Es verdad, no fue un gran partido ni mucho menos; de todas maneras, no faltaron emociones frente a los arcos, le sobraron ganas y aptitud; y hasta hubo polémicas.
En un partido al que no le faltó nada, Talleres venció a Unión 2 a 1 aprovechando las pocas situaciones generadas, algo que no hizo el Tate; para colmo, el árbitro ignoró un claro penal a favor del local.
Es verdad, no fue un gran partido ni mucho menos; de todas maneras, no faltaron emociones frente a los arcos, le sobraron ganas y aptitud; y hasta hubo polémicas.
Marco tres ítems de lo sucedido este domingo a la siesta en el 15 de Abril, en el encuentro en el que Unión perdió 2 a 1 ante Talleres, y los tres tienen que ver justamente con el equipo que se retiró perdidoso del campo de juego.
Porque hubo varias situaciones de gol generadas en las dos áreas, pero la mayoría con Unión como protagonista principal, dándole mucho trabajo a la defensa y al arquero visitante.
Porque el resultado en contra (increíblemente 2-0 abajo) hizo que el elenco del “Vasco” Azconzábal busque con tozudez e insistencia llegar al descuento primero (algo que logró) y al empate después (algo que no pudo alcanzar).
¿Y quién fue el máximo responsable de que la igualdad no haya llegado? Nazareno Arasa, sin dudas. El árbitro, promediando el segundo tiempo, ignoró un claro penal del guardavalla Guido Herrera a Juan Manuel García cuando Unión ya había descontado por intermedio del mismo “Juanchón”.
De todos modos, no hay que ignorar algo que al equipo rojiblanco lo ha caracterizado en muchos de los partidos del campeonato anterior y del que se está disputando: la falta de eficacia a la hora de la definición.
No es casualidad que se haya hablado (y escrito) tantas veces de que Unión haya perdido tantos puntos debido a que no haya aprovechado las situaciones que generó.
Es cierto que en el fútbol actual gana el más práctico y Talleres lo ha demostrado este domingo, llegando tres veces al arco de Moyano y metiendo dos goles.
Con eso le alcanzó para llevarse tres puntos a Córdoba y dejar a Unión con las ganas de “prenderse” en la tabla de posiciones.
Si refrescamos la memoria respecto a lo que pasó en el excelente campo de juego del estadio de la avenida, vamos a darnos cuenta de que Unión siempre fue un poco más que Talleres.
En la etapa inicial, a excepción de los primeros 15 minutos, en los cuales ambos se dedicaron a estudiarse, con la pelota recorriendo mucho tiempo la zona del mediocampo (por eso Moyano y Herrera fueron espectadores de lujo), el local siempre insinuó un poco más.
Promediando ese período, comenzó el asedio tatengue, con Vera y Pittón por derecha y Peñailillo y Zenón por izquierda como las principales herramientas del “Vasco” Azconzábal para “abrir” la cancha, desbordar y enviar centros peligrosos al área visitante.
Pero llegó la primera injusticia del partido, justo cuando culminaba la primera parte, Retegui anticipó a Peñailillo y el delantero se la llevó por delante para conectar un centro desde la izquierda de Enzo Díaz, el balón quedó boyando y desde el piso, el hijo del entrenador de las Leonas (medalla de plata en los JJOO de Tokio) batió a Moyano con un remate de zurda.
Así se fue Unión al vestuario, sabiendo que había hecho las coasa algo mejor que su rival pero perdiendo 1-0.
En el complemento todo parecía repetirse. Ya a los cinco minutos, con un cabezazo que rebotó en un defensor, lo tuvo Corvalán, apareciendo por sorpresa en el área menor de la visita.
Pero otra vez “el diablo metió la pata”. A los 10 minutos, Peñailillo rechazó la pelota y la misma le pegó en el pecho a Mauro Pittón; el rebote le cayó servido a Malatini y el lateral apareció solo por derecha para lanzar un reate alto, al primer palo de Moyano, que no pudo hacer nada para evitar el 2-0 en contra.
Otra vez a remarla. Hasta que llegaron los cambios en el Tate. Azconzábal se la jugó y metió tres variantes. Adentro Nardoni, Borgnino y García. Precisamente este último fue el que le dio esperanzas a Unión tras convertir el tanto descuento, a los 19 minutos de cabeza, desviando el buen centro de Vera desde la derecha.
El trámite era todo rojiblanco, pero a los 23 llegó la jugada que pudo servir para darle al partido el resultado que merecía. Luego de el enésimo centro enviado al área visitante, y a medio metros de la última línea, cuando García se disponía a tocar el balón a la red, la mano derecha de Herrera, desde el suelo, le trabó el pie y lo hizo derribar, pero Nazareno Arasa ni se percató de la maniobra que fue muy nítida, siendo el último recurso que tenía el arquero para que la jugada no terminase en gol.
La clara posibilidad de llegar a la igualdad negada por el árbitro sacó del eje a Unión, que de ahí en más sólo buscó el empate con muchas ganas y actitud, pero sin las ideas claras como las que había mostrado en muchos pasajes del partido, y con las cuales pudo anular al buen equipo dirigido por Alexander Medina, que evidenciando sus nervios, en el final del cotejo fue expulsado por querer patear la pelota cuando la misma estaba en juego.
Unión no jugó mal, de hecho lo hizo mejor que Talleres. Solamente que no fue eficaz para traducir su dominio en la red, y si Nazareno Arasa no se hubiera “equivocado”, es muy posible que por lo menos hubiera llegado al empate.