La pasión del Zurdo Verdirame: "Hace 30 años que vivo en México pero soy más colonista que antes"
El ex delantero de Colón, ídolo en los '80, apuntó al narcotráfico como el culpable de lo que pasó el sábado en el partido Querétaro-Atlas. También se refirió al club de sus amores. "Pensé que la lejanía iba a disminuir el fanatismo, pero nada que ver", señaló el querido e inolvidable Zurdito.
La pasión del Zurdo Verdirame: "Hace 30 años que vivo en México pero soy más colonista que antes"
Si hubo alguien que fue representativo de aquél Colón de fines de los '80, transitando con dificultades y ansiedades el postergado camino del retorno a Primera, fue Sergio Ariel Verdirame. Su aparición en la primera fue consagratoria desde el momento en que pisó la cancha de Colón por primera vez. Y su venta posterior hizo que no sólo ingrese dinero sino que él también deje su aporte a la institución, al punto que la cancha auxiliar, en tiempos de vacas flacas y de ausencia absoluta de la enorme infraestructura que hoy es motivo de orgullo en la institución, llevó su nombre. Un tipo querido por todos, desequilibrante, que rápidamente se ganó la idolatría de la gente y que la vida -o el fútbol- lo llevaron a México, país en el que decidió quedarse a vivir y allí está con sus emprendimientos, su franquicia de venta de empanadas con una gran cantidad de sucursales y también de pizzas, con la compañía inseparable de su familia, sobre todo de Gustavo, su hermano, también radicado en aquél país.
Las imágenes lamentables, increíblemente violentas de lo que pasó en el partido entre Querétaro y Atlas en el estadio La Corregidora, el fin de semana, fueron el pretexto para volver a charlar con el Zurdo Verdirame. "Llevo 30 años en México y esto no es del fútbol, es del narcotráfico. Esto fue una emboscada. El director deportivo dijo que desaparecieron 500 playeras (camisetas) que fueron a parar a esa gente y lo que ví de cómo le pegaban a los chicos de Atlas, es de una violencia inusitada", cuenta el Zurdo Verdirame.
-¿Vos estás tan sorprendido como el resto del mundo, habiendo visto lo que viste y viviendo en ese país?
-Es que ver a tantos golpeados, gente inconsciente... ¡A esto nunca lo ví en 30 años que llevo viviendo en México!... Se pareció a la misma emboscada que se produce cuando liberan las cárceles y el modus operandi es el mismo, los golpean de manera salvaje y los dejan desnudos, no sé por qué... Pero para mí, la saña no es futbolística... No es, por ejemplo, una consecuencia de lo que pasó en el 2007, cuando Atlas provocó el descenso de Querétaro... Esto es otra cosa.
-¿Es imposible pensar, para vos, que en México haya ocurrido una cosa semejante?
- Mirá, acá vine primero como jugador, luego fui periodista y también hincha... Nunca vi una cosa así... Para que sea más claro: yo jugué en Monterrey y voy a la cancha de Tigres, que es el rival de siempre, como Colón y Unión en Santa Fe, y no me pasó nunca nada... Me tocó jugar el partido en el que Tigres descendió. Sin embargo, me animo a ir al estadio de Tigres, fui con mi familia, y nunca me pasó nada... ¡Hasta autógrafos he firmado!.. Para mí, eran bandas organizadas. Esto no es fútbol, no son las barras del club... He ido a comidas con los barras de Monterrey, he compartido con hinchas de Tigres y no son así.
-Imagino el malestar y la tristeza que debe embargar a todos en México...
-Dentro de cuatro años, se va a hacer el Mundial en México y Estados Unidos, así que imagináte que no conviene que sucedan estas cosas... Lo del sábado fue la tristeza más grande de los últimos 30 años.
-¿Está metido el narcotráfico en el fútbol méxico?
-Fue una lucha en la que han tratado siempre de erradicarlo... Mirá, justamente Querétaro tenía un dueño que no podía comprobar sus ingresos y lo desafiliaron... Ahora, las empresas que manejan equipos son serias. Erradicaron el tema "narcos dueños"... Pero esto no pasa en las barras, en la sociedad, en la vida... Acá se vive bien mientras no te metas en problema, pero yo he visto gente colgada en los puentes.
-¿Gente colgada en los puentes?, ¿cómo es eso?
-Como te lo digo... ¡Gente colgada en los puentes!... Vas manejando, pasás por un puente y ves gente colgada con un mensaje narco... Aterrador... Pero te repito que los que manejan el fútbol mexicano, es gente seria... Antes no era así.
-¿Cómo viviste el 4 de junio del año pasado?, ¿dónde viste el partido?
-Estaba en mi casa con mi novia, mis hermanos y mi mamá se habían ido de viaje... Mirá, así como en el partido con Independiente del Valle, de la Sudamericana, iban 30 minutos y no sabía que Colón la podía ganar, acá la sensación fue diferente... A mí me gusta analizar mucho los partidos y de hecho lo hago ahora que soy periodista. Y ví a los jugadores de Colón muy metidos en el partido... Recuerdo una jugada en la que había tres jugadores de Colón en 5 metros y fueron a trabar con uno de Racing y ganaron la pelota... Ahí me dí cuenta de que el partido se ganaba... Colón jugó la final perfecta y le dio la alegría más grande al hincha sabalero, que no se va a olvidar más. Ojalá algún día se pueda revivir.
-¿En qué o en quién pensaste cuando sonó el silbato de Pitana en San Juan?
-No te puedo decir que en alguien en especial... Pensé en los sufrimientos de chico, de no verlo en Primera, de no poder ascender cuando estuvimos muy cerca... Yo iba a la escuela secundaria y ya estaba en el plantel profesional, eso me hizo vivir cada momento en Colón con mucha intensidad... Pero también te digo que hoy soy más colonista que antes... No sé por qué será, pero cuando estás afuera valorás estas cosas... ¡Mi hermano tiene dos tatuajes, uno de mi viejo y otro de Colón!... Yo pensé que estando lejos del país, me iba a olvidar de cosas... ¡¿Qué me voy a olvidar?! ¡Al contrario!... Siempre sueño en volver a Santa Fe e ir a la cancha de Colón... Cuando estuvimos con el Turco Mohamed allá, el gol que más grité fue el de Pirulo Rivarola contra Racing... ¡Qué miedo tenía ese día!... Mirá, yo nunca descendí, nunca peleé un descenso, pero ir a la Argentina, a mi ciudad y perder la categoría con el club de mis amores hubiese sido terrible para mí...