La inolvidable “Negra” Mercedes Sosa le puso su mágica voz a fines de los ’60 a la letra y música de Don Virgilio Carmona para dejar ese emocionante homenaje a Tucumán bajo el título “Al Jardín de la República”.
De golpe, PR 10 dijo “no va más”, a pesar que le queda el contrato firmado hasta junio en Santa Fe. A los 36 años cree que no habrá revancha para él después de lo que pasó en La Olla.
La inolvidable “Negra” Mercedes Sosa le puso su mágica voz a fines de los ’60 a la letra y música de Don Virgilio Carmona para dejar ese emocionante homenaje a Tucumán bajo el título “Al Jardín de la República”.
“Para las otras, no…
Pa’ las del Norte sí…
Para las de Simoca
Mis ansias locas de estar allí…
Para brindarles mi alma
En esta zamba que canto aquí”
Y este tucumano, mezcla de futbolista real con Dios pagano de botines y canilleras, llamado Luis Miguel Rodríguez parece tener esas “ansias locas de estar allí”. Y allí es Simoca, su tierra, uno de los rincones más sufridos de la Argentina.
Hace dos años, en el caluroso enero de 2019, llegó auto-exiliado desde el Jardín de la República. Llegó a Colón, en medio de un verdadero bombazo de mercado de verano. “Desde el Norte, trajo en el alma, la alegre zamba que cantó aquí en Santa Fe. Y que bailan los tucumanos, con entusiasmo propio de allí”.
Allá, en el Decano, el “Pulga” era Gardel, Mercedes Sosa, Palito Ortega y todos los músicos juntos. Pero se levantó un día y dijo “Acá no juego más”. Y ese “acá”, para el “Pulga”, era Disney. O sea Atlético Tucumán. Plata segura, jugaba en el patio de su casa, hacía lo que quería y nadie le decía nada. Todos lo aplaudían y el fútbol argentino todo lo admiraba.
Dos años después, con 17 goles en 48 partidos, habiendo llevado a Colón por primera vez en su historia a un final continental en La Olla y consagrado como artillero de la Copa Diego Armando Maradona a puro golazo, puso la misma bomba que en Tucumán: “En Colón no juego más”. Y lo sentenció en esta nota exclusiva con El Litoral en el mediodía del miércoles, que generó rebote en los principales medios de Argentina en deportes (TyC Sports, el diario deportivo “Olé”, TNT Sports) y también en Infobae.
El encuentro estaba pactado para las 11 en el bar-restó “Lisboa”, en el centro comercial de Miraflores, enclavado en la zona de los countries y cuyo titular Carlos Catallo es hijo del querido y recordado “viejo sabalero” que era un personaje en las viejas plateas del Brigadier. “Voy a llegar más tarde, porque Eduardo (por Domínguez, el DT) diagramó un almuerzo obligatorio”, avisó PR 10.
A la hora señalada (sólo para entendidos; o sea Fernando “Coto” Nicola y Juan Víttori, los camarógrafos de El Litoral) asoma el 1.65 metros para 75 kilos. Se saca fotos con la gente, firma camisetas y emociona a “Agus”, un loco bajito que lo idolatra y se queda sin palabras cuando lo ve.
Dos vasos, agua mineral helada y el aire acondicionado al mango adentro. Afuera, el sol quema, tanto como el título que abre la home de El Litoral cuando termina la entrevista con el diario de Santa Fe: “El Pulga Rodríguez no juega más en Colón”.
“Cada cual sigue a su pareja…Joven o viejos, de todo ví”. A los 36 años, camino al modo “Pepe” Sand, el “Pulga” es uno de esos viejitos piolas del fútbol criollo. A excepción de los “ultras” de San Martín de Tucumán, Unión de Santa Fe y todos los santiagueños, el resto del fútbol argentino lo admira al nacido en Simoca.
-Se cumplieron dos años de aquélla historia que arrancó con Comesaña. Arranquemos por el principio: ¿por qué el primer bombazo atómico allá en Tucumán con ese “No juego más en Atlético?
-Como vos decís, yo estaba en un lugar tranquilo, tenía todo, mi familia cerca, todas las comodidades que podía tener un jugador, además de jugar en el lugar de donde es hincha y donde le dio todo. Pero tomé la decisión en diciembre de 2019 de pedir que me permitieran venir a Colón, a buscar nuevos aires, a demostrar que lo que hice no fue solamente hacerlo en Tucumán, sino salir y poder demostrarlo con otra camiseta. Fue una decisión complicada, mover la familia, mover a mis hijos.
-Hoy, dos años después en Colón, ¿cómo se ve con el paso del tiempo esa jugada de riesgo?
-Fue una decisión muy acertada, porque nos fue bien, estuvimos un 2019 hermoso, histórico para mí, para la institución, para el plantel, para el cuerpo técnico, toda la gente que estuvo el 2019 cree que fue un buen año. Si bien no nos coronamos, que era lo que queríamos, fue algo único. Y ojalá que dentro de poco nos olvidemos de ese 2019 y que la gente de Colon esté festejando un título, que no es fácil llegar a la final.
Hace un quiebre, toma agua, se muestra muy tranquilo. Habla pausado, en tucumano básico. Y sigue: “Después llegó el 2020, no del todo bueno el primer semestre, hasta que llegó la pandemia, donde no conseguíamos los resultados, no encontrábamos el equipo, no hacíamos goles, estábamos jugando muy mal, porque no encontrábamos la solución: el entrenamiento era el mismo, el pensamiento era el mismo, la dedicación de cada uno de los compañeros y la de uno fue siempre la misma; entregar el ciento por ciento de cada uno, pero bueno, por cosas del fútbol arrancó muy mal. Después llegó Eduardo casi al inicio de la pandemia, pudimos jugar un solo partido, donde se ganó y después llegó todo lo de la pandemia. Uno estuvo prácticamente tres meses en Tucumán, donde realmente no estaba de vacaciones ni de nada, sino que estábamos entrenando porque no sabíamos cuando volvía. No había fecha de retorno, nos seguíamos preparando porque uno tiene que estar siempre preparado para el momento en el que lo llame la institución en la que está.
-Quiero volver al tiempo de la Sudamericana con Lavallén: ¿se daban cuenta que crecían en la Copa y se hundían en el promedio lentamente?
-Sí, sí. No es que nosotros no nos dábamos cuenta, yo también me daba cuenta, lo decía. Lo hablamos, pero bueno… A veces son decisiones y uno a veces uno apuesta todo a la copa, que en ese momento fue la Copa Sudamericana; y se apostó todo ahí. Si bien los equipos del interior no tenemos el gran plantel como para decir “Que juegue un equipo la copa, otro el campeonato, y que peleen los tres frentes”. Nosotros, para hacer éso, teníamos que jugar con los mismos jugadores, o los que creía el técnico en ese momento que eran los titulares. Yo, a mi entender, no vi que hubiese titulares. Todos nos preparamos par a tener las mismas chances, pasaron cosas… ¡sí, descuidamos el torneo! Y después lo empezamos a padecer cuando se acabó la ilusión de la Copa, que es ahí donde realmente el Mundo Colón se dio cuenta de lo que había pasado en el Campeonato. Porque vos perdías un partido en el campeonato y después ganabas un partido en la Copa y no pasaba nada; era como que venías ganando todos los partidos y al campeonato lo veníamos descuidando. Pero bueno, son cuestiones y decisiones que toma el entrenador: a veces son acertadas, a veces son equivocadas. Hoy, con el diario del lunes, decimos “Bueno, se equivocó en dejar de darle al Torneo y darle solamente a la Copa”… ¿Y si salía campeón en la Copa?...se borraba todo lo otro.
-En ese “Copa sí, torneo ni” llegó el clásico con Unión. Y Colón, con la obsesión en la Copa, puso igual a todos los titulares. No salió bien…
-Sí, el clásico, a ver…Yo en el medio del clásico hablaba con Botinelli, fue un partido asqueroso, de ambos equipos, donde ninguno de los dos llegó, salvo una situación que Vigo me tira una pelota para mí que me queda cerca del borde del área. Fue un partido chato, de cero a cero. Después se encuentran con ese gol, pero no es que Colón lo jugó mal y Unión lo pasó por encima…no. Fue un clásico donde estábamos hablando de un cero a cero, pero bueno…Cuando ganás, las cosas son más fáciles para solucionar. Los errores se corrigen más tranquilos. Cuando perdés, los errores duelen más porque perdiste.
-Pulga, ¿hasta dónde los plancha y hasta donde te plancha la final perdida? Hay anécdotas tuyas llorando en el hotel, sin cenar. ¿Volviste a ver el partido de “La Olla” en Paraguay?
-No la vi más. No la vi más porque son cuestiones que uno dejó cosas de lado. Pasaron cosas en medio de la final y semifinal: yo lo perdí a mi viejo, “Cachorro” (por Burián) tuvo la pérdida de su hermano. Pasaron cosas y lo único que nos mantenía fuerte era la Copa Sudamericana, el competir, el buscar la gloria.
-Lo intentaron pero no se pudo…
-Cuando no se consiguió éso, cayó la ficha de todas las cosas que uno no se permitió vivirla, digamos. Porque uno no hizo el duelo, uno no estuvo con la familia en el momento en el que tenía que estar, descuidó a la madre, descuidó a los hermanos; entonces, es como que todo cayó en ese momento, en esa final, que la perdimos. Si la ganabas, tenías algo para decirle a tus seres queridos “Mirá, por ésto es que no estuve en este momento tan triste, tan incómodo”, que le puede pasar a cualquiera. Todo el mundo que pierde un familiar quiere hacer el duelo, en cualquier otro ámbito laboral te dicen “Tomáte dos días, tres días, cuatro días o el tiempo que necesites para recuperarte”. Acá no, acá no hay tiempo para recuperarte, si te perdías un partido podías quedar fuera. Yo enterré a mi viejo el día lunes y el mismo lunes a la noche estaba viajando para poder estar a disposición del partido contra Mineiro en Santa Fe. Entonces, la final, cuando no llegamos al objetivo, que era tanto grupal, personal, institucional, con toda la gente, era salir campeón. Eso no salió. Asumir ese golpe, o tratar de disimularlo o que pase rápido… no fue un partido más que se perdió, o una final más. Yo a mi edad, veía en ese momento que iba a ser la última chanche de estar en una final de una copa internacional con Colón para salir campeón.
Intenta hacer una pausa PR10 en esta exclusiva con El Litoral, pero frena y sigue: “Se vió reflejado en los inicios de 2020, el equipo no funcionaba. Hubo cambio de dirigencia, de técnico, sacaron mánager, sacaron todo. Entonces, es como que te hicieron ver que no llegamos al objetivo y que las cosas iban a cambiar, que había que arrancar de cero, con la cabeza no tan firme, y con el promedio, que jodía. Ahora sí, empezaron ustedes los periodistas a decir que “Colón tiene que sacar la calculadora, tiene que hacer ésto”, y lo ve el hincha, lo ve la gente.
-¿Y vos no lo veías así a lo del promedio ? Vignatti me decía en la nota del otro día que él como dirigente lo veía como que era algo pasajero, ¿vos lo veías igual que José?
-No, no lo veía pasajero, porque el grupo no estaba al ciento por ciento, estaba golpeado de haber perdido la final. Los que estuvimos en cancha en ese partido nos lastimó mucho, nos hirió internamente. Dentro del plantel pasaron muchas cosas, uno veía que los entrenamientos no eran los mismos, los partidos no eran lo mismo; empezamos a sufrir la final en el momento en el que empezamos a competir, y no fue algo pasajero, por eso es que pasó lo que pasó, que no pudimos ganar, hasta que vino Eduardo, que con él tuvimos la única fecha en la que ganamos.
“Viene el gaucho, le hace un floreo…Y un zapateo comienza allí
Sigue el gaucho con su floreo...Y el zapateo termina aquí”. Ese zapateo, que canta la “Negra” Sosa en “Al Jardín de la República”, terminó aquí realmente entre el “Pulga” y Colón. Aunque, al decir de sus verdades, todo empezó y terminó ese 9 de noviembre de 2019 en “La Olla”.