El director técnico de Colón, Eduardo Domínguez, consideró respecto de la pandemia de coronavirus que hay que aprender "sobre todo a aceptar que el mundo ha cambiado" y opinó que "la parte más difícil" es saber diferenciar "si está bien, si está mal" cada hecho de la vida cotidiana.
En una extensa entrevista mantenida con Radio Sol de Santa Fe (FM 91.5), Domínguez habló por primera vez desde la consagración del club "sabalero" ante Racing Club por la Copa de la Liga Profesional de Primera División y dijo que durante la pandemia puso "mucho énfasis en el crecimiento personal" de sus jugadores, "sobre todo de los chicos".
"Lo que buscamos en principio fue aceptar la situación", dijo sobre la cuestión sanitaria, y contó que uno de los objetivos en ese momento de lejanía y trabajo con burbujas fue hacer que "ellos puedan sentirse nuevamente jugadores".
Sobre la campaña de Colón, dijo que disfrutó mucho el arranque porque "veía la evolución" del equipo y que "después hubo un momento dificultoso, que nos exigía ser mejores, y los jugadores lo han interpretado de gran manera, con un gran final".
Luego, consideró que en el club santafesino "ahora la vara está más alta, los jugadores han puesto un piso más elevado" y sostuvo que esa situación, en lo personal, le "va a exigir que esté a la altura de dirigir a los campeones".
"La dirigencia tiene que estar a la altura de tener un equipo campeón, el hincha tiene que exigir esa competitividad, siento que los jugadores están para más. Después no sé qué pasará, pero siento que es momento de tener el puño apretado y seguir apretando y desafiarnos hasta que nos dé", añadió.
En ese sentido, dijo que la idea es "seguir competitivos, seguir sumando puntos, y si queremos jugar la Copa Libertadores como hay que jugarla, tenemos que hacer un gran campeonato en el próximo certamen".
Domínguez, una personalidad poco común en el mundo del fútbol, dijo que está leyendo Los Tres Mosqueteros, de Alejandro Dumas, en francés, pero al mismo tiempo reconoció que se sintió "atrapado por la cumbia santafesina".
Además, admitió que su objetivo es dirigir en un futuro el París Saint Germain, lo que priorizó incluso por encima de llegar al seleccionado nacional, y contó que durante la pandemia les escribía a algunos de sus dirigidos para instarlos a resolver problemas de los libros de matemáticas de Adrián Paenza.
Luego, elogió a los simpatizantes de Colón, de quienes dijo que "están locos, son muy lindos, son hermosos, son muchos". "No dejan de sorprenderme en el día a día, y el respeto que siento que me tienen es impagable", agregó.
Al ser consultado sobre si se había apoyado en los jugadores de experiencia en este segundo ciclo en Colón, Domínguez dio su visión de cómo debe manejarse un plantel:
"Te tenés que apoyar en los más grandes, son los que manejan el vestuario y son los que guían al equipo. No los que empujan, los que empujan son los chicos, estoy convencido de eso. Si los chicos no empujan, el grande está cómodo porque sabe que va a jugar, por experiencia. Necesitamos que la locomotora sean los chicos y que los guías sean los grandes", razonó.
Sobre su decisión de volver a Colón a inicios del año pasado, dijo que fue porque en su anterior ciclo lo hicieron sentir bien y porque percibió el respeto de los hinchas, incluso de los del clásico rival.
"Siento el respeto del hincha, de la ciudad, de los hinchas de Unión. Varios me han felicitado por lo que obtuvo la ciudad, porque lo que obtuvo Colón es para que la ciudad crezca, para que el rival crezca y sea más competitivo y que nos exija mucho más", completó.
Luego, contó que "tenía decidido hacía rato" que, cualquiera fuese el resultado de la final ante Racing, "iba a seguir" en el club campeón.
"Porque creo en la continuidad y en que mi crecimiento todavía está acá, y se lo manifesté al presidente José Vignatti: va a haber un momento en que nos vamos a tener que soltar la mano, pero mientras tanto, sigámonos exigiendo", concluyó.