(Enviado Especial a Buenos Aires)
A las limitaciones técnicas, las suplía -y muy bien- con esa entrega física e intensidad que le permitía igualar y hasta superar a rivales supuestamente más dotados. Eso lo mostró poco en los últimos partidos.
(Enviado Especial a Buenos Aires)
El Kily habló de fútbol en la cancha de Platense. Y mucho. Dejó de lado sus diferencias con el presidente –que seguramente persisten y de las que habló muchísimo en las últimas conferencias– para dedicarse a decir lo que todos vimos.
Su preocupación por el funcionamiento del equipo es totalmente razonable. Y fundamentada. Y a eso se le suma la falta de reacción temperamental que viene teniendo el equipo, traducida en dos frases, cuando dijo que “al fútbol hay que jugarlo con pasión” y cuando señaló que “esta era una final y las finales se juegan de otra manera”.
Es posible que lo que menos pueda reprocharle el Kily, a sus jugadores, sea la entrega. Ocurre que ese “dejar todo” en la cancha esta vez no alcanzó para no perder ante un rival mediocre, sin brillo, que sólo tiene el atributo de defenderse bien y también el de saber aprovechar esos errores del rival que Unión pocas veces aprovecha y muchas veces comete, permitiendo que el rival encuentre la puerta abierta para lograr el triunfo. Ni más ni menos que lo que pasó en la fresca noche de Vicente López con el inconcebible penal cometido por Patricio Tanda.
“Es lo que hay” o “esto es lo que tenemos”, suena en cada alocución del técnico a un contínuo reproche por un mercado de pases absolutamente desaprovechado por Unión. Hoy, con el “diario del lunes”, uno se pregunta qué habría pasado con este equipo si se le inyectaba lo que estaba necesitando, al menos con el reemplazo de los jugadores que se fueron.
Todos veían que a este equipo le estaba haciendo falta un complemento para el mediocampo, que puede llamarse “salto de calidad” o “inyección de jerarquía” o simplemente algo que se pueda ubicar en el casillero de las variantes para que el técnico encuentre alternativas.
A este equipo -o mejor dicho, a este plantel – el Kily le ha sacado jugo y lo llevó a una posición privilegiada durante buena parte del año. Le faltó resto en la Copa de la Liga para entrar en el Reducido final y, cuando se pensaba que el libro de pases iba a permitir mejorar el nivel, no sólo no vino nadie sino que se fueron dos (Vera y Luna Diale).
A propósito de eso, antes de la salida de Luna Diale se decía que el equipo estaba necesitando “otro igual o mejor a Luna Diale para que se pueda armar una sociedad de juego”. Y nada de eso se produjo. En consecuencia, este deslucido final de siete derrotas en los últimos diez partidos lo ha puesto en una situación indeseada e incómoda en relación a ese objetivo que parecía totalmente alcanzable hace algunas semanas atrás.
El año transcurrido no supo de situaciones dramáticas como las vividas en el 2023. Eso es totalmente cierto. El paso adelante se dio, hubo un crecimiento del equipo y también hubo un crecimiento del entrenador. La cuestión es que faltó recambio y potencial para “surfear” estos malos momentos y esta sensación de equipo desgastado que está dando Unión en estos partidos.
La previsibilidad en la que entró su funcionamiento, también tiene sus razones. Unión necesita mucho del juego por afuera y es poco lo que ahora se entrega por los laterales, lugares por los que la dupla Vargas-Rivero o la que en su momento formaron Bruno Pittón con Luna Diale, le daban profundidad y desborde.
La falta de juego interno se hace evidente. Ya los buenos partidos de Balboa y Orsini han quedado atrás. Y a Unión también lo fueron conociendo, sabiendo de sus virtudes (para controlarlo) y de sus defectos (para complicarlo).
El Kily ha cambiado el esquema como alternativa y no como regimen o plan principal. En los últimos partidos, sacó a uno de atrás para poner más gente en el medio o arriba.
Ahora viene Vélez y es un equipo ofensivo al que habrá que prestarle atención, porque seguramente propondrá lo que sabe hacer, que es atacar. Entonces, no parece ser solamente la chance de un cambio de esquema, la salida adecuada para ver a un Unión distinto.
Habrá que recurrir a cuestiones más bien emparentadas con lo anímico, con lo temperamental, con lo que el jugador de fútbol tiene disponible en sus entrañas para que resurja ese fuego que le permita sacar a flote un partido que en este momento que vive Unión, parece tremendamente complicado y con pronóstico pesimista.