Lucas Ceballos escribió su nombre en Colón en una temporada en la que Eduardo Domínguez comenzó a conquistar al hincha sabalero. Fue cuando apenas llegó y logró levantar una campaña que no era buena para colocar al equipo en la Sudamericana. Y este sanjuanino que hoy ha cumplido su sueño de volver al club en el que nació -Sportivo Desamparados- tiene todavía muy vivo el recuerdo de aquellas dos temporadas en Santa Fe.
-Volver a Desamparados, ¿es como volver a jugar en el patio de tu casa?
-¡Tal cual...! Siempre dije que quería volver en un buen momento para dejar una imagen como la gente. Estoy de vuelta en el club donde nací, que me dio las primeras armas para largarme en el fútbol y es algo que desde que me fui lo dejé latente, para algún día volver. A los 34 años estoy bien y con ganas todavía.
-Sacame de una duda, ¿por qué le dicen el serpentario?
-Porque dicen que en el lugar donde está la cancha, antes había muchas víboras. Y además, que el equipo que jugó el primer Nacional, allá por el 68 o 69, eran todos bajitos y jugaban mucho por abajo.
-¿Qué significó Colón para vos?
-En mi carrera fue el salto más alto, jugué en el más grande de Santa Fe y uno de los más grandes del interior. Lo disfruté mucho, fueron dos años muy lindos.
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-No. Después de haber estado todo ese tiempo ahí, me dí cuenta que estaba bien organizado y el regreso de Eduardo Domínguez sirvió para que continúe con un lindo proceso que había comenzado en la época en que yo estuve.
-¿Qué te sorprendió de Domínguez?
-La manera de trabajar y la forma de convencer. No importa quién juegue, sino que la identidad de juego es uno y eso se vio en la fase clasificatoria. La realidad de Colón es el producto del buen trabajo que se viene haciendo.
-Cuando Domínguez asumió, al segundo partido tuvo que jugar aquel clásico de los goles de Ortiz y Garnier. Era un momento difícil. ¿Qué recordás?
-Ese día sabíamos que había que ganar ese partido para tener un envión para el resto del torneo. Con Eduardo habíamos arrancado tratando de salir jugando desde atrás y en ese partido vimos que Unión presionaba bien alto, sobre nuestra zona de gestación. Entonces, modificamos el estilo. Me acuerdo que nos dijo: "Muchachos, yo no estoy de acuerdo con esta forma de jugar, pero es lo que tenemos que hacer ante este equipo. Evitemos pases cortos, hay que saltear líneas con pelotas largas y de esa forma lo vamos a complicar". Y fue así, le trasladamos un problema a ellos, que venían con otro planteo y se vieron sorprendidos.
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-¡Claro! La versatilidad que tenía para planificar partidos. Eso se vio luego, iba partido a partido y así llegamos a la Sudamericana.
-¿Ya lo veías a Vigo como la figura que fue?
-En ese momento, él estaba en reserva. Me habían dicho de sus condiciones, pero era muy temperamental, jugaba muy al límite. Hizo el click y demostró que esa energía la podía canalizar por otro lado. Pudo sostener un buen nivel y pasó a uno delos mejores equipos de la Argentina. Es un pibe muy humilde, trabaja mucho y ojalá pueda triunfar.
-¿Cómo pensás que se puede dar el partido cuando se juegue?
-La propuesta va a ser con la misma tónica, la de salir a buscar el partido. Colón tiene jugadores desequilibrantes del medio hacia arriba y, en cuanto al retroceso, va a recuperar a Goltz, que tiene voz de mando y no lo van a sorprender. Me parece que va a jugar así. Independiente será un rival duro, tiene experiencia y jerarquía.
-Colón tiene con qué ilusionarse y si pasa este partido, la final será algo único, histórico. Y si llega, me gustaría verlo contra Boca.
-¿De Santa Fe?... La ciudad... Me tocó estar en un muy buen momento del club, se dieron resultados favorables y el día a día fue muy lindo. A mí me tocó jugar en otros lados, en otras provincias y lo que vi en Santa Fe no lo vi en ningún otro lado. Esa cercanía con la gente, es única.