"A menudo despierto y no encuentro el sentido...Aunque siempre me siento tan feliz de estar vivo...Cada tanto pregunto que podría haber sido...Si tomaba otro rumbo y hacia otro destino..."
Pasó el gran festejo de Colón con su gente: el equipo sigue mareado por las lógicas burbujas del champagne. Algo que era previsible con 116 años de espera. Quedan dos meses y un puñado de partidos para reconstruirse de cara a la segunda final del año en Santiago del Estero.
"A menudo despierto y no encuentro el sentido...Aunque siempre me siento tan feliz de estar vivo...Cada tanto pregunto que podría haber sido...Si tomaba otro rumbo y hacia otro destino..."
-¿Con quién imagina jugar la final de Colón en diciembre, en Santiago del Estero?
-Con River, sin dudarlo. Quiero jugar la final con River, porque somos los dos mejores equipos de Argentina
Esa respuesta del presidente José Néstor Vignatti en la exclusiva a El Litoral en el medio de la cancha hizo las veces de alarma o despertador: cuando se acallen los ecos del festejo (algo complicado tratándose de un club tan pasional como éste), todos se darán cuenta que en apenas dos meses y un puñado de partidos después, Colón volverá a jugar una nueva final para ir por otra estrella. Será en diciembre, en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, por el llamado "Trofeo de Campeones" y con un estadio que tendrá miles de sabaleros en sus gradas.
"Un rayo de luz no vuelve a caer en el mismo lugar...Un ave no vuelve la vista hacia atrás...". Muchos se preguntan (bah, en realidad, nos preguntamos) ¿cómo hará Colón para "desenfocar" el modo festejo y enfocar de lleno la segunda final en menos de medio año en el contexto de un año, justamente, histórico e inolvidable?. Complicado responder. Una parte importante de la devolución la puede tener Eduardo Domínguez; la otra parte es toda del diván. No pasa por las "gambas" o los botines de colores. Pasa por la cabeza, sin dudas. Ahora bien, si es por como hoy se lo ve y se lo nota al equipo adentro de la cancha, más que un psicólogo convencional hay que llamarlo directamente a Facundo Manes para que venga a Colón.
Esos dos rubros, premios y renovación DT, dejaron el chanchito vacío. Más allá de la frase de cabecera de Vignatti: "Colón no tiene cheques tirados por una sencilla razón: no usa chequera". Sin deudas sí, pero sin resto hasta 2022. Por eso vino Beltrán y no Javier Correa. Por eso se fue "Pulga" y vino Formica. Más claro, imposible. Así en el fútbol como en la vida: ¡había que pagar la fiestita!.
"Un rayo de luz no vuelve a caer en el mismo lugar...Un ave no vuelve la vista hacia atrás...". Todo parece indicar, con 33 puntos por jugar y a diez por debajo del líder River, que Colón ya debe despedirse de este torneo. Quedan 11 (once) partidos y dos meses para prepararse para la segunda final del semestre. Increíble pero real: la tercera final en sólo dos años. Salto de calidad obsceno. No habrá recetas mágicas ni refuerzo "bomba". No hay ventana. Es el mismo Colón, con los mismos jugadores y el mismo entrenador. Con el mismo sueño de fútbol. El mismo cielo, otra estrella, esta vez en Santiago del Estero.
"Qué fortuna encontrarte, aunque no lo elegimos...Que me cuentes tus sueños y que cuentes conmigo". Otra vez, Colón, lejos de Santa Fe. Antes San Juan, ahora Santiago del Estero. Se sabe, un rayo de luz no vuelve a caer en el mismo lugar. El deseo futbolero de una parte muy importante de Santa Fe es que vuelva a caerle el mismo rayo. Y la misma estrella. Aunque sea en otro lugar.