Miércoles 8.9.2021
/Última actualización 14:57
Azconzábal debe suplicar a santos y dioses para que su equipo tenga regularidad, pero también deberá entender que en él hay un alto grado de responsabilidad por algo que no se consigue. Las dos victorias consecutivas conseguidas ante Godoy Cruz y Argentinos Juniors no lo motivaron a mantener la fórmula de juego. Le pasó lo mismo que ante River en la segunda fecha, cuando fue a plantear un partido abierto de "palo y palo" tratando de jugarle de igual a igual y sufrió una goleada similar a esta que recibió ante Vélez, con un equipo que se descompuso por completo en el segundo tiempo.
Si la idea era la de poblar la mitad de la cancha para evitar que Vélez ejerza superioridad en ese sector, podría haber armado algo mejor. Armó línea de cuatro atrás dejando que Corvalán juegue mano a mano con Orellano, un jugador más rápido que lo desequilibró. Puso en cancha a Gastón Comas, un jugador que no es titular habitual ni tampoco es suplente habitual, justamente en un partido que le significaba una exigencia superior. Con Mauro Pittón, Cañete y Comas trató de discutir la posesión de la pelota en el medio y con Borgnino, Cordero y Zenón quiso apretar en la salida para que Vélez no logre instalarse en el terreno tatengue. Algo de eso consiguió en el primer tiempo, pero siempre en medio de un panorama que era negativo en el trámite del juego. Si Vélez demoró en abrir el marcador, fue porque Moyano atajó un penal, porque una pelota pegó en el travesaño y porque el rival tuvo toda la eficacia ofensiva reservada para el segundo tiempo.
El problema de Azconzábal fue cambiar la planificación cuando, posiblemente, este de Vélez haya sido el partido menos apto para ello. Por eso hablo de "laberinto". Cuando decide cambiar y cuando sale a jugar -o al menos lo intenta- de igual a igual contra rivales que tienen más desde lo individual, el equipo se termina descontrolando de una manera tan notoria que acaba goleado.
Nunca termina de consolidarlo al equipo. Los cambios de planteos y a veces las decisiones que se toman, desestabilizan a algunos jugadores que posiblemente estén necesitando más confianza y seguridad. Algunos aparecen con una titularidad prendida con alfileres y luego ya dejan de ser importantes, a veces sin hacer las cosas tan mal como para merecerlo.
Ha ocurrido con algunos jugadores que, inclusive, tampoco existe claridad en cuanto a qué es lo que el técnico pretende de ellos. Por ejemplo, luego del partido mencionó a Gastón González como delantero, pero en la mayoría de los partidos no lo utilizó como punta, sino como un volante, a veces adelantado y en otras arrancando desde muy atrás.
Cuando Unión le ganó a Argentinos Juniors defendiendo muy bien y cediéndole la pelota todo el tiempo al rival, Azconzábal dijo que no había sido la idea original. Es cierto que el gol tempranero (iban 3 minutos cuando Pitana le dio el penal) modificó los planes. Unión lo ganó bien al partido, porque las situaciones de peligro que creó, sobre todo en el segundo tiempo, fueron hasta más claras que las que tuvo un Argentinos Juniors dominante en el juego pero sin profundidad.
La idea que quedó flotando es que se jugó cómo se pudo y no cómo se quiso. Plantó bandera para este partido y salió a jugar de igual a igual, provocándose un descalabro defensivo en el que también hubo fallas individuales, no sólo las estratégicas de parte del entrenador.
Mientras todo esto ocurre, Unión sigue en esa medianía que le impide levantar la cabeza. Le cuesta meterse en el lote de avanzada. ¿Es mucho pedir?, ¿tiene para pretender algo más?. Estas preguntas van teniendo respuesta en los hechos. Una Copa Maradona en la que no pudo clasificar para pelear por el título y quedó en la zona Complementación que la jugaron los que salían de mitad de tabla para abajo. Una Copa Sudamericana en la que fue eliminado ante un rival de escaso vuelo como fue el Bahía de Brasil. Una Copa de la Liga Profesional donde también quedó afuera de la clasificación. Y ahora, un torneo que lo tiene en el puesto 19 (sobre 26 equipos) y una tabla anual (la que suma los dos torneos), que lo tiene en el puesto 13, es decir justamente en la mitad de tabla.
Con apenas algo más del 40 por ciento de los puntos cosechados desde que Azconzábal se hizo cargo del equipo, Unión se ha dedicado a pernoctar en un torneo cada vez con mayor cantidad de participantes (serán 28 el año que viene), sin descensos hasta fines de 2022 y con méritos que se instalan en la promoción de jugadores juveniles (algo que todos los clubes hicieron por las circunstancias que se dieron por la pandemia). No alcanza sólo con esto. Salir de la medianía, de la mediocridad, debería ser un objetivo en sí mismo. Lo máximo que se logró fue ganar dos partidos seguidos, pero enseguida vino el golpe que lo bajó a la realidad. Lo de la cancha de Vélez, más que golpe terminó siendo paliza.
Algunas versiones optimistas, indican que Nicolás Blandi estará en condiciones de ser tenido en cuenta por Azconzábal para el partido con Estudiantes del miércoles de la semana que viene. Habrá que esperar también por la recuperación de Peñailillo. Por su parte, Luna Diale y Portillo estuvieron en el banco de suplentes ante Vélez.
Inminente oficialización de Battión
Con el arreglo consumado con Alejandro Limia para que se convierta en el tercer integrante del grupo de trabajo, ya está todo dado para que en las próximas horas se oficialice -a través de una conferencia de prensa- la incorporación de la secretaría técnica en Unión.
Roberto Battión será la cara visible de un grupo de trabajo que integrarán, además de Limia (ex arquero en el ascenso de 2011 con Darío Kudelka), el videoanalista Esteban Amut, quien viene trabajando desde hace un tiempo en el club con diferentes entrenadores.
El contrato que se celebrará, será por dos años con una cláusula de rescisión en el caso de que el año que viene, la lista que resulte vencedora en las elecciones no pretenda sus servicios. En ese aspecto, lo que El Litoral pudo averiguar es que la cláusula que el mismo grupo solicitó, consiste en cobrar hasta el último día trabajado por más que el contrato tenga fecha de vencimiento a esta altura del 2023.
El próximo rival de Unión será Estudiantes de La Plata. El partido se jugará en el 15 de Abril el miércoles de la semana que viene (15 de setiembre), a partir de las 14.15. Después, el Tate visitará el lunes 20 a Gimnasia en La Plata.