Carlos Hurtado era el técnico de un equipo que se había armado con muchos inconvenientes. La figura de Carlos Adolfo “Batman” Buttice era la que se destacaba en plenitud.
Por nombre, por historia pero no por presente. Había sido el arquero de Los Matadores de 1968. En ese entonces tenía 41 años cuando llegó a custodiar el arco de Colón. Y después, poco y nada. Un volante central de apellido Cassinerio que había jugado en Central Córdoba de Rosario con el Trinche Carlovich y también ya estaba en el final de su carrera y el Negro Benítez, un delantero habilidoso que le hizo un gol extraordinario a Tigre en el arco de la Jota Jota Paso que muchos recordarán.
Dos fechas antes, Colón empataba con Armenio 2 a 2 en el Brigadier López, pero estaba en una posición expectante en la zona A del torneo. A la fecha siguiente, Sarmiento le metió 4 en Junín y llegó el partido con Almirante Brown en Santa Fe. Fecha patria. Mucho público (como siempre, porque Colón llevaba multitudes) y un 2-6 que dolió muchísimo.
Buttice; Juncos, Wermer, Godano y Schneider; Andrada, Cassinerio y Balbuena; Pesoa, Chena y Mir fueron los 11 titulares. Luego entraron Inderkumer y Lheritier. El primer tiempo terminó 2 a 1 con goles de Márquez y Crespo para Almirante y Cototo Balbuena para Colón. En el segundo se vino el apocalipsis: Márquez, Rojas, Del Bono y Crespo pusieron el 6 a 1 que fue modificado en el final por Pesoa. Antes, Balbuena erró un penal y el árbitro, Carlos González, echó a Mir y a Godano.
El hecho curioso, particular, insólito, se dio al final del partido. Un grupo de hinchas de Colón, muy disgustados con el rendimiento del equipo y, en particular, con la actuación de “Batman” Buttice, se acercó casi hasta la puerta del vestuario, ubicado por entonces debajo de la tribuna oeste.
Que los hinchas manifiesten su descontento luego del partido no es lo insólito. Lo particular se dio con la decisión que tomaron Hurtado y algunos jugadores. El técnico salió a dar la cara y le pidió a los hinchas que se sentaran en el piso, en forma de abanico. El fue uno de los que habló y también lo hicieron Micheli (arquero suplente, convertido en titular a partir del encuentro siguiente) y el Bicho Godano, quien comentó, entre otras cosas, que todavía no había cobrado ningún sueldo (ya era el mes de mayo y se había jugado la fecha 14) y sólo había percibido los premios.
El diálogo fue corto, teniendo en cuenta que el descontento se fue haciendo manifiesto y ya no se pudo sostener un diálogo que sirviera. El nerviosismo creciente hizo que tanto el técnico como los jugadores retornasen al vestuario, ante lo cuál los hinchas se fueron del estadio cuando ya estaba anocheciendo.
Ese partido marcó también la salida de Carlos Adolfo Buttice, el legendario arquero de Los Mataderos, el hombre que casi 20 años antes había debutado en la primera de Los Andes y que le ponía, en Colón, el punto final a su carrera profesional después de haber defendido el arco de Huracán, de tres equipos brasileños (entre ellos Corinthians), Atlanta, Gimnasia y Banfield. En San Lorenzo alcanzó su máximo esplendor con ese título invicto de 1968 y un pico de rendimiento: apenas 10 goles le marcaron en 22 partidos. En Colón, le habían convertido esa misma cantidad (10) en sólo dos partidos. Y fue el cierre de la carrera profesional de este gran arquero —fallecido en 2018— que tuvo su tarde negra en Colón, hace 37 años.