El supuesto equipo de Falcioni perdió con Godoy Cruz Antonio Tomba de Mendoza y se sigue hundiendo con los números domésticos: un solo triunfo en 17 juegos. Toda la fortuna se "timbea" contra Talleres.
De los creadores de "armamos un Colón para pelear las tres competencias" (textual de Julio César Falcioni, el 5 de enero de este año), queda todo reducido a la revancha de este miércoles contra Talleres por la Libertadores. Los números en la competencia criolla hacen doler la vista y haber quedado eliminado a manos del limitado Patronato en la Copa Argentina devuelven el dolor de cabeza de viejos tiempos. Así las cosas, toda la fortuna de quien entró a la Copa como "campeón" y "Argentina 1" en el bolillero se pone en juego en los 90 minutos del miércoles. O sea todo el prestigio se va a la timba de la ruleta con la última bola. Innecesario, se podría haber evitado.
En el desmadre y desbande que es el fútbol profesional de uno de los últimos campeones de la Argentina, Colón ni siquiera es capaz de traducir la idea de "equipo alternativo". Porque la palabra "equipo" supone trabajo. repetitividad de movimientos, conocimiento y habitualidad al dibujo táctico. Cada vez que lo necesitó, Colón nunca puso en campo un equipo alternativo o un mix. Siempre dijo la sensación de un arquero (por lo menos ese sí juega en su puesto) y diez voluntades aisladas, desconectadas y desconocidas. En pocas palabras, Colón nunca trabajó la idea de "muletto", "equipo 2" o "alternativa". Por lo virginal de la idea del DT, siempre pareció un "rejuntado".
Sin caciques (no los quiere el DT), sacó un indio de cada tribu. Para los años '70 hubiera estado fabuloso; para estos tiempos del profesionalismo furioso es una ventaja (que da Colón, obvio) imperdonable. Algunos jugadores en recuperación, otros en su despedida anticipada, un par de suplentes y un puñado de pibes manoteados al azar. Que salga lo que salga fue la receta. Y siempre salió mal.
Lo más grave es que Julio César Falcioni está cerrando su primer semestre y su segundo mercado de pases. En casi nada Colón muestra evolución, esa palabra tan de moda para la Conmebol. La receta en el radar tampoco es clara: no es amante de los "pibes" como convicción (si los puso hasta acá es por obligación del almanaque), rechazó casi todos los jugadores extranjeros y si bien es amante de los llamados "jugadores grandes", su diálogo con los líderes de este vestuario es casi nulo. Prueba de ello lo que hizo con el "Pulga" en Mendoza: lo mandó al "muere", le quitó las ganas a alguien que se había reinventado en el Kempes con un bola magistral en la cabeza de "Wanchope".
"Yo veo que hay un tema generacional, veníamos acostumbrados a Eduardo. Nos está costando", dejó como aporte "Cachorro" Burián. Por lo visto nadie lo leyó ni escuchó al ahora arquero de Vélez, explicando las barreras que no lograron quitar con Falcioni.
En Mendoza salió a jugar como lo marca la campaña en el torneo local: intentando no perder. Delgado, Acevedo, Sánchez Miño y "Pulga" como posibles faros en el medio de tanta juventud desde las inferiores. Mucha gente de mitad hacia atrás; apenas "Pulga" de uno-uno y Déboli para correr todas en el medio del desierto y sin nada de agua. Entre los once, un par de prácticas y a la cancha Julián Chicco, uno de los poquitos refuerzos que llegaron hasta ahora.
Así volvió a jugar y perder Colón. Sensación de la nada misma. Vacío total. El título de "Los Chicos de la Guerra" le vendría al pelo a un montón de pibitos de Colón a los que les tiraron la camiseta sin GPS.
Un poco de inferiores, un refuerzo nuevo, un rato de posibles suplentes el miércoles, otro rato de jugadores titulares el miércoles. No es serio Colón en el campeonato local. Es, como decíamos antes, un auténtico "rejuntado". Los primeros responsables, los dirigentes. Saben que el Titanic está por chocar y se va a hundir pero siguen tomando champagne y bailando en el primer piso con la Copa. Al mismo nivel de responsabilidad, el entrenador, al que no le importa nada rifar el prestigio que consiguió Eduardo Domínguez: 53 por ciento de puntos con el "Barba" a 30 y pico de Falcioni. Total, queda la bala de la Copa. Y después, con el promedio y las tablas de las copas para el 2023, que pague Dios.
Otra derrota más de Colón. Sin juego, sin táctica, sin jugadas de pelotas quietas. Apenas las ganas de los chicos de inferiores, argumento poco sólido para competir en el fútbol profesional de la Argentina. Bah, en realidad, en el torneo doméstico Colón participa pero hace rato no compite en la era Falcioni.
Lo del miércoles, sin dudas, marcará un antes y después. Si se pudiera rearmar el viejo túnel de la cancha de Colón, el DT debiera salir por allí y perderse en el banco. Pasar lo más desapercibido posible. Y armar un equipo "amigable", con jugadores en sus posiciones naturales.
Por lo menos, por lo visto hasta acá y con la prepotencia que marca la jerarquía de sus jugadores, el Colón de la Libertadores es distinto y tiene ADN de equipo. El del torneo argentino, que ganó 1 partido de 17, es un "rejuntado". Cualquiera se le anima, cualquiera le falta el respeto.
Eso que costó sangre, sudor y lágrimas se tiró al tachito de la basura. Éso que se ganó con el "Barba", Colón lo está "timbeando" por un partido de Libertadores.