Vestido con impecable sobretodo oscuro, con pulóver gris, pantalones y zapatillas blancas, el Kily González vivió el partido debut en el banco de Unión con mucha intensidad desde el primer minuto.
No dejó de dar indicaciones, se enojó con los árbitros cuando Atlético aprovechaba cualquier circunstancia para demorar en el segundo tiempo y cambió esquema en la parte final para buscar el empate.
Vestido con impecable sobretodo oscuro, con pulóver gris, pantalones y zapatillas blancas, el Kily González vivió el partido debut en el banco de Unión con mucha intensidad desde el primer minuto.
Generalmente, sus gestos fueron de aliento a sus dirigidos, con aplausos permanentes y el pedido a los volantes para que presionen y provoquen la salida rápida para que los delanteros puedan marcar el desequilibrio, cosa que casi no consiguieron en los primeros 45 minutos.
Se vio, antes del gol de Coronel de penal, una jugada de pelota quieta que fue bien concebida aunque no terminó como se deseaba. Fue un córner desde la izquierda que Zenón ejecutó sacando la pelota del área, a la altura del segundo palo, para que Roldán pueda empalmarla como venía, sin pararla. El balón rebotó en uno de los defensores apostados adentro del área para esperar el tiro de esquina.
Otro de los gestos del Kily que no pasó desapercibido, fue el pedido de tranquilidad cuando se tenía la pelota. En realidad, Unión no pudo crear situaciones en el primer tiempo de peligro, apenas un par de pelotas que cayeron adentro del área pero que no alcanzaron a convertirse en un peligro mayúsculo para Marchiori.
Otro gesto del Kily, fue en un tiro libre para Unión. Se metió adentro de la cancha, le dijo algo a Machuca, éste le pidió la botellita con agua y el delantero rojiblanco tomó un sorbo y se tiró un poco de agua en los botines, antes de ejecutar un centro al segundo palo que fue a las manos del atento Marchiori. ¿Habrá sido una señal para sus compañeros de lo que había que hacer en esa jugada?
Cuando algo no le gustaba, la reacción era darse vuelta y dejar de ver el campo de juego para dirigirse a los integrantes del banco de suplentes, seguramente, en algunos casos, señalando algo que él entendía que debía hacerse.
En el segundo tiempo tomó más contacto con sus colaboradores para encontrar soluciones en el banco: la primera modificación que hizo, cuando se cumplía el cuarto de hora, fue el ingreso de Cañete por Luna Diale.
Al ver que sobraban defensores y faltaba gente para intentar generar fútbol en el medio, metió a Aued por Paz y a Castrillón por Domina, en la segunda ventana de cambios que utilizó. Y faltando un puñado de minutos sumó al Rayo González para intentar un empate que nunca llegó.
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