Una de las dos señales de la tele estaba hablando en el excelente césped del Bicentenario de San Juan con Eduardo Domínguez, que emocionado fue a abrazar a Falcioni: "Lo quiero mucho a Julio, es un honor enfrentarlo", dijo el "Barba" de quien fue su DT en tres equipos distintos. La otra señal, compromiso comercial mediante, lo elegía (para variar) a un tal Luis Miguel Rodríguez como la figura de la semifinal contra Independiente.
Al mismo tiempo, varios de los jugadores comenzaban a llegar al vestuario del hermoso estadio sanjuanino. Y, de golpe, se armó el agite y el "cachengue" como si fueran hinchas. Entonces, en medio del silencio de un estadio pandémicamente vacío, el cantito de guerra del plantel sonó clarito: "¡Señores ya pasó Colón...señores ya pasó Colón...se lo dedicamos a todos...la re... madre...que lo reparió!".
Ese festejo era bien en modo burbuja, sólo interrumpido por el equipo de redes sociales del club (profesionales que fueron hisopados, obviamente). Estaban todos los jugadores, los integrantes del comando técnico, médico, masajista/podólogo, kinesiólogo, gerente, jefe de seguridad, nutricionista (decisión de Eduardo de sumar a Nieves para manipular alimentos en la villa Don Tomás).
Arriba, en la zona de los palcos, ese puñado de dirigentes, colaboradores y allegados también se hacía escuchar en modo selfie para la posteridad.
El presidente José Vignatti; los tres vice: Horacio Darrás, José Alonso y Patricio Fleming con su hijo "Pato" . El secretario general Francisco Rivero y Carlos Espartaco Sandaza, ambos oficializados como "delegados de partido" ante la Copa de la Liga. La Jefe de Prensa de Colón, Alicia Coronel. El Dr. Luis Leopoldo Hilbert, un poco el talisman en muchos viajes de visitante de este torneo.
Se sumaron, además, colaboradores, dirigentes, sponsors: Lucas Paniagua, Junior Pivato, Matías Vidoz, Carlitos Fertonani, el "ruso" Pablo Haidar y Álvaro Leites. "Hay gente de trabajo silencioso acá: están los que buscan las frutas en el mercado para el día a día de los jugadores. Están los que, desde hace años, reciben y acompañan los árbitros de AFA en cada partido de local".
Se festejaba arriba, en los palcos, con Vignatti a la cabeza. Se festejaba, abajo, en el vestuario. Para Facundo Garcés, el suspendido Eric Meza, el golpeado pero rebelde "Facu" Farías, el definidor polar de Santi Pierotti, Tomy Sandoval, Nico Leguizamón, los arqueros Chicco y Hass...Para ellos, los "canteranos", el grito era más emotivo, más fuerte, más "piel de escamas" por cuestiones obvias.
La cara y contracara estaban en la defensa. Por un lado, el "Chelo", Rafael Delgado, que la rompió "todaaaaaa", no paraba de repetir el famoso "¡qué boludo, no me di cuenta, la p... madre!". Con la amarilla, llegó a cinco y se perderá la final de este viernes a las 19 frente al Racing de "Juanchi" Pizzi y Chancalay.
Por el otro, Paolo Duval Goltz, que como si fuera un "soltero contra casados" o un "barril de 50 litros en verano en modo despedida de año en Santa Fe" antes de la pandemia, tiraba suelto de cuerpo: "Yo soy amigo de Eduardo, ahora es el DT y yo jugador. Pero le voy a pedir jugar...el viernes quiero estar adentro". A priori, si lo exigen y está bien, irá atrás justamente por el suspendido Delgado.
"¡Señores ya pasó Colón...señores ya pasó Colón...se lo dedicamo (sin la "s" final) a todos...la re...que lo reparió!", fue el cantito de guerra/festejo/desahogo del merecido y orgulloso finalista de la Copa de la Liga Profesional en la Argentina.