El defensor tatengue puso primera a los tres minutos cuando remató una pelota que venía saliendo del área chica del rival. Sin tiempo y pensando que todo era posible le pegó al balón antes que el mismo tocara el verde césped del estadio 15 de Abril. La pelota rosó en un colombiano y se metió junto al palo izquierdo de un arquero que nada pudo hacer por salvar la caída.
Algo más de dos minutos habían pasado desde aquel gol y festejo del pueblo tatengue cuando el mismo Federico Vera marcó el empate en su propio arco. Una jugada desafortunada hizo que el futbolista de Unión rechazara con tan mala suerte que el balón se metiera en un lugar imposible de contener por Mele.
En estos casos hay un tiempo de las palabras y otro, irremediablemente, de las realidades. En esta interpretación, moderna y actual del juego, todo parece estar permitido: pronósticos, promesas e ingenio, voluntades audaces y sorpresas, todo en cinco minutos de juego y protagonizado por el mismo profesional, algo de no creer. En el fútbol, como en la vida misma, todo es posible antes del comienzo de un nuevo ciclo, claro está.
Federico Vera, otro de los chicos que nació y creció en la Liga Santafesina, asoma como un verdadero ejemplo de tenacidad, de entrega permanente y de un absoluto sentido de pertenencia.
No caben dudas, el hincha de Unión así lo certificó, Federico Vera es un profesional con un gran potencial futbolístico y cuenta con características importantes que avalan su tarea en un terreno de juego. También es cierto que desde su llegada al pueblo tatengue fue de menor a mayor y en eso tiene que ver su desempeño en las cuestiones tácticas, las de antes y las actuales.
Al fin y al cabo, Federico Vera dio indicios y posibilidades de buenos augurios. El crédito para el defensor por derecha en Unión está abierto y de él depende su continuidad en el torneo de la Liga Profesional, así como en la Copa Sudamericana.