Cuando Colón se salvó del descenso en aquél agitado primer año en la A, allá por 1996, José Néstor Vignatti tomó un par de decisiones que fueron fundamentales aunque no dejaron de ser sorpresivas. En primera instancia, rescindió el vínculo con Ricardo Rezza, el hombre que había posibilitado aquélla salvación; en segundo lugar, modificó sustancialmente la integración del plantel con la llegada de jugadores jóvenes, varios de ellos suplentes o no tenidos muy en cuenta en sus equipos (Medero, Aquino y Castagno Suárez, entre otros). Apostó a un entrenador de “bajo perfil” por ese entonces, como Francisco Ferraro y a jugadores con “hambre de gloria”. Se acertó en todo. El técnico fue un gran triunfador; y en poco tiempo logró armar un equipo que hoy, pasados 22 o 23 años de ese momento, se recita de memoria. Muchos recordarán aquella formación con Leo Díaz; Ibarra, Medero, Rodríguez Peña y Unali; Aquino, Castagno Suárez, Uliambre y Saralegui; Castillo y Müller. Es el equipo que, por ejemplo, le hizo 5 a River en Santa Fe —a la postre campeón— en una verdadera e inolvidable exhibición futbolística. Era el River de los “fantásticos”, con Francescoli y Ortega a la cabeza. Ese equipo de Pancho fue notable, tuvo algunos tropiezos en el final y aquella victoria ante Huracán en Santa Fe le permitió, al final del torneo, la obtención del subcampeonato. Conclusión: clasificó para la Conmebol (primer torneo internacional) y dejó al equipo clasificado para dirimir con Independiente quién iba a ser el acompañante de River a la Libertadores. Eran otros tiempos del fútbol argentino y también del sudamericano, donde a la Copa iban los dos mejores. Y Colón fue uno de ellos. Luego, más adelante, Francisco Ferraro volvió a Colón pero no con el mismo éxito deportivo de aquella primera excursión. Dejó una imagen de técnico honesto, trabajador, buena gente, formando un cuerpo técnico con Eraldo Ainstein y el profesor Olivera que dejaron un aspecto inmejorable e imborrable en Santa Fe.
Pasó el tiempo, Pancho fue campeón del mundo con la sub 20, ya había dejado una huella también de por vida en Jujuy (el presidente de Gimnasia, Raúl Ulloa, una vez le ofreció un contrato por diez años y luego le pidió que se jubile en Jujuy) y las dos veces que estuvo en Colón, “me terminé yendo del club sin que me echaran. Puedo decir abiertamente que jamás perjudiqué a Colón, me terminé perjudicando yo”. Y ahora llegó el momento de su “tercera vez” en el club, como secretario deportivo.
—¿Lo sorprendió este ofrecimiento de Vignatti, Pancho?
—Hace años tomé la decisión de no dirigir más, pero siempre pensando en trabajar en este cargo o como coordinador en inferiores. En todo este tiempo, se dio en cuentagotas y por muy poco tiempo, hasta que llegó Vignatti. Lo escuché, no me sorprende el ofrecimiento en sí porque es lo que quería, pero estaba con algunas cosas en Buenos Aires y tenía que charlarlo y arreglar esas cosas. Por eso se demoró un poco.
—Vignatti lo dijo en un par de ocasiones, inclusive diciendo que sólo restaba eso y nos hacía dudar respecto de quién era...
—Sí, ya lo sé. Por allí leía o escuchaba que también se mencionaba, por ejemplo, el nombre de Marcelo Saralegui, a quien tuve como jugador y la verdad que su rendimiento conmigo fue casi inmejorable.
—¿Se ocupará de lo profesional pero también de lo amateur?
—Sí, voy a ir con Ariel, mi hijo, que se va a ocupar de la parte de divisiones inferiores y yo lo haré más cerca de lo profesional. Estaré más abocado a trabajar con Pablo Lavallén, pero dando una mirada hacia abajo. Ariel se sumará a la gente que está, para darles una mano y seguir mejorando en ese aspecto que, para mí, es fundamental.
—No personalmente, pero sí como jugador y técnico, por supuesto. El sábado estuve en Santa Fe y conversé con él y su cuerpo técnico. Fue una charla larga y agradable.
—Excelente, tiene muchas ganas, lo ayudaré a que vaya solucionando cosas que necesite el plantel y él. Charlé un rato largo con ellos y me dejaron buena impresión.
—¿Cuáles son los clubes que trabajan bien en el aspecto de secretaría deportiva, algo que rápidamente será obligatorio en el fútbol argentino?
—Hace un tiempo, cuando tomé la decisión de no dirigir más, me senté con Bassedas, que en ese momento estaba trabajando con Gareca en Vélez. Fue un éxito ese proceso. Por eso elegí ese club para ver cómo estaban trabajando y aprender. Después Gareca se fue, él se abrió y se puso a dirigir. Luego, en tren de hablar de clubes que desempeñan esas tareas, tenemos que mencionar a River, donde Enzo Francescoli está trabajando muy bien y tuvo un gran acierto con la elección de Gallardo. Y si seguimos, se fueron agregando grandes figuras como la de Milito en Racing o Alayes en Estudiantes. Después, hay que ver la idioscincracia de cada club, pero el tiempo pone las cosas en su lugar en cuanto a si se hicieron bien o mal las cosas. Para mí es un lindo trabajo.
—¿El sentido de pertenencia de gente como Francescoli, Bassedas o Milito lo acerca a su experiencia personal en Colón?
—Naturalmente, porque en Colón me trataron de maravillas y en todo este tiempo, cada sabalero que me crucé por cualquier parte de la Argentina o del mundo, me agradeció por lo que hice en el club. Y yo también tengo un sentimiento y una gratitud que es hermosa.
—¿Con qué Vignatti se encontró?
—Reflexivo, interesado, con una muy buena charla... Yo siempre me llevé bien con Vignatti. El sábado tuve varias horas de reunión, me recibió en su casa junto a su familia y a José Alonso. Y a lo último, me lo trajo al cuerpo técnico y la verdad que me hicieron sentir muy bien. Están esperando el partido del martes con muchos deseos, esperando que pasemos y sigamos adelante en la Sudamericana.
—¿Va a venir a ver el partido del martes?
—No, tengo cosas pendientes en Buenos Aires, estaré adelante del televisor como estuve el otro día con el partido en Montevideo. Desde que salí de Santa Fe que el teléfono no para de sonar y obviamente que ya estoy a disposición de la dirigencia. Si corto con vos ahora y me llama Vignatti, él sabe que ya estoy trabajando.
—¿Cuándo vendrá a Santa Fe?
—La idea es radicarme allí en la primera semana de junio. Voy a estar en las prácticas, en la concentración, en los partidos, en algún viaje, en una oficina o en algún café... Mi deseo es servirle a Colón y al cuerpo técnico, esa será mi función y creo que hay mucho para trabajar.
—¿Notó temores o preocupación por la situación del equipo?
—La preocupación es armar un buen plantel para el año que viene, más allá de que en lo inmediato, la prioridad es el partido con River del martes. Pero el “más adelante” es el objetivo, trataremos de darle al técnico lo que pida y necesite.
—Usted es técnico campeón del mundo en juveniles. ¿Cómo se está trabajando hoy en el fútbol argentino?
—Basta con mirar la Superliga y que en cada equipo aparece algún juvenil, para llegar a la conclusión que Argentina sigue siendo una gran cantera. Me gustó mucho el plantel que armó Batista para este sub 20 y eso es porque hay mucho material. Es necesario que se trabaje bien en inferiores, siempre lo fue, pero ahora resalta más por la cantidad de jóvenes que están jugando en Primera División.
—¿Será por un año el contrato?
—Con Vignatti nos reimos mucho cuando llega el momento de hablar de plazos de duración, ojalá pueda servirle al club por mucho tiempo, pero en principio el contrato será por un año.
Pancho Ferraro reconoció que “cuando se enteró de que había llegado a un acuerdo con Vignatti, me mandó un mensaje Ricardo Magdalena, que es un hombre que en su momento confió en mí y me tuvo en cuenta en uno de los procesos electorales. Eso me dio una gran alegría”.
Ferraro iba a ser el secretario deportivo, allá por fines de 2013 cuando se realizó el proceso eleccionario que desembocó en el triunfo de Lalo Vega, precisamente de la mano de Ricardo Magdalena.