Eduardo I le llevó la corona de campeón al Virrey de Liniers
El "Barba" festejó de la mejor manera su partido 100 en el banco sabalero como entrenador. Le ganó a Vélez 1 a 0 con una genialidad que armó Facundo Farías (construyó el penal y lo cambió por gol) y otra vez el "Negro" de Santa Fe está arriba en el fútbol argentino.
Eduardo I le llevó la corona de campeón al Virrey de Liniers
Para Eduardo Domínguez, que debutó en ese club como futbolista profesional (jugó 111 partidos), era especial enfrentar a Vélez porque justo este domingo cumplía los 100 juegos en el banco sabalero como entrenador, sumando sus dos ciclos y todas las competencias. Pero, además, era especial porque Eduardo I llevaba su corona de campeón con Colón al lugar donde el Virrey de Liniers, un tal Carlos Bianchi, hizo grande en serio a Vélez. El yerno en la casa del suegro.
Es que Carlos Bianchi dirigió a la "V" azulada (es el máximo goleador de la historia de Vélez con 206 goles)entre 1993 y 1996. Luego de dejar los cortos, lo condujo a Vélez un total de 322 partidos, con un 58% de efectividad. Perdió apenas 38 encuentros. El hombre del famoso "celular de Dios" coleccionó en Liniers tres títulos nacionales: Clausura 1993, Clausura 1995 y Apertura 2006.
El Fortín, hasta ese momento, sólo había conquistado el Torneo Nacional 1968, y el mismo Bianchi había formado parte de aquel título como jugador de la institución. Como si lo criollo fuera poco, Bianchi le dio además tres títulos internacionales: Copa Libertadores 1994, Copa Intercontinental 1994 y Copa Interamericana 1996.
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Por todo ello (el club donde debutó como jugador, los 100 como DT de Colón y la tremenda historia que allí construyó Carlos Bianchi, su suegro), era especial para Eduardo Domínguez este partido con Vélez en el José Amalfitani de Liniers. Sin embargo, corriendo, metiendo y jugando bajo la lluvia, Eduardo I de Santa Fe llevó la corona del Colón campeón al corazón del Virreinato de Liniers, ése que supo construir su propio suegro (un tal Carlos Bianchi) con un montón de estrellas, no sólo en el fútbol argentino sino en el plano internacional.
La sensación del arranque en Liniers era que el fuerte viento, ése que parecía anticipar el tremendo cambio de temperatura y las anunciadas sudestadas en el Río de La Plata, los inmovilizaba a los dos. Al dueño de casa, hasta esta fecha único sin gol en el fútbol argentino; y al campeón vigente, el Colón de Eduardo Domínguez. Primeros 25 minutos de aburrimiento total: cualquiera podía ir al baño, calentar al agua del mate o batirse el cafecito que no se iba a perder nada de nada en el lógicamente vacío José Amalfitani, donde ni siquiera se escuchaban los gritos de locales o neutrales.
Al despertador de la siesta dominguera lo activó Colón. A los 27, una linda escapada de Mura por derecha (el equipo salió más por ese lado que por izquierda), un mal despejo hacia adentro y doble tapada de los defensores velezanos para taparle todo el ángulo de disparo a Facundo Farías. En la respuesta de Vélez, Janson con libertades la tiró arriba. Hasta que lo más claro de esos primeros 45 minutos llegó desde la zurda de un Rafael Delgado que escaló por adentro, le dieron tiro y le pegó firme con potencia, pasando muy cerquita del caño izquierdo de Lucas Hoyos.
El partido, en esa etapa inicial, tuvo mucho de "bodrio". Es que no podían imponer condiciones los todo-campistas del campeón argentino: desaparecido por completo Alexis Castro, muy poquito de Bernardi y algún que otro firulete de Ferreira, el chico de River. Sin Morelo como socio, lo de Facundo Farías fue la reversión de "El Llanero Solitario".
Las alarmas se encendieron para el equipo del "Barba" en dos aspectos: se fue al descanso con los dos zagueros amonestados jugando al límite: primero lo amonestaron al "Facu" Garcés y luego al "Chelo" Rafael Delgado. El otro dato que encendió el semáforo en amarillo fue lo mal escalonado que quedó el equipo del "Barba", en un par de contras donde Vélez dejó en claro porque le cuesta tanto hacer goles en este fútbol argento post Copa América. Este aspecto, el de esas corridas 2-1 ó 3-1 de contra para el dueño de casa, fue algo llamativo para los siempre sólidos esquemas defensivos que propone Eduardo Domínguez.
Así como el fuerte viento fue el actor principal en los primeros 45 minutos, la lluvia se presentó en el complemento de manera intermitente en "El Fortín". Pero no sólo cambió el clima, sino que cambió la actitud del campeón. Buscó más la pelota, se adelantó unos metros y empezó a llegar. Es real que con más ganas que claridad, pero ya no era esa levedad de los primeros 45 minutos.
A los 6 minutos, la armaron bien por derecha Ferreira-Mura (con lujo incluido), centro pasado y Alexis Castro libre por el segundo palo le pegó mordida. Enseguida, le pegó bien Ferreira y se fue al tiro de esquina. Se jugaba todo cerca de Hoyos: era tenencia de Colón, control y aproximación a la zona de gol de parte del campeón.
Sin embargo, a pesar que de a poco el campeón crecía, el "Barba" sacudió bien temprano con los cambios: a la cancha un delantero (Lucas Beltrán, otro chico de River) y un volante ofensivo tradicional (el "Gato" Mauro Formica), en reemplazo de Ferreira y Castro. A pesar de la lluvia, del terreno y de viento, el DT lo dejó en campo a un Bernardi que con su tobillo había llegado muy con lo justo al partido de este domingo.
El primer encuentro de Beltrán-Bernardi, a los 20 minutos, casi termina en penal. Hoyos se lo sacó a Lértora a la salida de un córner. Farías amontonó defensores y le pegó cruzado, generando otro tiro de esquina más a favor de Colón. Así, de a poco, Colón empezaba a ganar el partido en las tarjetas de los jurados, inclinando la balanza lentamente para el lado de la justicia.
Hasta que a los 35 minutos, bajo una lluvia torrencial en Liniers, Facundo Farías armó una genialidad a pura velocidad. La tiró por un lado y la buscó por el otro para dejarlo colorado de vergüenza a su marca (Martínez), siempre con tenencia de pelota. Adentro de un área, mojada y rápida, enganchó con todo el potrero encima: se tiró con los dos pies para adelante el zaguero que cruzaba (Santiago Cáseres), llegó la barrida con una de las manos y el pitazo marcó el punto del penal. El propio Farías, cambiando de palo respecto del penal anterior que había pateado contra Lanús, puso el 1 a 0 con un derechazo inapelable. Estaba bien, era justo. Lo ganaba el que buscaba, el que quería, el que se aproximaba ante un Vélez que nunca pateó al arco de Burián.
En la semana, el mismo presidente José Vignatti había reconocido por LT 9 (AM 1150) que "la oferta que nos llegó por Facundo Farías fue una de las mejores en la historia de Colón", en referencia al anticipo exclusivo de El Litoral: los casi seis millones de dólares de la franquicia americana del Orlando City desde la MLS de Estados Unidos. "Nos pidió el técnico que lo aguantemos, por lo tanto no vamos a vender ahora a Farías", agregó Vignatti. El pedido del "Barba" es algo lógico: quiere volver a pelear este torneo, se viene la Final de Campeones en Santiago del Estero y asoma la Copa Libertadores 2022.
Lo ganó Colón y lo ganó bien. Por una genialidad de Facundo Farías, que la misma "Joya" cambió por gol desde el punto penal. Sin el "Pulga", sin Morelo, sin grandes refuerzos. Manteniendo la base y "no vendiendo a Farías", Colón se reinventa desde los laureles del campeón de la mano de Eduardo Domínguez. Otra vez está en la parte alta de la tabla. Otra vez pelea. Otra vez arranca como protagonista.
El mejor regalo para el "Barba" en su partido 100 en el banco de Colón, durante dos ciclos, varias competencias y una inolvidable final ganada en San Juan. Así en la casa de su propio suegro Virrey de Liniers, Eduardo I de Santa Fe llevó la dorada corona del Colón campeón.