El Litoral
En un choque en la autopista a Rosario, el futbolista surgido en Unión perdió la vida. El hecho produjo un profundo dolor en el mundo del fútbol.
El Litoral
La mañana del 28 de julio de 2015 no será una más para la historia de Santa Fe. Es que minutos después de las 5, en un choque en la autopista a Rosario, falleció el futbolista Diego Barisone.
El jugador nacido en la cantera del Club Atlético Unión, institución la cual fue hincha, impactó con su automóvil con la parte trasera de un camión y perdió la vida de manera trágica en el lugar.
La noticia generó una gran conmoción en la ciudad de Santa Fe y en el mundo del fútbol, que mostró su respeto a la familia de Diego.
Las imágenes de El Litoral que recorrieron el mundo
Precisamente, allegados, amigos, compañeros del fútbol e hinchas rojiblancos participaron de una caravana para despedir los restos de Barisone.
El recuerdo de su padre
Gerardo Barisone recordó a través de una entrevista con El Litoral cómo era su hijo y su progreso como jugador dentro del club tatengue. Pero también dejó en claro el profundo dolor que genera su ausencia.
(click en la imagen para acceder a la entrevista)
El reconocimiento de Lanús
Lanús, equipo donde jugaba Diego, se consagró campeón en mayo de 2016. Las vueltas de la vida establecieron que el título del Granate llegó el mismo día en el que Barisone hubiese cumplido sus 27 años. Por ello, y por el recuerdo vivo del jugador santafesino, el plantel de Lanús lo recordó emotivamente. (click en la imagen para ingresar a la crónica)
Diego Barisone está vivo
Por Enrique Cruz (h)
“Muchachos, parece que hubo un accidente en la autopista y falleció Diego Barisone”. Pasó un año y nunca olvidaré aquél rostro pálido, casi desfigurado y con la agitación propia de una noticia impactante, de Federico Duchett, compañero de trabajo en radio. Era las 7 y cuarto o 7 y media de la mañana. Lo primero que se me ocurrió, fue llamar al celular del propio Diego. Me negaba a que sea verdad. Obviamente, apagado. Enseguida al del padre, Gerardo, con quién me une una muy buena relación de años, forjada a través de tanto tiempo de trajinar, él en Unión y ocupando distintos cargos y funciones, y yo en el periodismo, claro. También apagado.
La pudimos confirmar a través de la policía de Coronda. Y a partir de ese momento ya nada fue igual. No lo podíamos creer. Un tiempo después, su amigo Santiago Zurbriggen me mostró en su celular un diálogo a través de mensajes que había mantenido la noche anterior (el accidente fue en la madrugada de un martes) con Diego. El estaba mirando “Café con Fútbol” y se reía de un parecido entre Sergio Ramírez, periodista con el que comparto panel en el programa, con un amigo en común de Santiago y Diego.
De estas pequeñas anécdotas, todos tendrán alguna con Diego Barisone. Seguramente. Porque este chico se hizo querer de verdad y cosechó centenares de amigos, algo que su padre siempre manifiesta con esa mezcla de irreparable dolor y orgullo indescriptible.
Diego tenía sueños, tenía futuro y tenía tesoros. Estos últimos, son los que había cosechado en sus muy jóvenes 26 años de vida. Los otros, seguramente vinculados a una carrera en franco crecimiento, sin techo, ya consolidado como jugador de primera y con muchísimos objetivos personales y colectivos que cumplir.
Sorprendió todo aquél día de hace un año. Desde la llegada del plantel completo de Lanús para despedir a un compañero que sólo hacía cinco meses que estaba con ellos, pasando por la larga vigilia y el llanto de aquellos chicos como Zurbriggen, Brítez y tantos otros, que arrancaron con él de niños, en la escuelita, compartiendo encuentros que organizaba el doctor Buccolini y esa gente que desde hace tanto tiempo ha trabajado en forma desinteresada para su crecimiento.
Diego Barisone está vivo. Está vivo en el recuerdo que se hace inmediato en la mente y en el corazón de todos. Y acompaña desde allá arriba a los que tanto lo quisieron, como aquella noche en la Bombonera del 4 a 3 a Boca, días apenas de su muerte. O en ese título de campeón que sus compañeros de Lanús festejaron y le dedicaron. O en ese aplauso emocionante e inesperado en el minuto 15 de la hinchada granate, en la final, en homenaje a él y por el número de su camiseta.
Resignación y paz para Gerardo y el resto de su familia. Y también para cada uno de los tantos amigos que en este momento estarán recordándolo como era, divertido, amigable, confiable, fuerte y duro en la cancha.
No fue en vano su fugar paso en esta vida. Dios quiso llevárselo muy rápido de la tierra, pero dejó este legado tremendo, vigente, sólido y perdurable. Y él, desde algún lugar, se encarga a cada momento de que el olvido sea una palabra que jamás aparezca en el diccionario de Diego Barisone.
Los goles de Barisone en Unión
Fueron tres en Primera División. Uno a Banfield, otro a Argentinos Juniors, ambos de visitante. El restante a San Lorenzo, en el 15 de Abril. (click en la imagen para ver los goles)
Así lo recordó El Litoral en su suplemento deportivo
(click en la imagen para ingresar a la edición impresa de aquel triste día)