Domingo 7.4.2019
/Última actualización 11:43
Alberto “Nene” Sánchez | asanchez@ellitoral.com
Antes que nada, debo informarles estimados lectores que lo que ustedes están leyendo lo escribí ayer. Con esto quiero decirles que si bien Lanús ya había perdido por goleada ante Vélez, aún faltaba jugarse el encuentro de hoy a las 15.15 entre River y Tigre, y aunque el elenco de Victoria tenía que ganar por 9 goles de diferencia para dejar a Unión afuera de la Copa Sudamericana 2020, objetivamente todavía no puedo decir que el equipo de Madelón ha logrado la clasificación al certamen continental por segundo año consecutivo.
Pero de todas maneras, ni el más optimista de los hinchas de Tigre puede pensar en algo tan milagroso. Entonces lo más sensato es pensar que Unión la logrado algo que realmente no estaba en los planes de muchos. Una obra de la que son protagonistas exclusivos un cuerpo técnico liderado por Leonardo Madelón (¿se viene la estatua de Leo?), y un plantel totalmente compenetrado con la filosofía del entrenador/ídolo de la institución rojiblanca.
Con respecto al empate de la víspera frente a Estudiantes, lo que hay que destacar es que Unión fue el que buscó el triunfo desde el primer minuto, como fue una costumbre en el 15 de Abril durante todo el campeonato, tomando la iniciativa, buscando por los laterales (sobre todo por el derecho, con Martínez y Zabala), tratando de llegar al fondo y herir a la cerrada defensa Pincharrata.
Así de a poco fue convirtiendo en figura a Andújar, y en otras ocasiones fue la falla en la definición, acaso uno de los déficits más pronunciados del conjunto tatengue (29 goles en 25 partidos). Sin embargo, el que estuvo cerca de desnivelar fue el visitante, porque a los 48 minutos, Mura estrelló su remate de derecha en el travesaño. Hubiera sido una total injusticia.
En el complemento, a los 6 minutos, llegó la segunda amarilla de Schunke y la consiguiente expulsión, por lo que de ahí en más, Unión se hizo dueño del “choque”, pero lamentablemente casi siempre terminó “chocando” contra el cerrojo defensivo de los dirigidos por Gabriel Milito.
Igualmente, a fuerza de ir e ir, Unión pudo (y debió) abrir el marcador. Primero lo tuvo Fragapane, pero salvó Sánchez en la línea; después Bruno Pittón, pero otra vez Sánchez ahogó el grito del lateral; luego el disparo de Zabala fue atajado por Andújar con el pie derecho; y por último el débil remate de Mauro Pittón se quedó en las manos del arquero.
Quedó la sensación de que Unión tenía que haber ganado. Sólo faltó un gol para que la alegría se completara. El equipo se retiró del campo de juego ovacionado por la gente, en una clara muestra de la gratitud hacia quienes han logrado algo que hace un año no estaba en los planes, pero que han sabido construir, junto a un cuerpo técnico liderado por Leonardo Madelón, a quien se le nota que tiene los colores rojo y blanco tatuados en la piel y en el corazón.