Llegó al club en el invierno de 2019, cuando se producía la primera sangría de jugadores en un plantel exitoso que acababa de conseguir su segunda clasificación para la Sudamericana, de la mano de Madelón. Su posición natural es la de enganche. Y Madelón jugó casi siempre sin enganche. Tenía que adaptarse a otro puesto, con otras funciones y obligaciones. Podía pelear el lugar como carrilero, como media punta y hasta como un doble cinco. En ninguno de esos lugares encajaba en la consideración del entrenador. Le quedaba un último cartucho: "romperla" para convencerlo de cambiar el esquema. Sus aportes se daban en cuentagotas. No le alcanzaba con el buen manejo y una indiscutible capacidad creativa con la pelota.
Llegó Azconzábal y Gabriel Carabajal tampoco logró seducir al nuevo entrenador. La vez que el Vasco puso un enganche o necesitó de alguien que le diera juego al equipo, optó por Elizari. Con Madelón, el 4-4-2 era rígido, inamovible. Con Azconzábal, el esquema fue un poco más variado pero generalmente jugó 4-3-3. No hubo caso tampoco. Gabriel Carabajal siguió postergado y aquélla ilusión que se había creado con su llegada, hace poco más de un año y medio, con un contrato de tres años y adquiriendo el 50 por ciento del pase, se desvaneció.
Tenés que leerUnión y "La Máquina de errar goles"Hoy, Carabajal no es un jugador que deslumbre ni que llene a Azconzábal. El viernes ni siquiera fue al banco de suplentes. Dicen que en Paraná hay algunos que se interesan en "repatriarlo" y que en Mar del Plata, Fernando Gago lo pretende para tener una opción más de juego para su Aldosivi. ¿Qué dicen en Santa Fe?, que si Carabajal acepta irse, la idea es esa, la de darle salida.
El fútbol argentino tiene estas cosas. Correr, meter, sacrificio puro, lucha constante, dinámica, movilidad, son verbos que se conjugan y adjetivos que califican las necesidades de los entrenadores. Carabajal es un buen jugador de fútbol. Difícilmente haya discusión en eso. Pero le ha costado encajar. Quizás, Madelón haya pensado, cuando lo trajo, en una opción cuando al equipo no le alcance con el funcionamiento y necesite de alguna brillantez individual; o habrá pensado en mejorarlo cambiándole roles, como por ejemplo lo hizo con Fragapane, a quién lo convirtió en un muy buen carrilero por izquierda. Carabajal terminó siendo un Claudio Aquino o un Darío Bottinelli más. Es decir, un enganche que no pudo adaptarse a otra función. Pero tampoco lo consiguió cuando llegó otro entrenador y tuvo la chance de empezar de cero.
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