Son esas historias que a determinados partidos los convierte en inolvidables. Comenzaba a jugarse el Nacional de 1985. Se había ido de Unión el Piojo Yudica, de gran campaña en el '84, para dirigir a Argentinos Juniors y llevarlo a la cima de América. Recuerdo en el hotel Conquistador una última nota con el Piojo y una frase con sabor a sentencia. Se iba Hugo Tocalli, que había sido el arquero titular durante ese año y el Piojo fue terminante: "Unión no tiene que salir a buscar arquero porque lo tiene en el club y es José Daniel Morón". No se equivocó.
El Piojo recomendó a su amigo Roberto Puppo, con pasado tatengue como jugador en la década del 60 y con una larga trayectoria trabajando en inferiores. Fue el debut de Puppo y no pudo ser más auspicioso, aquél 17 de febrero de 1985 en el Nacional (fue la última vez que se jugó y a mediados de año arrancó la temporada que iba a de julio a junio). Unión le ganó 5 a 0 a a Gimnasia y fue una tarde sensacional del Pelado Centurión. La rompió. Hizo cuatro goles y se convirtió en gran figura. El uruguayo Julio César Jiménez -gran jugador- completó la obra en aquella tarde mucho sol y calor en Santa Fe. Morón; Hugo López, Killer, Cárdenas y Carlos López; Capocetti, Gutiérrez y Julio César Jiménez; Abdeneve (Ponce), Centurión (Juan Ramón Comas) y Alí. Cuando el "Pelado" salió, Unión ya ganaba 5 a 0 y la ovación de despedida estremeció el cemento del 15 de Abril.
Archivo Un entrenamiento de 1989: Echaniz con la pelota y miran Zuccarelli, Madelón y Carlos González.
Un entrenamiento de 1989: Echaniz con la pelota y miran Zuccarelli, Madelón y Carlos González.Foto: Archivo
La otra gran anécdota se dio el 12 de noviembre de 1989. Unión recibía también en el 15 de Abril a Gimnasia. El Lobo ganaba 1 a 0 y Zuccarelli ya había hecho los dos cambios. El Potro Echaniz compartió la delantera ese día con el Pepe Castro, tal como venían jugando desde el ascenso. En realidad, el equipo tenía mucho que ver con el del ascenso. Tognarelli; Piazzalonga, Alberto, Mauri y Humoller; Eduardo Sánchez, Llane, Rabuñal y Madelón; Castro y Echaniz fueron los titulares ese día. Mannarino había puesto en ventaja a Gimnasia. El Potro Echaniz se desgarró pero decidió seguir jugando porque no había chances de hacer un cambio más. Así, desgarrado como estaba y a sabiendas de que no sólo no podía jugar sino que iba a agravar la lesión, continuó en la cancha "haciendo lo que podía". ¿Qué hizo?, un gol, nada menos que el gol del empate definitivo para sellar el 1 a 1 con el que terminó el partido.