El uruguayo, al que apodan “El Loco”, fue la gran figura de la merecida victoria tatengue. Se procuró él solo el gol (como ante los tucumanos) y tuvo varias asistencias. En el segundo tiempo levantaron todos.
Dijo Munúa después del partido que el equipo tenía mucho poder ofensivo y que entre Ramos y Alvez tienen 300 goles. Más allá del concepto y del valor de lo estadístico, lo real es que en ambos jugadores estuvieron los dos extremos en la actuación individual de un Unión que tuvo algunos problemas de desconexión futbolística en el primer tiempo, que sobre el final contó con tres situaciones claras para convertir y que en el segundo tiempo justificó en plenitud la victoria y hasta pudo haber convertido algún gol más.
Alvez (8) fue la figura excluyente de Unión y del partido. Hizo todo lo que se le puede pedir a un delantero y algo más también. Convirtió un gol en una jugada que él mismo inventó y definió muy bien de zurda. Pero además, tuvo tres o cuatro asistencias, seguridad en el manejo de la pelota y mucha solidaridad y entrega para correr a los defensores rivales, despertando aplausos en la gente y contagiando esfuerzo a sus compañeros.
Mele (6) tuvo un buen debut. Le tocó entrar a los pocos minutos de iniciado el partido en lugar de Moyano. Le sacó una pelota abajo que era difícil a Bergessio y en otras dos o tres jugadas respondió con acierto, metiéndose rápido en el partido. Fue bueno lo de Brítez (6) clausurando su lateral y aportando algunas escapadas ofensivas. Otra vez correcto lo de Calderón (6), sin complicaciones, atento siempre y expeditivo. Lo mismo para Polenta (6), que además aportó voz de mando desde el fondo y fue interesante lo del pibe Esquivel (6), porque le tocó marcar a un inquieto Schor, al que le tiraron muchos pelotazos en el primer tiempo y fue de menor a mayor, primero anulándolo y luego animándose a algunas proyecciones ofensivas.
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En el mediocampo, tibio lo de Juárez (5), que sin embargo estuvo cerca del gol con un cabezazo que sacó De Olivera (figura del primer tiempo). Portillo (6) en lo suyo, recuperando y empujando al equipo. Jaurena (5) tuvo algunas imprecisiones en el primer tiempo, quiso meterse en el partido pero no siempre lo logró y mejoró algo en el complemento hasta que Munúa decidió su salida cuando restaban pocos minutos y Gastón González (6), apareció en el final del primer tiempo y mostró su gran peligrosidad; en el segundo tiempo buscó siempre el desborde y en un par de jugadas no fue lo suficientemente preciso para encarar en velocidad hacia el arco de De Olivera. Arriba, lo ya apuntado de Alvez, gran figura de Unión y flojo lo de Ramos (4), quien marró un mano a mano en el primer tiempo que tapó el arquero de Platense y se lo vio lento y errático en el segundo tiempo, perdiendo muchas pelotas y sin ponerse a la altura del ímpetu desbordante de su compañero de ataque.
Los cambios que rápidamente hizo Munúa en el complemento, cuando apenas se habían jugado 11 minutos, fueron muy productivos. Salieron Ramos y Juárez, que pesaban muy poco y entraron Machuca (6) y Peralta Bauer (6), quiénes se metieron rápidamente en el partido. Machuca desbordó varias veces e inclusive mostró su habilidad desequilibrante en un par de jugadas por adentro, cuando decidió dejar su hábitat natural que es el de jugar más pegado a la raya. Y Peralta Bauer, jugando suelto y como compañía de Alvez, también aportó mucho más que Ramos y mejoró el manejo de pelota que había sido uno de los principales déficit del equipo en el primer tiempo.
En este aspecto, está claro que se notó la ausencia de Roldán. Y que sin él, sin Luna Diale, sin Cañete (estará recién el mes que viene en condiciones de jugar) y hasta sin Nardoni, el equipo pierde piezas importantes en el juego. Platense lo advirtió en el primer tiempo y fue más preciso en el traslado de la pelota. Unión, como ya se dijo, lo complicó más sobre el final con tres jugadas claras y otra vez volvió a mostrar que los segundos tiempos (sobre todo de local) le resultan siempre favorables.
Sobre el final y a falta de algo más de diez minutos (contando lo adicionado), Munúa hizo entrar a Corvalán para que marque por izquierda y a Leonel Bucca, que se paró de doble cinco y hasta estuvo cerca del gol con un remate cruzado que se fue cerca del palo derecho.
La locura se instaló en la Avenida y en el final del partido llegó el grito de aliento palpitando lo que va a pasar en un par de semanas (sábado 19 a las 18.30) cuando Unión vaya al Centenario para jugar el clásico. Se instaló la locura que provocó el Loco Alvez, otra vez genio y figura de una victoria justa en este “fortín” que Unión ha armado en su propio estadio y que le devolvió seguridad y eficacia en su propia casa.