Enrique Cruz (h)
Desde que se hizo cargo, el DT sabalero acumuló casi el 63 por ciento de los puntos en juego. Es una campaña de equipo que pelea bien arriba, aunque lograda en dos torneos distintos. En la cancha, pasa de momentos de incertidumbre a pasajes arrolladores, como el viernes.
Enrique Cruz (h)
Son ya 26 los partidos que ha jugado Colón desde comienzos de año de la mano de Eduardo Domínguez y los números son brillantes: 13 victorias, 10 empates y 3 derrotas, es decir, el 62,82 por ciento de los puntos en juego.
Cuando Vignatti lo fue a buscar, luego del desplante de Montero, tomó un equipo que había conseguido 20 puntos en 14 partidos; es decir, el 47 por ciento de los puntos en juego. No era malo, pero alcanzaba sólo para conseguir el objetivo de mantener la categoría, porque en junio del año pasado, el final de la temporada anterior lo había dejado con un bajo y preocupante promedio.
Domínguez logró, primero, 29 puntos en los 16 partidos que le faltaban al torneo anterior, ganando entre ellos el clásico, algo que no puede ni debe pasar desapercibido, mucho menos en esta ciudad.
Además, clasificó al equipo para la Sudamericana y estuvo peleando un lugar en la Libertadores. Algo se le puede reconocer a Montero, obviamente, pero el que fue capaz de darle un vuelo diferente al equipo, fue el mismo Domínguez. En este aspecto, Vignatti tuvo tres aciertos: la contratación del DT y la llegada de dos refuerzos como Pereyra y Vera. Los tres, cada uno en su lugar y haciendo lo que saben hacer, le dieron funcionamiento, fútbol y goles a un Colón que fue creciendo y que acumuló una racha de 7 victorias consecutivas en un fútbol extremadamente competitivo como el argentino.
Conocedor de lo que tenía, Domínguez siguió pensando en grande y mantuvo esa “liquidez” de puntos que ahora desvían, afortunadamente, los objetivos del equipo. Cuando Domínguez lo tomó, había que sumar para escapar del descenso; ahora, con un año en el que se acumuló casi el 63 por ciento de los puntos, se puede pensar en otros objetivos y en afrontar con más desahogo la Copa Sudamericana en el 2018.
Además de lo matemático, que es lo primero que surge a la vista, también en lo futbolístico el saldo es positivo. Es probable que este equipo —único invicto de la Superliga— no tenga la misma calidad del anterior, sobre todo cuando Ledesma estuvo en cancha, antes de su lesión ante Tigre. Pero virtudes no le faltan. Y en todo caso, cuando la mano viene cambiada, sabe reaccionar a tiempo. El viernes lo demostró cuando defeccionó hasta el gol de Tigre y luego empezó a reaccionar en el final del primer tiempo, concretándolo en el segundo para dar vuelta con mucha justicia el resultado final.
Entre el Colón del primer tiempo y el del segundo, hubo grandes diferencias. Como también se pueden repetir los análisis en casi todos los partidos. Colón juega bien de a ratos, así como en otros momentos el equipo genera algunas dudas futbolísticas que hasta el mismo técnico reconoce. “Podemos jugar mejor”, es una frase que ha repetido hasta el cansancio el mismo Domínguez, uno de los técnicos de mejor rendimiento del 2018.