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Eduardo Domínguez necesita encontrar alguna reacción después del temblor en el Tomás A. Ducó: ganaba 2-0 y perdió 3-2. Un solo cambio, en principio, la vuelta de Guillermo Ortiz en la cueva.
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Desde el momento que Huracán marcó el 3-2 —lo ganaba Colón 2 a 0 con un jugador más— en el Palacio Tomás A. Ducó, Eduardo Domínguez vivió casi una película que gambeteó por todos los géneros: acción, drama, humor, terror, suspenso... Es que luego de perder ante su ex equipo en Parque Patricios, todas las imágenes se fueron pegando una detrás de otra: el grito de “cagones...cagones” ante las cámaras, la dura charla en el vestuario de Huracán, los casi dos días y medio con el celular cerrado sin atender a nadie, el pedido de disculpas a los jugadores el lunes cuando volvieron a los trabajos, la banca de Vignatti ante los medios, el respaldo público de sus jugadores y la confirmación de poner en campo en el mediodía del domingo a “casi los mismos once” que se dejaron ganar por el “Globito”.
Sin dudas que se juega mucho ante Rosario Central, porque necesita que el equipo muestre alguna reacción, ya sea futbolística, táctica, física o anímica. Y necesita, claro está, sumar. Como sea, pero sumar.
No hace falta aclarar que irá a jugar contra un estadio repleto y más caliente que nunca: Rosario Central viene de ganarle el clásico a Newell’s, lo eliminó de la Copa Argentina y se ilusiona con ganar un torneo donde viene “pegando en el palo” desde las últimas ediciones. Serán 40.000 “canallas” contra los once de Colón en el Gigante de Arroyito.
Más allá de algunas pruebas que hizo en la semana —poner un rato al chico Vigo, por ejemplo—, terminó bancando a los mismos jugadores. Apenas la lógica devolución de titularidad para Guillermo Ortiz, referente y capitán del equipo. En definitiva pareció lógico lo del “Barba”, todo un gesto y una señal, después del respaldo que le dio el vestuario a pesar de sus desubicados dichos en el Ducó.
Si bien faltan cinco fechas para el final de la primera parte de la Superliga, tanto el entrenador como el grupo se juramentaron “llegar de la mejor manera a diciembre y después ver”. Se sabe que, sí o sí, habrá renovación y depuración: ya está “ido” Alan Ruiz (otra vez afuera de todo y acusando una molestia física), se termina el tiempo de Mariano González y también el de Clemente por decisión propia.
Quedan los cinco juegos por la Superliga y las dos finales por Copa Santa Fe frente a Unión de Sunchales: la ida el 14 y la revancha el 18 en el Brigadier López. Los números hablan por sí solos: es el peor semestre de Eduardo Domínguez desde que está en Colón: apenas el 40 por ciento de rendimiento.
Es por eso que, como se lo pidió el mismo DT a sus dirigidos, “necesitamos llegar de la mejor manera a diciembre”. Lo necesita el grupo y también el propio entrenador para no tener temblor a fin de año en el Mundo Colón, sabiendo que en el 2019 lo espera otra Copa Sudamericana para jugar.
En el almuerzo dominguero, Central-Colón a las 13.15. No queda otra con el “Barba”: hay que rezar el Rosario.
Alan Ruiz, que otra vez quedó afuera de todo, subió a redes una foto con la camiseta del Sporting Lisboa de Portugal. Sin dudas, si bien faltan dos meses de contrato, ya está ido.