Colón tuvo orden defensivo y táctico, pero faltó contundencia...
Faltó meterla para que, el paso, sea un salto adelante
Defensa tuvo más la pelota y Osella lo sabía. Por eso, planificó un partido para neutralizarlo y sorprenderlo. Con menos posesión, Colón fue más peligroso que el rival, pero le faltó definición.
Faltó meterla para que, el paso, sea un salto adelante
Hay que entenderlo a Osella. Se paró arriba de un volcán cuando llegó a Santa Fe. Nadie lo obligó. Son las típicas propuestas y responsabilidades que pueden asumir los técnicos de su talla. Se los busca cuando “las papas queman”. Ellos lo saben y lo asumen. Pero siempre tienen que arrancar desde las cenizas; o caminando sobre un campo minado, sabiendo que el margen de error es muy chiquito. Luchan para ganar confianza y desafiar a una espalda que no es la de un entrenador consagrado y también para reducir al máximo el espacio para la equivocación. No es fácil.
En ese contexto, hay algo que Osella priorizó y casi le sale en el primer partido: lo defensivo. En el fondo, Vignatti lo fue a buscar sabiendo que si había un aspecto en el que iba a trabajar hasta con lujo de detalles, era en lo defensivo. Bastaba simplemente con mirar el “colador” que había sido la defensa de Colón en los últimos tiempos del año pasado, para entender que había que rearmar todo de atrás hacia adelante.
Colón es un equipo mejorado defensivamente con Osella. No caben dudas. Un penal lo privó, en el primer partido, de quedar con la valla en cero y un error puntual en una jugada en la que de 1-0 pasó a 0-1 (ante Banfield), también lo dejó con las manos vacías, injustamente desde mi punto de vista. Esta vez, el plan funcionó. Colón mantuvo el arco en cero jugando un buen partido en lo defensivo. Defensa prácticamente no tuvo chances, no entró con peligro adentro del área ni obligó a grandes esfuerzos de su arquero.
A partir de allí, la planificación fue muy táctica y sabiendo que había algo que iba a pasar: que Defensa manejase más la pelota. Este es un aspecto con el cuál Colón viene planteando una dura lucha desde hace mucho tiempo. El hecho de no entender a qué debe jugar y cómo se tiene que plantear y “plantar” el equipo, llevó a confusiones y a incertidumbres. ¿Colón es un equipo que juega a través de la posesión de la pelota?, no. ¿Es un equipo que juega de contragolpe?, no. Esto es algo muy “viejo”, un déficit que ningún entrenador pudo solucionar. Es la tan mentada identidad de juego, con la búsqueda de variantes, con movimientos aceitados y mecanizados. Eso que otros equipos muestran, a Colón le cuesta. Y yendo a este partido, estaba muy claro de antemano —y el técnico fue el primero en saberlo— que a la pelota la iba a tener el rival. Por eso, Osella relegó a un segundo plano la posibilidad de discutirle la posesión y puso otro volante de marca para que Lértora no esté solo. Y por los costados, soltó a Bernardi y a Estigarribia para que intenten no sólo tapar la subida de los marcadores de punta (Tripichio y Piovi se cansaron de pasar al ataque), sino también para que intenten aprovechar sus espaldas o metan diagonales a los espacios que dejaba libre Viatri, el jugador más inteligente que tuvo Colón durante los 90 minutos.
La prueba clara de que el plan funcionaba, fue el primer tiempo; pero con un “grave” error: la falta de contundencia. Colón recuperaba la pelota y enseguida usaba a Viatri de pivote para que la aguante y espere el acompañamiento del Pulga o de los volantes laterales. El campo que le quedaba para atacar era grande, es cierto, pero lo sabían e intentaban capitalizarlo. De hecho que hubo dos contragolpes que en otros tiempos o a otros equipos les podía resultar suficiente para conseguir un gol. Y a partir de allí —siempre con la estimable colaboración de lo defensivo—, jugar decididamente de contragolpe. El Pulga Rodríguez no definió bien ante Unsain en uno de esos mano a mano y Bernardi definió peor. Sólo por ese motivo —a lo que hay que sumar una pelota que le quedó boyando en la puerta del área al Pulga y remató “de puntín” por arriba del travesaño—, Colón no pudo llevarse un premio mayor, por el que a esta hora quizás podríamos estar discutiendo merecimientos o formas, pero para lo que trabajó y tuvo las chances para conseguirlo.
En el único momento que Defensa dominó, Burián no sufrió. Este buen equipo de Crespo hizo correr mucho y bien la pelota, pero se obnubiló a la hora de entrar al área. Ni los enganches hacia adentro del zurdo Botta, que jugó por derecha, ni los desbordes de Tripichio, ni los aportes de Neri Cardozo, ni la presencia insinuante de Lucero adentro del área le alcanzaron. Confluyeron dos cuestiones: 1) la falta de ideas para determinar el mejor final para la jugada; 2) el buen agrupamiento defensivo de Colón en la puerta del área. Todo esto llevó a que la pelota sea de Defensa, que el campo se incline hacia el arco de Burián pero que el arquero de Colón no sufriera ningún contratiempo.
Osella sabe que ahora tiene que lograr que el equipo gane. Necesita encontrar variantes de juego sin descuidar el avance defensivo que ha logrado y, por otro lado, que lo ayuden algunos jugadores que están en bajo nivel (como el Pulga Rodríguez, por ejemplo). Con la actitud de los primeros 15 minutos ante Banfield, más la contundencia que no tuvo para capitalizar las jugadas de gol que creó ante Defensa, se puede conseguir otro paso adelante. Ayer se dio. No fue un salto, fue un paso, pero se dio.