Miércoles 6.7.2022
/Última actualización 7:03
Hubo un abanderado que empujó al resto, pero a la hora de poner lo que había que poner, ninguno faltó a la cita. Cada uno a su manera y tratando de aportar lo que podía y debía. Brítez (7) fue la máxima expresión y hasta el gol termina dándole brillo a su labor, que no se vio ensombrecida por la tarjeta roja que recibió del árbitro cuando ya se había ido lesionado del campo de juego. Vaya uno a saber si fue o no el último partido con la camiseta de Unión o uno de los últimos, pero la ovación que recibió al final del encuentro, cuando cruzó el campo de juego ya sin la presencia de los jugadores de Unión en la cancha, fue el justo premio para el jugador que más empujó al resto para ir en búsqueda de la hazaña.
En un segundo nivel hay que poner a Luna Diale (6), porque se animó a jugar, a sacarse marcas de encima y a buscar siempre los espacios vacíos. Con un gran despliegue, tuvo una participación activa en el juego y se convirtió en el jugador más importante a la hora de manejar la pelota en Unión.
Mele (5) había tenido muy poco trabajo hasta que llegaron los goles de Nacional. En el primero no pudo hacer absolutamente nada, pero en el segundo, la pelota se le escapó por debajo de su cuerpo. Calderón (6) fue otro de los que jugó con el pecho caliente y dejando en claro lo que significaba este partido. Polenta (5) no tuvo grandes fallas en las salidas y generalmente buscó darle un buen destino a la pelota, pero se veía venir que en alguna jugada en la que Nacional lograse tomarlo en inferioridad numérica o mal parado, le iba a ocasionar una jugada de peligro. Y así pasó en los dos goles, que vinieron por el lugar en el que debía estar marcando. Corvalán (6) completó el esquema de la línea de cuatro, jugando con mucha firmeza en la marca de Zabala durante casi todo el partido (salvo en la jugada del primer gol) y aportando algo en ataque.
No va a llegar Franco Calderón y la pelota irá a las manos de ese arquerazo que tiene Nacional y que se llama Sergio Rochet. Crédito: Pablo AguirreEn la mitad de la cancha, Vera (5) pareció ser una alternativa más apta para el juego de visitante en Montevideo que para esta revancha. Fue otro que puso muchas ganas pero que no aportó demasiada claridad en el juego ofensivo. Portillo (6) hizo un buen partido, arrancó un poco pasado de de revoluciones pero se calmó y siguió siendo muy importante en la recuperación de la pelota y los relevos. Por último, Kevin Zenón (6) jugó un partido interesante con la pelota, de menor a mayor, le costó meterse en el ritmo del partido al principio, pero cuando se animó a hacer lo suyo, provocó zozobras en el sector derecho de la defensa rival. Fue uno de los que no tuvo serenidad adentro del área para definir correctamente, al igual que lo que pasó con Roldán (6), que alternó buenas y malas con la pelota, porque la entrega física está totalmente al margen de la crítica y en ese rubro no hay nada que reprocharle.
Arriba, al margen de lo dicho de Luna Diale, estuvo la escasísima producción de Álvez (4), que estuvo irresoluto, equivocándose en casi todo y sin generar algo de peligro frente al arco de Rochet. Las imprecisiones en el manejo de la pelota del uruguayo estuvieron a la vista y hasta impacientaron a la gente, algo raro teniendo en cuenta el cariño que le dispensa el hincha tatengue.
Crédito: Pablo AguirreEntre los que ingresaron, Machuca (5) hizo dos o tres jugadas que levantaron a la gente, animándose en el uno contra uno como hacía bastante no se lo veía. Peralta Bauer (5) también tuvo movilidad y más participación que el Loco Álvez, aunque sin suficiente peso adentro del área. Castrillón ingresó por Zenón pero no pudo aportar demasiado y quedó varias veces encajonado por su sector, en tanto que las entradas de Nardoni y Matías Gallegos se dieron sobre el final, sin tiempo de modificar absolutamente nada.
"Lo primero que les quiero decir es que me siento plenamente identificado con mi equipo", dijo Gustavo Munúa después del encuentro. No caben dudas que los futbolistas le respondieron. Unión dio casi todo lo que tenía para dar. Murió de pie, con poco para reprocharse.
Al término del encuentro se produjeron incidentes en la zona de la platea alta, entre algunos periodistas uruguayos que estaban transmitiendo el encuentro y los plateistas de Unión. Hubo intercambios mutuos de insultos y algunos objetos que volaron, inclusive elementos de transmisión.