La discusión sabalera de cara al clásico que se viene
¿Poner todos los titulares, algunos o ninguno?: decisión no unánime en Colón
Domínguez dijo que pondrá lo mejor y, si lo hace, imitará lo que ya tiene como antecedente del clásico anterior, cuando "guardó" solamente a Lértora, que tenía cuatro amarillas, para que pueda jugar en cuartos contra Talleres.
Manuel Fabatía ¿Qué hago?, parece decir Eduardo Domínguez con su gesto. El técnico señaló luego del partido que en el clásico pondrá mejor, por más que siete días después jugará la final ante River.
Hay dos temas sobre los que Domínguez debió hablar después de vencer a los tucumanos, quizás uno generándole más molestia que otro. El primero, los rumores instalados decididamente en Buenos Aires, que lo señalan como el futuro entrenador de Boca a partir de enero. El segundo, el clásico que se avecina el fin de semana, justamente siete días antes de disputar una final ante River.
Sobre el primero, se alejó del centro de la escena y del conocimiento (¿será tan así?) de esos rumores y fue tajante: "No escucho lo que se dice en Santa Fe, menos voy a escuchar lo que se dice en Buenos Aires". Y agregó su comodidad por su actual momento laboral. Sobre esto, hay una realidad totalmente admitida y aceptada: Domínguez y Gallardo son los entrenadores más indiscutidos que tiene hoy el fútbol argentino, baluartes fundamentales de lo que, cada uno a su medida y en rigor a las exigencias, ha logrado para el club que lo ha contratado.
Sobre el clásico, dijo que pondrá lo mejor. ¿Declaración de ocasión o realidad?, ¿cumplirá o el paso de los días lo llevará a pensar en otra cosa?. En esto, ni siquiera los hinchas se ponen de acuerdo. Algunos creen que hay que poner todo y hasta colocan el partido a la altura de lo otro que jugará Colón una semana más tarde, típico análisis o sentimiento del que entiende que es "el" partido y que hay que ganarlo a cualquier precio. Otros son de la idea que clásicos se juegan cada seis meses, pero que una final por una estrella no es algo que se dé todos los días. Y están los que se estacionan en el término medio, porque hay jugadores que son más "confiables" que otros, que tienen más capacidad de recuperación, que están menos expuestos o que pueden necesitar algo de fútbol para llegar mejor al partido siguiente.
La sensación de todos fue que esa "prueba" pensando en la final, fue la del viernes. El equipo que paró Domínguez se aproxima bastante al que jugará la final. ¿Mura o Meza?, es una de las dudas. ¿Beltrán o el ingreso de algún volante como puede ser Castro o Ferreira?, puede ser otra. Meza estaba suspendido ante los tucumanos y Beltrán venía cumpliendo buenos desempeños, lo cuál le otorgaba crédito para seguir en el equipo y obtener esa continuidad que tanto reclaman los jugadores. Pero una cosa es enfrentar a este Atlético Tucumán extrañamente frágil que hacerlo frente a un River que exige en todos los aspectos y contra el que está prohibido cometer errores o mostrar vacilaciones.
El del sábado no es un partido más y Domínguez lo sabe. Pero también sabe que el partido más importante no es el del sábado para Colón, sino el del 18. Insisto: clásicos se juegan siempre, finales no. La gloria no se la dará una victoria ante el rival de siempre, sino el título de campeón. Igualmente, en su evaluación no sólo incidirán las probables cuestiones negativas que pudiesen ocurrir (alguna lesión por ejemplo) sino las positivas (darle fútbol a algún jugador en particular o directamente al equipo que tiene en mente para la final).
Otro aspecto es el factor anímico. Si pone los titulares y gana, eso ayudará para llegar entonadísimo a la final. ¿Y si pierde?. A priori, el menor riesgo se correría armando un mix o un equipo con mayoría de jugadores habitualmente suplentes. El antecedente inmediato de Domínguez no lo ubica en ese rango. Cuando Colón estaba clasificado para las finales de la Copa de la Liga Profesional, le tocó también jugar la última fecha ante Unión. ¿Qué hizo Domínguez?, puso enorme mayoría de titulares y reservó a Lértora, pues venía con cuatro amarillas y podía quedar afuera del partido de cuartos ante Talleres. Después, jugaron casi todos los que unos pocos días más tarde dejaron en el camino a los cordobeses por penales en el Centenario, antes de jugar en San Juan con Independiente y Racing, para coronarse campeón.
D.R.
Será el tema de conversación de la semana, en cualquier charla futbolera de oficina, de peña o de café. Seguramente la opinión nunca será unánime, algunos coincidirán en poner todo y otros harán la diferencia de jerarquía que evidentemente existe entre un partido y otro. Finales no se juegan todos los días ni todos los años. Pero para algunos, cualquier clásico es una final.
"Unión es el primer partido que nos toca y para llegar de buena manera a River, tenemos que tratar de ganar en su cancha y dejar una buena imagen como lo hicimos con Atlético Tucumán para estar tranquilos".