Más que nunca se podría titular esta historia de Gonzalo Insaurralde como “Una hermosa gambeta del destino”. Es que el hombre que cuida todos los días el césped de La Nueva Olla de Cerro Porteño, donde este sábado a las 17.30 se jugará la Final Única de la Copa Sudamericana, fue canchero de Colón y es fanático hincha del Sabalero. Linda historia la de Gonzalo Insaurralde, cuyo celular no para de sonar desde que Colón eliminó al Mineiro y se instaló de cara al 911 en Asunción del Paraguay. En otro mano a mano exclusivo de El Litoral, fue mostrando cada rincón del estadio que será —en apenas algunos días— para un parte muy importante de Santa Fe el verdadero Teatro de los Sueños.
Gonzalito tiene un equipo de fútbol cinco en su familia, pero con una pequeña aclaración: son todas mujeres. Su esposa Carla y sus cuatro nenas: Celeste, Ornella, Julieta y Alma. “Ellas me aguantaron todas las locuras y ocurrencias. Y nos hicimos muy fuertes, como toda familia, en los peores momentos. A veces sufrimos porque el resto de nuestros parientes está lejos de aquí”, cuenta en la recorrida exclsuiva de El Litoral en la imponente Nueva Olla de Cerro Porteño.
—Es increíble tu “figura” acá en Paraguay...¡Hasta te hacen notas en los diarios de Asunción! (N. de R.: el día que llegamos ABC Color titula “El canchero y su sueño: podré ver a Colón en la final”).
—(se ríe...) No es para tanto.
—¿Quién es el responsble que pases de cuidar el Cementerio de los Elefantes a estar ahora como responsable de La Nueva Olla?
—Hace tres años y medio el Ingeniero Agrónomo Daniel Sposito me abrió las puertas de este increíble desafío. Yo lo había conocido en el 2011 en la Copa América y de allí quedó la relación. Me preguntó si me gustaría venir a Paraguay; había que preparar la cancha de entrenamientos del Seleccionado Paraguayo de Fútbol. Por ese tiempo en Santa Fe estaba pasando por un momento muy complicado, por lo que decidií aceptar la propuesta, que estaba muy buena desde lo económico y desde lo laboral mucho más.
—¿Cómo se mantiene La Nueva Olla?...¿Quiénes son los que trabajan en este estadio de Cerro Porteño?
—La empresa se llama NaturalGreen y el equipo de trabajo tiene un asesor técnico que es Daniel Spósito, un conocido Ingeniero Agrónomo que además tiene a su cargo esl estadio de San Lorenzo de Almagro. La otra persona clave es Luis Chiola, gerente operativo, que nos consigue todas las cosas necesarias para trabajar. Y luego, el grupo de cancheros para el día a día.
—¿Cómo está la hierba de La Nueva Olla?
—Tiene la vieja semilla de invierno, pero de a poco está cambiando en un proceso de transición que le decimos. Cambia de forma natural, debajo está el césped del verano y la cancha llegará muy bien a la Final Única.
—En una semana normal de trabajos, ¿cuántas veces Cerro Porteño entrena en La Nueva Olla?
—No más de dos veces, antes del partido para hacer la práctica fuerte de fútbol y al otro día con los movimientos de pelota quieta. Incluso, se cuida tanto la gramilla que la entrada en calor se hace allá arriba, donde está “La Ollita” de Cerro.
—Son las 10 de las mañana y estamos haciendo la nota con 38 grados. ¡No se le debe mezquinar nada de riego imagino!
—Acá en Paraguay se necesitan optimas condiciones con el agua y hay que regarlo mucho por la temperatura. Además del método tradicional hay que agregar el “Riego de refresco”, porque hay mucha evaporación.
—La cancha de Colón vivió siempre con el cartelito de “lugar muy complicado por las napas”...
—Hasta que ustedes le encontraron la vuelta y la cancha hizo el famoso “click”: hoy es uno de los mejores campos de la Argentina con su verde césped
—El verdadero responsable que que le encuentra el punto débil a la cancha de Colón es el Ingeniero Daniel Spósito que fue contratadó por la AFA para la Copa América del 2011. Yo estaba trabajando en el predio de Colón y me dicen que tenía que ir al estadio principal. Cuando llego, me encuentro con Daniel ese día y les aseguro que fue él quien le encontró el punto débil al Brigadier López.
—¿Qué pasaba con la canchad de Colón?
—Tenía muchos problemas de salinidad y estaba siempre muy húmeda. Hay productos que ahora se utilizan que sirven y hace que se equilibre el nivel de PH del suelo del estadio. Todo el mundo sabe que debajo de la cancha de Colpón cruza todo el campo una napa que está muy cerca de la superficie y es una napa con agua salada. El agua con la que se regaba era agua con un PH muy alto. Fue ahí donde Daniel descubrió ese problema y la cancha dio un cambio total del ciento por ciento. Es un lujo haber trabajado allá con Daniel y hacerlo ahora en La Nueva Olla.
—Dejaste muchos amigos en Santa Fe: El Quillá, Colón, la vida misma
—Soy un afortuando porque estuve en el lugar justo y en el momento indicado. La gente del club El Quilla me abrió las puerrtas en el momento más difícil de mi vida. El amigo en común que tenemos, Rubén Maidana (todos los conocen como “Mamangá”) es el que me lleva. Después toda esa banda: el profe Pablo Virgilio, el Cabezón Roteta, el querido Juani. Ahí En El Quillá nació mi pasión por el césped, aprendí casi todo del “Peti” Taborda. Después aparece Colón, que es mi club de siempre y mi pasión. Se convierte el Cemenenterio mi casa durante muchos años. Para hacerla corta: soy lo que soy gracias a Colón. Y llegué adonde llegué gracias al trabajo que hice en Colón.
—Se te nota muy agradecido siempre, en lo humano y profesional
—La perssona que me formó es el Ing. Daniel Spósito, mi mentor y mi maestro que me enseñó todo. Fue muy generoso conmigo desde el primer momento y voy a estarle agradecido toda la vida. La gente de Paraguay que me recibió como uno más. Quiero nombrar a dos personas: Harold Comb (no tengo cédula paraguaya y están todas mis cosas a su nombre en este país) y Luis Chiola, que además de jefe, es amigo y hermano. En el caso de Luis, me ayudó mucho a mí y a mi familia, que sufren de estar tan lejos. Y el último agradecimiento siempre es a mis viejos, que ya no los tengo, pero que me dejaron el legado de sacrificio y la humildad para pegarle para adelante siempre en la vida.
“Mi primer trabajo fue el club El Quillá, donde me llevó Rubén Maidana. Estando allí, fue el “Turco” Chemes el que me pregunta si me gustaría trabajar en Colón y ahí le dije que sí al toque. Hace tres años y medio, estando en Colón, surgió esta chance de venir a Paraguay” Gonzalo Insaurralde. Canchero de La Nueva Olla