La sorpresa de Juan Manuel Azconzábal fue en el armado del equipo, incluyendo a último momento al juvenil zaguero Franco Calderón, armando así una última línea de cinco defensores que en realidad nunca terminó siendo una línea de cinco.
Casi como una historia repetida, Unión pedía generando muchas situaciones de peligro que no pudo concretar frente al arco rival y sufriendo en defensa, hasta que Borgnino, de tiro libre, le terminó dando el empate, que era lo más justo
La sorpresa de Juan Manuel Azconzábal fue en el armado del equipo, incluyendo a último momento al juvenil zaguero Franco Calderón, armando así una última línea de cinco defensores que en realidad nunca terminó siendo una línea de cinco.
La idea original era que tanto Kevin Zenón por el costado izquierdo como Federico Vera por el derecho, se convirtieran en volantes, pero que también cuidaran sus espaldas, y precisamente las espaldas de Zenón no fueron bien cubiertas, porque por allí complicó Ramiro Carrera; por ese sector el equipo visitante logró gestar las dos maniobras que terminaron en gol.
Unión repitió aquellos viejos errores del campeonato pasado, casi como si fuese un carbónico o un calco. Un equipo que creó situaciones, que hasta incluso en muchos pasajes del primer tiempo jugó mejor que su rival, que tuvo claras oportunidades pero que no las supo aprovechar, a veces por defectos propios y en otras por la labor del arquero Christian Lucchetti, quien por ejemplo logró taparle un mano a mano a Mauro Luna Diale.
Fueron jugadas claras mediante las cuales Unión tranquilamente podría haber convertido algún gol que le impidiera llegar al término de los primeros 45 minutos perdiendo el partido.
Concretamente Unión fue un equipo poco sólido para defender. Tan vulnerable como en el torneo pasado, en donde sufrió y mucho en defensa; y que además creó varias situaciones pero no fue lo suficientemente contundente.
Había llegado al empate después de una muy buena maniobra de Vera, a mi entender de lo mejorcito de Unión en el primer tiempo, enviando un centro al segundo palo y una pelota que le bajaron muy bien a Cañete para que logre convertir el tanto de la igualdad.
Pero Unión ya antes había generado situaciones claras, como aquel mano a mano de Luna Diale, como en un cabezazo de Fernando Márquez que parecía mucho más fácil hacerlo que errarlo, pero la pelota terminó yéndose junto al caño derecho de Lucchetti.
Unión merecía empatar el partido antes. No pudo lograrlo, hasta que lo consiguió; y después de eso vino aquella maniobra en la que Zenón cometió una falta infantil porque prácticamente la pelota se le iba al hombre de Atlético Tucumán, el árbitro marcó el foul a instancias del juez de línea, llegó el centro desde la izquierda y apareció Santiago Vergini, totalmente solo, para cabecear prácticamente en la línea del área menor y marcar el segundo tanto.
Los primeros 45 minutos arrojaron un resultado a favor de Atlético Tucumán que no fue lo que en realidad mostró hasta ahí lo que fue el rendimiento de los dos equipos.
Una etapa inicial que por pasajes fue pareja, y hasta fue superior Unión en algunos de ellos, pero que terminó siendo en el resultado favorable a los tucumanos por aquello que comentaba: Unión repitió como si fuese un carbónico lo que le pasaba en el campeonato pasado.
Repito, Unión en el primer período fue un equipo endeble, un equipo que ofreció ventajas a la hora de defender, y un equipo que generó situaciones pero que no fue lo suficientemente contundente a la hora de herir a su adversario de turno.
Unión rescató un empate de local
Casi como una película que se vuelve a ver una y mil veces el segundo tiempo mostró ese desarrollo que a UNión lo hizo tambalear y lo hizo enojar y mucho en el campeonato pasado. El de un equipo que crea muchas situaciones de peligro pero que no las sabe concretar, por ineptitud propia en algún caso, por virtud del rival en otro.
Y quizás por mala suerte en alguna ocasión, como por ejemplo un par de jugadas que terminaron siendo sacadas caso providencialmente y por fortuna sobre la línea.
Unión tuvo situaciones clarísimas en el complemento para empatar el partido. No se metió atrás Atlético Tucumán, no jugó a defenderse, sí buscó contraatacar. Es la típica, es lo que ocurre cada vez que el equipo, jugando de visitante está ganando el partido, le cede la iniciativa al rival, lo deja venir y trata de aprovechar los espacios.
En este aspecto fue fundamental lo que hizo de manera inteligente Omar De Felippe, que en el primer tiempo había visto cómo su equipo se complicaba con la subida de Vera por el sector derecho, con la aparición de Luna Diale. Lo corrigió cambiándole la posición a Carrera, mandándolo a jugar por el lado izquierdo.
Es cierto que perdió a un jugador importante para atacar, pero también es verdad que ganó un hombre fundamental para tapar la subida del jugador más desequilibrante que había tenido Unión en los primeros 45 minutos; y la realidad es que el pibe Vera en el segundo período no pudo pasar nunca al ataque, incluso terminó saliendo en el final del partido, ya exhausto y sin posibilidades de contar con los espacios y con el resto físico para poder ejercer supremacía por el sector derecho del ataque de Unión.
El elenco tatengue, sin variar demasiado el esquema retrasando a Gastón González, que arrancó de atrás, pero al que loe sobró potencia para por ejemplo en el epílogo del partido, fue clave para abrir la cancha por la izquierda, tirando dos o tres centros y algunas jugadas interesantes y peligrosas.
Fue Unión el que ejerció la iniciativa del partido en n todo el segundo tiempo. Prácticamente Atlético Tucumán no llegó nunca. En realidad, fueron tres llegadas en todo el cotejo y convirtió dos goles. Hubo muy pocas intervenciones del arquero, y en contrapartida muchas situaciones de peligro en el área de enfrente.
Es ahí donde Atlético Tucumán hasta el final tuvo la posibilidad de sostener el resultado a favor. Hasta que Marco Borgnino, que entró en el segundo tiempo (como también lo hizo Machuca para tratar de dale un poco de aire a la gestación de los ataques de Unión), ya en minutos de adición, de tiro libre y con una barrera integrada por solo dos jugadores, remató al arco.
Era un disparo que se veía venir. Ya sea por parte de Cañete o de Borgnino, pero fue el zurdo el que en definitiva le pegó con "rosca" y por afuera de la barrera, colgando la pelota junto al vertical derecho, ante un Lucchetti que no tuvo la suficiente reacción pero que tampoco fue lo suficientemente inteligente como para armar la barrera.
Así Unión consiguió lo que merecía, que era no perder el partido. El 2 a 2 termina dando la sensación de mayor justicia. Hubiera sido muy injusto que Unión perdiera, pero como siempre se dice en el fútbol, muchas veces las razones se encuentran en las áreas.
Ser puede jugar mejor que el rival, pero si en las áreas se defecciona a la hora de defender, y no se es preciso a la hora de atacar, ocurre lo que le pasó a Unión, que no es ni más ni menos que una película repetida, porque en el campeonato pasado, a Unión le pasaba exactamente lo mismo.
Unión creaba mayor cantidad de situaciones que el rival pero no siempre ganaba, generalmente empataba o perdía. Y acá fue igual, el equipo apenas sufrió pocos ataques de parte de Atlético Tucumán, que tuvo la contundencia que le faltó a Unión.
Un equipo que crea ocho o nueve situaciones claras de gol como las que creó Unión no puede ni siquiera empatar un partido. Al final, el 2 a 2, el punto conseguido sobre el final, termina siendo un consuelo para el elenco rojiblanco