Ferraro, el presidente bueno al que las presiones lo enfermaron
Llegó al gobierno al frente de una comisión directiva heterogénea, en 2015. Hace poco, admitió que arribó al poder bajo la aureola de Vignatti, “porque él pensó que, si se presentaba, perdía”. Esa comisión directiva estuvo sólo medio año en el poder y llamó nuevamente a elecciones, que ganó Vignatti.
Ferraro, el presidente bueno al que las presiones lo enfermaron
La noticia causa conmoción en el mundo sabalero. Marcelo Ferraro fue presidente de Colón por un breve período y tuvo que renunciar al cargo por algunos problemas de salud pero también por diferencias internas en una comisión directiva heterogénea, con gente “nueva” y otros que habían llegado a integrarla de la mano de Vignatti para que finalmente lograse vencer en aquellos comicios de fines de 2015.
Ferraro había sido síndico del club en la época de la presidencia de Marcolín, pero sus funciones como juez lo obligaron a abandonar la ciudad. Se radicó en Venado Tuerto y desde allí viajaba ineludiblemente cada vez que jugaba Colón, no sólo en el Brigadier López sino también en los partidos de visitante o en el exterior.
Ferraro al momento de asumir en 2015. Crédito: Guillermo Di Salvatore
Marcelo Ferraro no soportó presiones externas que recibía. Hace poco tiempo, casi a manera de “despedida” porque fue la última nota pública que dio, confesó a este periodista que “Vignatti es una persona muy testaruda. A mí me puso de presidente porque pensó que él perdía si se presentaba”, mencionando aquél comicio de 2015. La realidad es que se convirtió en un “secreto a voces” que Vignatti “gobernaba el club desde afuera”. Y tuvo choques con Ferraro, quien sufrió dos descomposturas en ese período que fue presidente y tuvo que abandonar el cargo, asumiendo Enrique Ariotti (uno de los vice), quien de inmediato convocó a elecciones para mediados de 2016 donde Vignatti se presentó y fue electo presidente. También Quique Ariotti en su momento se refirió a aquella situación, cuando dijo: “Participé en su momento para acompañar un proyecto que terminó siendo una alianza que se deformó y la experiencia no fue buena. En aquel momento se hizo todo muy difícil, había dirigentes que querían que Colón pierda con el objetivo de que le vaya mal al presidente que habían puesto ellos”.
Ferraro fue una de esas personas totalmente ajena a lo que el fútbol muchas veces generó en la clase dirigente. Nadie podrá decir absolutamente una palabra que vaya en contra de su honestidad y hombría de bien. Marcelo Ferraro era un buen tipo, respetable y capaz, no contaminado por ese ambiente tan difícil más allá de que conocía muchísima gente del fútbol, sobre todo por sus largas incursiones a través del tiempo por el balneario 12 de Mar del Plata, donde era un habitué muy conocido y en el que siempre frecuentan dirigentes, ex dirigentes, ex árbitros y ex jugadores.
Se fue un tipo que gobernó muy poco en Colón, pero que cosechó afectos, respeto y valoración. Cualidades que a veces cuesta encontrar en este mundillo.