Ese 9 de julio de 1946, el secretario de Estado norteamericano, John Byrnes declaraba que era esencial el acuerdo entre los aliados respecto del arreglo de paz para Alemania, en tanto que contaba con una gran oposición del gobierno ruso. Eran tiempos en que la paz mundial se veía seriamente amenazada. En setiembre del año anterior se había puesto fin a la Segunda Guerra Mundial y en la Argentina, gobernaba el General Perón, quien había asumido en junio de ese año con Hortensio Quijano de vicepresidente, luego de haber ganado las elecciones del mes de febrero.
El título de El Litoral para aquél partido jugado ese día, hace hoy 75 años, y que sirvió de inauguración para el actual estadio de Colón, fue: “La mayor capacidad técnica y atlética de Boca determinó su victoria”, acompañada la cobertura de dos fotos. En una, se observa el quite de De Zorzi a Declerq. Y en la otra, el saludo de los dos capitanes: el “Atómico” Mario Boyé por el lado de Boca, y Santos Portillo por el de Colón.
Hace 75 años, la ciudad vibraba. Llegaba Boca a Santa Fe. El Litoral de ese día cuenta en sus páginas que entraron más de 15.000 personas en la cancha, que quedó gente afuera, que la recaudación fue récord para la época. No era por Boca, solamente. Es que Colón inauguraba ese día su nueva cancha, la actual, la que se emplazó en ese terreno descampado y despoblado de 1946, cerquita del Salado, después de arduas gestiones que se habían iniciado a fines de la década del '30, momento en el que fue adquirido el terreno.
Tenés que leerEl Cementerio de los Elefantes, la casa que es orgullo sabaleroCuenta la historia que la aparición en escena de Francisco Ghiano fue fundamental en la vida dirigencial de Colón y también en lo que hoy el club goza: tener su cancha propia y en el lugar en el que está.
En 1942, Ghiano se transformó en presidente. En ese verano, se disputó un torneo nocturno en la cancha de Unión y lo ganó Colón, con una destacada actuación de Antonio Saturnino Funes. Ghiano, que tenía una buena amistad con la gente de Rosario Central, ofreció a ese jugador. Y Central aceptó adquirirlo por la suma de 6.000 pesos. Ese dinero fue destinado al relleno del terreno que Colón había adquirido el 2 de marzo de 1939 con la presidencia de Horacio Sosa.
Poco después, Colón, con el antecedente de “Tapón” Funes, procedió a la venta del arquero Raúl Tenuta, del zaguero Esteban Yebra, del wing izquierdo Rubén Marracino y el zaguero Francisco De Santis se fue a Banfield.
La venta de estos cinco jugadores, por gestión personal de Ghiano, fue la base de la construcción del estadio de Colón, que en realidad debía inaugurarse el 31 de marzo de 1946 con un partido amistoso ante San Lorenzo. Pero ese día el estadio estaba totalmente cubierto por las aguas del río Salado, pues se produjo ese año una crecida extraordinaria. Por tal motivo, no se realizó su inauguración en esa fecha, y sí el 9 de julio de ese mismo año, cuando las aguas se retiraron del lugar.
Ese día vino Boca, pero antes hubo una serie de actividades artístico-deportivas. Colón jugó ese día con Botazzi; Portillo y Sabotig; Rebecchi, Arteaga y Enriquez; Aniceto Vázquez, Salomón Elías, Declerq, Carlos María Sosa y Florencio Méndez. El técnico era Felipe Fernández. Por su parte, en Boca jugaron Vacca; Perrosino y De Zorzi; Sosa, Castellani y Pescia; Boyé, que era el capitán y figura, Corcuera, Sarlanga, Vázquez y Pin. Al primer gol del partido lo hizo Pin, a los 14 minutos del primer tiempo; empató Sosa apenas empezó el segundo y desniveló Boyé a los 27. En Colón entraron Rosales por Salomón Elías, Miguel Pesarini por Vázquez, Lucas Sánchez por Méndez, Bernardino Fernández por Sosa, Alberto Rivero por Enriquez, que se lesionó en la cabeza y no ingresaron Santos Di Luca ni Agustín Traversi, que también estaban en ese equipo.
Muchos se confunden con un hecho trascendente ocurrido en el mes de diciembre, pero de 1947. Es que María Eva Duarte de Perón vino a Santa Fe para dar el puntapié inicial en el estadio. Como no pudo hacerlo el 9 de julio de 1946, lo dejó para diciembre del año siguiente y se organizó un clásico con Unión. El partido se demoró en su inicio para esperar a Evita y no pudo terminar por falta de luz artificial.
Salomón Elías, dos años más tarde, tenía la dicha de ser el autor del primer gol de la historia de los clásicos, justamente en la por entonces flamante cancha de Colón, el 1 de agosto de 1948. Salomón Elías ya no está en este mundo y sus amigos extrañan aquél café de las mañanas, en la céntrica esquina de San Martín y la cortada Falucho o en La City, de San Martín y La Rioja, cuando Salomón no sólo los deleitaba con sus historias de esos tiempos, sino también entonando unos tangos que amenizaban cada mañana de estos “guerreros de la vida” que gozan del merecido descanso de jubilados.