—¿Cómo era Colón en esos primeros años tuyos?
Dice que el club es su casa, que Vignatti lo llamó dos veces —por “Dida” y por Cardona— para preguntarle algo y que quiere ayudar en lo que sea. “Sufrí la final de la Sudamericana solito frente al tele: nunca tuvimos chances”, reflexiona.
—¿Cómo era Colón en esos primeros años tuyos?
—Entrenábamos en “La Olla”, no había portería, era de tierra, había que caminar dos o tres cuadras del estadio hasta llegar a ese lugar. La verdad, no eran las mejores condiciones para entrenar. Hoy cambió todo, Colón tiene un predio increíble. Siento que no desperdicié nada de ese tiempo, aproveché cada momento que tuvimos.
—Debe haber momentos y fechas especiales...lugares...
—Recuerdo mucho los torneos de “Toritos de Chiclana”, íbamos y dábamos pelea. Perdimos una final con el Vélez de Simeone, Mohamed, grandes figuras. Le jugamos de igual a igual y la perdimos con ellos. Fue el mismo día que Colón se va de la cancha jugando con Boca en Santa Fe en el ‘81.
—Llegamos al debut como profesional
—Es increíble mi debut. Llego al entrenamiento del viernes, estaba lesionado el paraguayo “Quebracho” Gamarra y se indispone el suplente. El sábado se concentraba y el domingo se jugaba con Estación Quequén. Viene Horacio Harguindeguy, el entrenador y me dice: “Zurdo, vas a debutar. Espero que lo que mostrás en los entrenamientos y en el día a día, lo mostés mañana”.
—¿Recordás algún “consejo” en especial?
—Pasa algo, que pocos saben. La historia es que Horacio era muy cercano a la gente de Gobierno de ese entonces —Antonio Vanrell, vicegobernador— y Pedro Marchetta tenía una relación muy buena con ellos. Vino a Santa Fe y fue el “Negro” Marchetta el me habló mucho.
—¡Imposible olvidarte qué te dijo!
—Me agarra y me dice “Pibe, la primera pelota es para un jugador de Colón, la tenés que tocar bien. Te van a querer salir los rivales a intimidarte, porque saben que estás debutando, así es el fútbol. Te van a hablar mal, quedáte tranquilo que ninguno mató a nadie en una cancha de fútbol y ésto no es de fuerza física. Las primeras dos o tres pelotas seguras”.
—Se ve que te vino bien...
—Fue así, agarré confianza. En los últimos minutos agarré un tiro libre y pude marcar sobre el final el 2 a 0.
—Cero queja al destino
—Soy un agradecido a Raúl de la Cruz Chaparro, un tipo que con esa edad y experiencia, te deja a los 17 años patear un tiro libre. El grupo era bárbaro, hice grandes amigos en ese equipo: el “Chino”, Escobedo, Míguez, Nicosia. Y la banda de acá “León” Toledo, “Cacho” Vera, el “Bicho” Godano. Todos pasaban y me decían algo. Y eso hizo que entrara a la cancha con una seguridad increíble ese día.
—No sufriste la famosa “meseta”...
—Fue raro porque empecé muy bien, pude tener dos o tres partidos sin el mejor de los niveles. Terminé la primera ronda con cuatro goles, sin ser un primer gran cierre. Eran torneos largos, larguísimos. La segunda vuelta sí, arranqué con todo: 11 goles en 11 partidos. Y ahí me lesiono de los meniscos, me opera y me recupera alguien de quien me dolió en el alma su muerte: Carlitos Rezzet.
—Fue un calvario lo que vino después
—Tal cual. Luego de la operación, no puedo jugar las finales. Juego un ratito en la semifinal contra Lanús y hago el gol. ¡Como habré estado que voy a abrazarme con Carlos Rezzet al banco, para dedicárselo, y me acuerdo que voy “rengueando”!. Se notaba que no podía. En las finales del ‘89 contra Unión, no podía. Entré un ratito nada más.
—La gente te hizo la “bendición popular” de entrada
—Yo era querido por la gente y me identificaba con ellos por ser hincha de Colón. A los 10 años tuve que elegir entre Colón y Unión...elegí Colón. Llegué a viajar con la hinchada a un partido contra Cipolletti en Río Negro cuando no era jugador profesional, ellos me invitaron. En cada partido de local iba a la cancha siempre y la gente tenía un cariño especial.
—¿Cómo viviste la final de la Sudamericana?
—Sólo frente al tele
—¿Sufriste, “Zurdo”?
—Con Colón se sufre siempre, es un eterno sufrimiento. Se que Colón en algún momento otra alegría nos va a dar y vamos a estar en una final de nuevo. La viví como loco, solo en todo sentido, viendo el partido y sufriendo de una manera increíble.
—¿Y del partido en sí?
—Siempre digo lo mismo: no vi nunca una posibilidad dentro del partido para que Colón gane esa final. Me pareció muy superior Independiente del Valle.
“Vignatti me habló dos veces”
Cuenta que el presidente Vignatti lo habló y le dijo “Sos embajador de Colón en México”. Lo dice abiertamente, aunque cuenta que el contacto fue mínimo.
—¿Te habló para alguna gestión?
—Cuando fue lo de “Dida” Domínguez me habló: tenía dos opiniones de Alex: una no muy buena y la del “Patón” Bauza excelente. Yo le dije que era interesante. Después me habló por Cardona, cuando estaba en Boca y hablé con gente de Monterrey, pero ya estaba cerrado en Pachuca. Más de ahí, no hablé.
—Siempre estás para colaborar...
—Ellos tiene mi teléfono, Colón es mi casa, yo voy a ayudar siempre desinteresadamente. Acá me pueden llamar siempre. Repito: Colón es mi casa y somos todos colonistas, menos mi cuñada que es del otro bando...(jajaja).