Enrique Cruz (h)
Enrique Cruz (h)
Llegó a Colón en un momento difícil: fue luego de aquélla final perdida ante Unión en 1989. Venía con una experiencia empresarial importante en la ciudad, como la construcción del complejo Piedras Blancas y la aerosilla, entre otros emprendimientos. Inclusive, había incursionado en los medios: fue socio de Ondafe, la empresa que tuvo a su cargo durante mucho tiempo a LT 9.
Una de las frases de cabecera de Osvaldo Busaniche fue la siguiente: “Colón y Unión, por ingresos, deben estar entre las tres o cuatro grandes ‘empresas’ de Santa Fe”. Lo hizo en momentos en que hablar de fútbol-empresa parecía un tabú. Pero se mantenía en su opinión y sostenía que al club se lo debía manejar de esa manera.
Eran tiempos de pesares futbolísticos. Colón llevaba varios años en la “B” y los fracasos se repetían sistemáticamente. Ya se habían ido Joaquín Peirotén y César Ezcurra, sus antecesores. Los intentos se repetían en vano. Busaniche no era, precisamente, un gran conocedor del mundo del fútbol. Pero se rodeó de dirigentes que manejaron más que él la situación. Trajo a alguien de mucha experiencia en la categoría, como don Juan Manuel Guerra. Luego apostó a un técnico joven, que recién empezaba su carrera y que luego adquirió trascendencia: Osvaldo Piazza. Incluso, Piazza volvió muchos años después y produjo una de las mejores campañas en Primera, con aquél equipo de Enría-Fuertes que se armó para mantener la categoría y peleó el campeonato. Y fue el que eligió a Hugo García, otro gran conocedor de la categoría, para intentar lo que parecía casi imposible para Colón.
Sin recursos, buscó apoyo externo. En aquél entonces, le dio una mano Rubén Cardozo. Vinieron jugadores de Paraguay y se armó el equipo que luego perdió la final con Banfield. Jorge González, Fariña, Juárez, Vázquez, Lugo, Capocetti, Cañete, Echaniz, Cincunegui, fueron algunos de los que llegaron en aquél momento y se sumaron a los pibes del club que venían pidiendo pista, como Ferrer y Marini, entre otros.
Aquellas comisiones directivas, durante cuatro años, buscaron entrenadores con experiencia en el ascenso. A los casos de Hugo García y Juan Manuel Guerra, hay que sumar a Ramón Cabrero, otro de los nombres “ilustres” que no pudieron hacer historia en un momento signado por las frustraciones.
Sin respuesta económica en el final del mandato, en 1992, Busaniche decidió pedir ayuda. Acudió el Fondo Rojinegro, que tenía a José Vignatti como uno de sus integrantes. Y también Italo Giménez, que no dio vuelta la cara ante el nuevo pedido que le hacía el club, y juntó de dónde no tenía para ayudar a que se pueda terminar aquél mandato. Osvaldo Busaniche falleció esta mañana, a los 75 años. Su nombre no pasó desapercibido por la institución.