Edición 80 de un duelo que tiene 55 años de existencia
El de este sábado es la "Madre" de todos los choques Colón-River
En el magnífico “Madre de Ciudades” de Santiago del Estero, sabaleros y millonarios jugarán por el título de campeón. Si bien se midieron en Libertadores, nunca antes hubo un partido tan trascendente como el de este sábado.
Archivo Uno de los grandes duelos coperos entre Colón y River , allá por 1998, en tiempos que la Libertadores la jugaban dos equipos por país, solamente.
Antes de que su nombre sea recuerdo, mito y leyenda con su paso a la eternidad, el gran capitán que tuvo Colón en el memorable ascenso de 1965, Jorge Omar Sanitá, siempre contaba la anécdota de aquélla primera victoria de Colón ante River, un frío domingo de julio de 1966. “Le hicimos el gol a Amadeo Carrizo cuando iban 10 minutos. Orlando Medina fue el autor. Desde ahí en adelante, nos dedicamos a enfriar el partido. Lo de Errea, nuestro arquero, era impresionante. Me daba la pelota a mí y yo se la devolvía. Así estuvimos casi toda la tarde. Eran tiempos en que el arquero podía tomar la pelota con las manos cuando la recibía de un compañero. Se querían morir”, recreaba ese gran tipo –y enorme jugador- que fue Jorge Sanitá.
La realidad, es que Colón y River supieron armar encuentros memorables en Santa Fe unos años después, cuando el estilo de juego de los dos equipos se asemejaba. El 75 fue ejemplar en ese aspecto. River le ganó a Colón 4 a 3 en el Monumental y empataron 3 a 3 en el Centenario. Vayamos a ese partido, el del 3 a 3 que se jugó el 21 de mayo de 1975.
“Vengo a la cancha porque, al igual que al público en general, también a nosotros, los gobernantes, el fútbol nos sirve para descargar tensiones”. ¿A quién pertenecen estas afirmaciones?, al doctor Carlos Sylvestre Begnis, por ese entonces gobernador de la provincia y asistente al “partidazo” que se jugó en un Centenario que se desbordó de público y dejó una recaudación de más de 78 millones de pesos, constituida en récord por ese entonces.
El arco que da al ahora Fonavi Centenario, fue el lugar en el que Cococho Álvarez dejó dos veces sin chances a Fillol para convertir los primeros dos goles de Colón. El de Jota Jota Paso (donde en aquél momento estaba la tribuna de madera en la que se ubicaba la tradicional barra Santa Rosa de Lima), fue el arco en el que el Gringo Mariano convirtió el 3 a 3 definitivo de ese gran partido.
“Colón fue el grande”, tituló El Litoral al día siguiente, destacando de “sobresaliente” la actuación de un Colón que era dirigido por el Gitano Juárez y que en la fecha siguiente también igualó, ante Banfield en Buenos Aires: ¡4 a 4! Ese equipo jugaba muy bien, tenía mucha calidad, un técnico que lo mandaba al frente, estuvo 18 partidos sin perder y no pudo con algo que se caía de maduro que debía pasar. Es que River llevaba 18 años sin ser campeón y el 75 era el año. Nada raro, nada acomodado. Justicia. Angel Labruna había armado un equipazo. Fillol, Perfumo, Passarella, el Negro Jota Jota López, el Beto Alonso, Pinino Más, el Puma Morete y siguen los nombres. No hubo con qué darle. Pero Colón lo tuvo ahí.
A propósito, días antes le habían efectuado un reportaje al Gitano en el diario La Razón y había señalado que “Colón puede ser campeón del torneo Nacional”. Lástima que el Gitano no se quedó a dirigir el Nacional. Menotti le dio una selección del interior para que dirija, pero algunos problemas económicos lo alejaron de Colón y se quedó Cheves al mando, haciendo un buen torneo Nacional.
Volviendo a ese 3 a 3, River fue ganando el partido en las tres oportunidades, con dos goles de Morete (por aquel entonces, un verdadero verdugo sabalero) y el Beto Alonso. Dos veces Cococho Alvarez y en última instancia Mariano, fueron los que consiguieron los empates para un 3 a 3 que convirtió a aquel encuentro en uno de los destacados del certamen.
Pasaron poco más de dos años para otro encuentro inolvidable entre Colón y River en el Brigadier López. Fue el 2 de noviembre de 1977 y ganó River 3 a 2. En River seguía Ángel Labruna como entrenador, mientras que en Colón se había producido el regreso de otro hombre que, al igual que el Gitano, se lo recuerda con mucho cariño en el club: Juan Eulogio Urriolabeitia (que también fue entrenador millonario).
“Titánica lucha en un partido memorable”, fue el título de El Litoral, destacándose nuevamente que se habían batido todos los récords de recaudación. Ya la cancha tenía una estructura diferente. El doctor Eugenio Daniel Marcolín, un joven —por ese entonces— presidente sabalero, había construido la tribuna de cemento norte. Y en el lateral este se habían colocado las estructuras de madera que imperaron por mucho tiempo hasta que se construyó, ya en los 90, la actual infraestructura de cemento. ¿Saben cuánta gente pagó entrada esa noche?: 25.505. Todo un récord.
El partido estaba empatado en el primer tiempo por los goles de Víctor Rodolfo Marchetti para River y la “Chiva” Di Meola para Colón. En el complemento, volvió a desnivelar Marchetti, empató Aricó y tras cartón llegó el gol de Leopoldo Jacinto Luque para darle el 3 a 2 definitivo al partido. Precisamente, las virtudes de Aricó para señalar goles de tiro libre (se cansó de hacerlos en Colón, al igual que Roldán en esos tiempos) y de Leopoldo Luque, quien atravesaba por un gran momento e hizo un gol espectacular para definir el partido, fueron algunas de las figuras individuales desequilibrantes en un partido inolvidable.
Naturalmente, el repaso no puede prescindir de dos partidos que el pueblo sabalero jamás olvidará. Los que peinan canas ya, se acordarán del 5 a 2 del 12 de marzo de 1978. Coincidían los entrenadores del año anterior (Urriolabeitia y Labruna), pero había algunos cambios en los equipos. Por ejemplo, en Colón aparecía Vergara como primer central y Monzón ocupando el sector derecho en el ataque. También River mostraba a Sabella como integrante de un mediocampo de poca marca con Merlo y Alonso, más la aparición de Coscia, un ex Colón, como integrante del tridente ofensivo junto a Pedro González y Marchetti.
Fue espectacular la reacción de Colón, porque perdía 2 a 0 con goles de Alonso y Marchetti. Luego llegaron los goles sabaleros: dos de Villarruel –un fenómeno que todavía despunta el vicio con amigos, acompañado por el chaqueño Mazo, otro “pedazo” de jugador que el Pajarito Rossi trajo desde Salta- para poner el 2 a 2 con el que concluyeron los primeros 45 minutos. Y después, Aricó, Luñiz y Di Meola para el 5 a 2 definitivo, en un River que ya no tenía al Pato Fillol en el arco (afectado a la selección) y contaba con Juan Carlos Delménico como titular.
El último antecedente de goleadas es más contemporáneo y a la vez inolvidable: es el 5 a 1 con “baile” al River de las estrellas en 1997. Fue el 11 de mayo y la actuación del equipo de Pancho Ferraro resultó inolvidable. Leo Díaz; Ibarra, Medero, Rodríguez Peña y Unali; Aquino, Castagno Suárez, Uliambre y Saralegui; Castillo y Müller fueron los responsables de un 5 a 1 notable, frente al River de Bonano; Hernán Díaz, Trotta, Altamirano y Sorín; Monserrat, Astrada, Berti y Gallardo; Francéscoli y Salas, con los ingresos posteriores de Cruz, Solari y Gancedo, bajo la conducción de Ramón Díaz. Tres de Saralegui y dos de Castillo redondearon una victoria memorable y casi se podría decir que irrepetible. River no perdió más a partir de allí y fue campeón con un sprint final tremendo.
Archivo La tarde que Colón le propinó una paliza a ese River de grandes estrellas en 1997. Una actuación descollante e inolvidable.
La tarde que Colón le propinó una paliza a ese River de grandes estrellas en 1997. Una actuación descollante e inolvidable.Foto: Archivo
La historia reciente tiene también el condimento especial de que las cuatro veces que se enfrentaron Gallardo y Domínguez, el Muñeco nunca pudo ganar. Fueron dos victorias sabaleras y dos empates. No es poco ante semejante rival (y semejante técnico).
River y Colón jugaron por el torneo de Primera, por Copa Argentina y por Copa de la Superliga. También lo hicieron en la Libertadores. Entre marzo y mayo de 1998 se vieron las caras en cuatro ocasiones. Las cuatro veces ganó River. Pero el profesor Daniel Córdoba dispara duro contra el arbitraje de aquéllos partidos de cuartos de final. “A Colón lo bajaron los árbitros que dirigen para la corona”, dijo el querido profesor, apuntando a la Afa.
Cuestiones históricas que alimentan a este choque trascendente. Colón y River jugaron 79 partidos. El de este sábado será el número 80. Nunca antes uno tan importante como el que se jugará en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, cuando el año se cierra. Y el fútbol también.