Un misil de Luis Miguel Rodríguez (¿el gol de la fecha?) lo ponía 2-1 arriba a los de Falcioni. Pero otra vez le hicieron dos goles de cabeza. El punto no sirve.
Magistral, único, extraordinario. No se fue pero ya se lo extraña. Pasa que a este Colón, que pescó en sus propias redes cinco goles en cuatro días en Semana Santa, ya no le alcanza con las genialidades del de Simoca, como pasaba con el otro Colón. Ahora, se hace complicado. Eso sí, a diferencia de los murmullos de La Olla, esta vez el "Cachorro" Burián nada que ver. Es más, fue una de las figuras de la cancha con sus tapadas.
Las primeras imágenes del Cementerio de los Elefantes eran dignas de un partido amistoso o partido-festejo. Fotos, besos, abrazos, aplausos. Porque si bien el foco sabalero estaba puesto en la vuelta de Eduardo Rodrigo Domínguez (el mismo presidente José Néstor Vignatti le fue a entregar una camiseta enmarcada de recuerdo y el estadio entero lo ovacionó de pie), también es cierto que con menos ruido y luces, casi todos los jugadores de Independiente lo fueron a saludar a Julio César Falcioni, ahora DT en el banco de Colón.
Las necesidades de los dos estaban bien claras mirando la tabla y sus rachas en el torneo doméstico. Los dos afuera, antes de jugar, del Top 4: Colón más cerca, Independiente lejos. Ambos, candidatos a priori junto a Estudiantes y Boca, desplazados por dos sorpresivos momentos de Tigre y Aldosivi desde que llegó Palermo.
A pesar de los rumores, Falcioni eligió a los mismos once de La Olla. Desde el vamos, con un estadio sin banderas y con una tribuna menos, fue mejor el equipo del "Barba". Mejor en tenencia, juego asociado y sin circulación. "Juega sin 9", dicen los comentaristas. Entonces, cuando Blanco pone el empate de cabeza, el "Barba" recuerda que en este mismo club consiguió la primera estrella sin "9".
Ese gol visitante es la prueba testigo de un problema sin solución: conocedor de Meza, ED mandó a cascotear todo por la izquierda del ataque de Independiente para ganarle la espalda. A esta altura y con lo bien que ataca el "4" de inferiores en Colón, ¿tan complicado es 4-4-2 con uno que le cuide la espalda?.
Volvemos al gol: pelota ahí, donde suele, Garcés que debe cubrir el doble de ancho, centro-suerte (hay desvío) de Batallini y la misma película de La Olla: invitación al gol con defensores clavados que no saltan y arquero indefenso.
Antes de todo ésto pintado de rojo, Colón le sacó jugo al momento de Lucas Beltran (el más evidente acierto del "Emperador"). Colón, de local, hizo un gol de contra estando todo cero a cero. Corrida del "Vikingo", pared cantada con "Pulga", el que levanta la mano siempre habilita y allí, cuando todos (Romero y Sosa) esperaban el centro-atrás, el ex River fusiló cruzado para consolidarse como goleador de Colón en este ciclo de Falcioni. La diferencia de jerarquía, a priori, se explicaba con los goles: mientras Independiente lo laburó juntando pases, a Colón le alcanzó una sola bala y Beltrán fusiló.
Estaba claro, de cara al complemento, que el 1-1 no le servía a ninguno de los dos mirando la tabla de la zona 2 en la Copa de la Liga. Esos segundos 45 minutos, con tablas que no le servían a ninguno de los dos, serían más abiertos. Estaba cantado.
Hasta que la obra maestra del gol, propiedad intelectual de Luis Miguel Rodríguez, rompió la paridad. Sin dudas, en el abanico de goles hermosos con la sangre y luto, clavó el más espectacular de todos con la camiseta de Colón: dirección, potencia, rosca y belleza al ángulo de un arquero al que no se le puede decir nada. Ni "Pepé" Santoro al lado lo hubiera ayudado.
Tenía todo Colón para agrandarse y estaba golpeado el ex Rey de Copas. Combinaron entre Pulga y Beltrán, pero el "Vikingo" la tiró a la tribuna suspendida.
Hasta que ED movió el banco y así como el "Barba" acá trajo suerte, el piso del Cementerio se la devolvió: mandó al "Tanque" Benegas a la cancha y en la primera que tocó la mandó a guardar. Otro gol de cabeza, otro sufrimiento. Otro desacople: Goltz saliendo del fondo, corriendo "a lo Loco", dejando libre su zona. Esos movimientos, si no están coordinados, no sirven para nada. Es el viejo "salen todos o no salen nadie; de a uno no sirve". De Manual, es. Y otra vez a buscar. Ahora con menos piernas, menos ideas y con el festival de cambios previsibles de Falcioni (siempre entran los mismos y salen los mismos arriba).
Es un punto que no sirve, mirando la racha (seis sin ganar) y mirando la tabla, donde Colón se está quedando afuera de los cuatro que clasifican.
Esta vez, no fue culpa de Burián, una de las figuras de la cancha. Esta vez, no faltó el gol: hizo dos y de los pies de sus atacantes. En la medida que Colón no baje el goleo en contra, no podrá crecer como equipo y cada partido será "Colón contra Colón".
Entre La Olla por la Copa y la vuelta del "Barba" a casa, cinco goles en cuatro días. Un punto de seis. De Semana Santa no tiene nada, Colón.