Un primer tiempo aceptable y un triunfo ajustado pero merecido
En vísperas de la primavera, Colón salió de su "invierno"
Llevaba cinco partidos sin ganar, con actuaciones preocupantes, pero le tocó volver a la victoria y se rescatan algunas actuaciones individuales que levantaron su nivel, caso Aliendro.
En vísperas de la primavera, Colón salió de su "invierno"
Justo unos días antes de su llegada, Colón adelantó la primavera y decidió salir de ese invierno futbolero que lo tenía preocupado por esa racha de cinco partidos sin victorias. Aliendro (7) por el gol y por el buen primer tiempo que hizo, terminó siendo el más destacado en el balance individual. Bajó un cambio en el segundo tiempo, como también lo hizo Ferreira (6), otro de los jugadores que vale rescatar y al que Domínguez decidió sacar cuando promediaba el segundo tiempo, seguramente al verlo más cansado que otros jugadores, para poner a Yeiler Góez para que le dé más aire a ese mediocampo que se estaba perdiendo ante el mayor ímpetu y predisposición que mostraba el rival.
Inevitablemente, Burián (6) entra en el podio de los mejores por esa atajada tremenda en el final del partido que impidió el empate. Era gol, pero Burián estaba en el lugar en el que debía estar. Sin muchas otras atajadas de importancia, fue muy seguro en el juego aéreo y transmitió una tranquilidad muy particular en este muy buen arquero que tiene Colón.
Mura (6) terminó redondeando un partido aceptable, sobre todo porque fue la variante por sorpresa que tuvo Colón, armando un buen tándem con Castro en el primer tiempo y con Farías en el segundo. No fue bueno el trabajo de los centrales. Tanto Bianchi (5) como Goltz (5) tuvieron problemas con la velocidad de Sequeira cuando Central Córdoba metió pelotazos en el primer tiempo y no fueron seguros en el juego aéreo porque le cabecearon demasiado a Colón en la parte complementaria. Delgado (6) metió algunos pelotazos muy interesantes y cada vez que subió aportó claridad y precisión.
En el medio, Lértora (6) cumplió en lo suyo y se acercó bastante a ese nivel de regularidad que fue tan habitual en el torneo pasado. Castro (5) jugó mejor el primer tiempo que el segundo, estaba para salir y sin embargo lo dejó los 90 minutos. Su gravitación fue cayendo en la parte final, más allá de algunas apariciones esporádicas pero ya sin el mismo resto físico. Bernardi (4) estuvo bastante ausente en el primer tiempo, sin encontrar la posición ideal en la cancha y perdiendo cuando quería meterse entre los centrales rivales. En el complemento, cuando también daba la impresión de que estaba para salir mucho antes (lo sacaron cuando iban 38 minutos), hizo una jugada estupenda "limpiando" dos rivales adentro del área y enfrentando a Rigamonti, pero su remate de zurda, defectuoso, se fue desviado, desperdiciando la mejor ocasión que tuvo Colón para liquidar el partido con otro gol que aumente la ventaja.
Arriba, Farías (5) hizo muy poco en el primer tiempo, justamente en el momento de mayor predominio de Colón. En el complemento apareció un poco más, quizás porque tuvo mayor posibilidad de espacios libres. Esto hizo levantar su nivel, pero no fue el jugador que provoque desequilibrio y que inquiete al rival, como ocurrió en otras ocasiones.
La entrada de Garcés sobre el final, fue para que el equipo se pare con línea de cinco para contrarrestar el juego aéreo que seguramente iba a imponer el rival. Se metió muy atrás el equipo en ese final. Por un lado, fue algo que no reniega de la lógica y ocurre, cuando un equipo va perdiendo y juega todos los cartuchos que le quedan en el final. Pero resultó peligrosa, esa actitud de Central Córdoba, para un Colón que terminó metido muy cerca de Burián.
Colón mejoró algo y ganó con lo justo. Si algo no se puede discutir, es que la victoria fue merecida. La justicia del resultado se hizo presente en un partido que tuvo intensidad. Colón es más que esto, pero venía defeccionando, alejado de los buenos resultados, con actuaciones que llamaban poderosamente la atención y que no tenían nada que ver con las que lo habían llegado a la gloria. No volvió a ser el mismo de antes, pero se acercó. Y eso es bueno.