"Sería una falta de respeto que Vignatti me pida que deje un dinero, yo tengo 36 años, a mí no me va a comprar el PSG. Yo cuando vine a Colón, sólo vine por el sueldo y nada más. Todos cobraron e incluso yo resigné el 15 por ciento de mi bolsillo. Que no vean fantasmas, no es que me quiero ir porque tengo un pre-contrato en otro lado. Capaz me voy de Santa Fe y me quedo en Simoca sin hacer nada. No tengo energía, di todo lo que tenía para salir campeón y no se dio. Mi cabeza ya está en otro lado", dijo el Pulga Rodríguez el 27 de enero en declaraciones exclusivas a El Litoral. Pasó apenas un poquito más de una semana y ahora todo cambió. El Pulga Rodríguez se va a quedar en Colón después de un acercamiento que hubo entre su representante y algunos de los integrantes de la cúpula directiva rojinegra. Aquélla expresión que parecía definitiva e irreversible, mutó rápidamente. Se pasó del negro al blanco, de la peor de las tempestades a que brille el sol radiante casi en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué pasó?, ¿el Pulga cambió de idea o no hubo acuerdo económico para negociar la salida?. Hay cosas que realmente son difíciles de entender en este fútbol en el que casi siempre los dirigentes dicen que "hay que ver qué es lo que quiere el jugador" y acá se da una situación totalmente a la inversa: el final de la película es, justamente, con lo que no quería el jugador, que era quedarse.
Al hincha no le ha caído bien todo lo que pasó en estos últimos tiempos con el Pulga. Encaminado a convertirse en un verdadero ídolo, el punto de quiebre se dio desde el mismo momento en que terminó el partido final en Paraguay ante Independiente del Valle y empezó a decir lo que luego repitió en varias oportunidades: que se quería ir de Colón. De titular indiscutido, figura y capitán, pasó a ser un suplente por el que nadie reclamaba. Recuperó nivel en el último torneo. Arrancó en el banco la Copa Diego Maradona y terminó siendo titular y otra vez figura. No lo fue solamente de Colón, sino del campeonato. Sus golazos decoraron una actuación personal destacada. Habrá pensado que era el momento justo para irse. Pidió hacerlo por la puerta grande. Se encontró con la negativa de la dirigencia a cumplirle el deseo de salir sin dejar nada en la institución. ¿Qué club iba a hacer un ofrecimiento para comprarlo a su edad y a seis meses del final del contrato?, ninguno. El resarcimiento debía salir de su bolsillo. Y si tenía alguna posibilidad (como se hablaba de Nacional de Montevideo, por ejemplo), negociar con ese club el dinero del resarcimiento.
Si arranca el torneo y el Pulga la rompe, el hincha se irá olvidando de a poco el entendible disconformismo por su actitud obstinada desde hace un largo tiempo de no cumplir con el contrato. Los cachetazos a la pasión del hincha, lamentablemente, se vienen haciendo comunes en el ambiente del fútbol. Insisto en que es algo que debe cambiarse y que quizás también tenga que ver con la ausencia de logros deportivos. Generar un sentido de respeto a lo firmado, de pertenencia al club y a su gente y de entrega total a la institución que lo cobija.
Domínguez seguramente hablará con el Pulga para decirle que lo quiere ciento por ciento compenetrado en estos 13 partidos (y más si el equipo clasifica entre los cuatro primeros y juega la ronda final) hasta el cierre de su vínculo con Colón. No será saludable, ni para él ni para el plantel ni para el propio Rodríguez, que no esté a gusto o con las energías disminuidas. Jugar otro torneo con el mismo nivel del anterior, será beneficioso para todos y posiblemente ayude a que nuevamente la gente crea en él. Deberá ganársela otra vez, desengañarla. Es posible que lo logre de un día para el otro, porque así también es el fútbol. Pero el punto de partida, desgraciadamente, es así: en Colón se quedó alguien que no se quería quedar.