Estaba más que cantado, con el agua caída en la provincia de Buenos Aires, que el partido sería rápido, de ida y vuelta, con poco peaje en la zona de medios.
Se lo empataron en el final, cuando ya festejaba. Con bajas importantes y ante el equipo de moda, después de River, el campeón mostró credenciales en Varela.
Estaba más que cantado, con el agua caída en la provincia de Buenos Aires, que el partido sería rápido, de ida y vuelta, con poco peaje en la zona de medios.
Era todo un desafío imaginar a este Colón, que llegaba golpeado y con bajas importantes (Meza, Delgado, Goltz, Farías), contra el equipo de mejor andar en la Argentina después del campeón River.
En esos primeros 45 minutos, el inicio del Halcón de Varela fue furioso: una maquinita de llegar, generar y errar goles. Una fábrica de situaciones de gol sin gol.
Hasta que, como pasó con el tiempo, Colón miró el cielo y dejó de llover. Pasó el temporal, el vendaval del "Halcón". Cuando pudo respirar el campeón (por momentos Colón miró el reloj como Carlos Monzón contra Bennie Briscoe en el Luna Park), empezó a acordarse con algunos argumentos porqué levantó la Copa el 4 de junio en San Juan.
Inteligente el capitán Bernardi, esta vez, para no dejarlo solo a Aliendro como el motorcito solitario habitual de los últimos tiempos. En ese crecimiento leve pero sostenido del equipo del "Barba" hubo alguien que sorprendió: le vino bien el agua a Lucas Beltrán. Hizo casi todo bien el ex River: aguantó, pivoteó en soledad y complicó a los defensores locales. Es más, de no ser por la muy mala diagonal de Fernando Espinoza, debió sancionarse un penal donde lo "manotearon" arriba para hacerlo caer. Penal, clarísimo.
Donde no hubo equivalencias fue por las bandas, ahí lo mató Defensa a Colón: los de "Beccca" volaban; mientras Cristian Ferreira y Alexis Castro no ofrecían resistencia en esa tormenta inicial.
Era, sin dudas, el gran aspecto a corregir de cara al complemento. ¿La receta?: tener la pelota más que el rival y poder manejarla. Porque si algo está claro es que el ex "10" de River y el del golazo en San Juan no son jugadores de marca para aguantar. Es más, ni siquiera son mixtos. Son jugadores para "jugar", armar, atacar, pensar en el arco de enfrente.
Mejoró y mucho Ferreira; siguió alto Aliendro; no era malo lo de Bernardi. Hasta que Espinoza cobró en cancha inundada un penal que es dudoso en cancha sin agua, con un sol que parte la tierra. Dividió Lértora abajo, sin ninguna posibilidad de "extender" nada de su cuerpo: era imposible en esa pileta. Entonces, lo que no vio de Beltrán, vio de Lértora. Lo esperó Burián a Bou y mantuvo una marca obscena el "Cachorro" sabalera: de cada tres penales que le patean, uno ataja siempre.
Colón, que ya era mejor que el del primer tiempo en casi todo (dos de Ferreira clarísimas), disfrutó de una vaselina de Alexis Castro que lo colgó a Unsain bajo la lluvia de Varela.
El agua nunca paraba, ya era una pileta. Era un partidazo, de un área a la otra, con un árbitro en el medio tan ridículo que quería parar el partido cuando faltaban diez. "Jugamos así hace una hora y pico", le dijo Bernardi. En el medio, una buena noticia: Espinoza ya está out del clásico y de Santiago para los intereses de Colón.
Con los cambios (Legui, Pierotti), Colón perdió intensidad, aunque ya no era partido. Era cualquier cosa, menos fútbol.
Y esa falta de puntería del primer tiempo, cuando Defensa era la máquina de errar goles, se dio vuelta en la corrida de Merentiel "a lo Meolans" para poner el 1 a 1.
Colón, que venía de comerse 4 con Central, llegó otra vez con bajas de peso (cuatro titulares menos) a un partido "chivo" y jugó contra 12 (los once del rival y el árbitro) en Florencio Varela.
Para muchos, cuando el partido está "casi ganado", el punto no suma. Pero en virtud de personalidad, carácter y ese plus de sobreponerse a la adversidad contra un muy buen equipo (más el juez), es un punto de partida.
Fue, por momentos y con la lluvia torrencial, como en La Olla pero esta vez con un técnico en serio en el banco. El Colón del "Barba" siempre resucita. Por más que quede el sabor amargo que llegó el empate de Defensa cuando Colón ya festejaba.