Enrique Cruz
El “Flu” no pareció un equipo que tenía la obligación de ganar. Jugó a un ritmo súper lento y sin profundidad. Fue un partido “sin arcos”.
Enrique Cruz
Pareció pesarle el partido a Unión, se notó en jugadores que estuvieron muy imprecisos (caso Roldán), no pudo ni supo imponer su ritmo mucho más directo y vertical, mientras que Fluminense toqueteó en demasía y no pareció tener la obligación de ganar el partido.
Quedaron muy definidas las dos posturas. Unión salió a jugar un partido de vigor físico, de ritmo sostenido y vertical. Fluminense hizo todo lo contrario: toque pausado y poca predisposición a atacar masivamente. Así, se armó un “partido sin arcos”. Y el que sacó provecho fue Fluminense, porque prevaleció claramente ese intento por el toque sin profundidad y la lentitud, quitándole a Unión el ritmo que pretendía imponer.
Con André y Wellington como estandartes, abriendo a Luiz Henrique (un zurdo que jugó por derecha y que nunca desbordó sino que intentó siempre el enganche hacia adentro), con escasa gravitación arriba de Cano, a no ser por ir a apretar a un Mele al que le costó encontrar seguridad cuando recibió el pase hacia atrás de sus compañeros.
Fue casi nulo el aporte de Luna Diale y Álvez en el primer tiempo, suficiente para que a Unión se le achicaran muchísimo las posibilidades de ser un equipo peligroso en ataque. Sólo algunos esporádicos intentos de Peralta Bauer y Zenón por afuera (bastante bien controlados) o alguna subida de los laterales. Pero a excepción de un centro de Peralta Bauer que resolvió Fábio a los pies de Álvez, Unión no llegó a inquietar nunca en ese primer tiempo de trámite anodino y ritmo cansino que supo imponer Fluminense.
La pregunta es: ¿se esperaba esto Unión o estaba la creencia de que los brasileños iban a salir con un esquema más agresivo en ataque? Igualmente, hubo una cierta incapacidad del equipo para llevar el partido al terreno más conveniente, que era, sin dudas, el de un ida y vuelta más contínuo. ¿En qué se equivocó Unión?, en cierto apuro por el pelotazo y en la rápida pérdida de la pelota, aspectos que lo llevaron a cometer imprecisiones y errores que le quitaron claridad y profundidad.
No cambiaron demasiado las cosas en el complemento. Creció la figura de Polenta (junto con Brítez y Zenón lo mejorcito de Unión), Fluminense seguía en la suya (toqueteo cansino y sin profundidad) y Unión también (el pelotazo para que la aguanten los de arriba, que la aguantaban poco).
El 0 a 0 era el desenlace casi irreversible para un partido en el que los arqueros casi no intervenían. Unión se adelantó en el final, se acomodó a la salida de Polenta (lesionado en una rodilla), ingresando Vera y pasando Brítez a la zaga, en tanto que con Machuca, Munúa buscó darle frescura por afuera. Sólo quedó una clara situación que Luna Diale desperdició con un remate de zurda que se le fue desviado. Fue empate y hay que ir a buscar la hazaña al calor y la humedad de Barranquilla. No queda otra que ganar, ya que Junior lo aventaja por un punto.