San Juan resurgió de los escombros igual que este Colón de Domínguez
En 1944, el movimiento telúrico fue devastador; en 1977, el pánico volvió a adueñarse de todo el pueblo sanjuanino, pero supieron salir adelante. Hoy, una ciudad sin amenazas de viento Zonda, se convierte en el epicentro futbolero en plena pandemia.
San Juan resurgió de los escombros igual que este Colón de Domínguez
Mientras no sople el Zonda, San Juan tiene una tranquilidad que no condice con las desgracias sufridas a lo largo de su historia. Aquél terremoto de enero de 1944 duró apenas 7 segundos, pero fueron suficientes para que 100.000 personas -casi toda la ciudad- se quedara sin techo y que 10.000 personas dejaran de existir. Treinta y tres años después, en 1977, el epicentro se dio muy cerca de esta capital, en Caucete. Las víctimas fueron muchas menos, aunque el sismo duró 20 segundos. En una y otra oportunidad, San Juan se reconstruyó. Basta con mencionar los peligros a los que está expuesta esta zona por obra de la naturaleza, para entender de qué manera se preparan los sanjuaninos para eludir sus devastadoras consecuencias. El claro ejemplo es que cualquier sanjuanino le dará, al visitante, un par de consejos: "no subas a un ascensor" y "ubicate debajo del dintel de las puertas, porque las construcciones están preparadas para que la gente pueda encontrar allí un refugio". Están preparados. En el sufrimiento, encontraron fuerzas para no dejarse caer.
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¿Qué clase de partido se verá el sábado, preguntan los sanjuaninos?. Si de algo uno puede estar seguro, es que Independiente no tiene mucho que ver con aquella identidad histórica que lo llevó a ser el Rey de Copas en algún tiempo y a lograr dos títulos del mundo con un jugador imposible de igualar: Ricardo Bochini. Ya no hay un Bochini y queda poco de ese estilo. Hace poco, Menotti dijo que alguna vez habrá que pensar que para destrabar un partido cerrado hace falta que aparezcan los buenos jugadores y que más allá de la táctica o la estrategia, sean ellos los encargados de desatar los nudos de un partido. Independiente tenía varios de ellos y un estilo de juego que priorizaba el buen trato de pelota y una inclaudicable vocación ofensiva. De eso no le queda mucho. Falcioni, fiel a su estilo, plantea algo más cerrado. Cuando su equipo retrocede, se para 4-5-1, achicando espacios del medio hacia atrás. Cuando ataca suma gente, pero la recuperación de la pelota no la plantea sobre la salida del rival, sino en la mitad de la cancha o cerca de su propia área.
Colón debe entender que el partido no será igual al del sábado pasado. ¿Es favorable o perjudicial que ello ocurra?, en principio parece favorable porque la pasó mal contra Talleres, sobre todo en el primer tiempo. Fue desbordado por un rival que lo superó claramente, haciendo figura a Burián. Independiente no aparece como una amenaza tan importante, pero tiene un aspecto que Colón tendrá que considerar: trabaja mucho en el desgaste del rival, llevándolo lentamente hacia su propio juego. Ha conseguido una firmeza defensiva que lo convierte en un equipo sólido, como se supone que deben ser los equipos de Falcioni. Por eso, si Colón tuvo que estar concentrado para neutralizar a un equipo que lo quiso atacar en todo momento, ahora también deberá hacerlo con otro que lo va a esperar y que jugará con su error.
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Si se confirma la vuelta de Goltz, se me presentan dos dudas: 1) quién saldrá; 2) de qué jugará el entrerriano. Si sale Garcés, me parece una injusticia; si sale Bianchi, Colón se queda con un arma menos de juego aéreo ofensivo. En el caso de que siga Garcés, la posición de Goltz será la de siempre; pero si queda Bianchi, la idea es que vaya al costado y que Bianchi sea el defensor central, algo que nunca se pudo consolidar en este torneo porque sería la primera vez que Goltz y Bianchi arrancan juntos desde el minuto cero de un partido (lo iban a hacer contra Arsenal, pero a la mañana del partido se lesionó Goltz). Luego, el cambio de Mura por Meza se cae de maduro y no estaría de más plantear algún retoque arriba. En principio, se mantendría a los mismos (Castro-Morelo-Pulga), pero si Domínguez piensa en Farías o en Leguizamón, el candidato a quedarse afuera no es Castro como mucho creen, sino Morelo. ¿Lo hará?, difícil. Al menos, todo se perfila para que el equipo arranque igual, aunque es complicado analizar a Domínguez desde el punto de vista de su actitud para hacer los cambios. Tanto en el clásico, como frente a Talleres, el técnico no movió prácticamente el banco, aún cuando el partido invitaba a pensar en jugadores que con más aire y piernas que los que estaban jugando, pudieran cambiar la historia.
Como dijo Domínguez, Colón se coló entre los grandes y de allí la justificación de su emoción cuando el equipo consumó la victoria por los penales ante Talleres. Es el técnico que hizo olvidar lo que pasaba hace un año, cuando junto con la pandemia arreciaban los fantasmas de un promedio maltrecho. Hoy el panorama es totalmente a la inversa y mucho es mérito del técnico, por más que no lo quiera reconocer, al menos de la boca para afuera. Quedaron tres grandes, es cierto y se fueron los equipos que mejor fútbol jugaban: Vélez, Talleres, River y, a su estilo, Estudiantes. La riqueza individual de Independiente, Racing y Boca es mayor. Hay una cuenta bancaria y una chapa que así lleva a pensar. Pero en el juego, ninguno de los tres infunde temor. Más que nunca, por más nombre y prestigio que puedan tener, el fútbol achica los márgenes, los nivela y eso es lo que también suma puntos en este juego de volver a ilusionarse en el que ha entrado el hincha sabalero.