Las sensaciones que habían quedado luego del partido ante Boca, es que Kudelka no le “ordenó” a Rosales que se haga amonestar (llegaba con cuatro amarillas al partido con los “xeneizes”) y que Rosales se quiso hacer amonestar (basta con recordar el empellón desde atrás a Franco Sosa, el lateral de Boca). Kudelka lo dejó en claro en la conferencia, cuando dijo que “al tema ni lo hablé con Rosales”, dejando entrever que ni había pensado en la posibilidad de que llegue a la quinta para limpiarse y jugar el clásico; y Rosales —es sólo una apreciación— hizo “todo lo posible” para que le muestren la amarilla.
Todo hacía pensar que Rosales iba a jugar el partido de mañana como titular. Sin embargo, el técnico resolvió lo contrario. Quizás pensándolo bien, analizando más claramente la situación y posiblemente también observando algún aspecto que tiene que ver con lo estratégico y su planificación futbolística, resolvió dejar afuera al “10” de este partido y preservarlo para el encuentro del domingo 4, ante Colón.
El cambio de impresión, de parte de Kudelka, fue fácilmente advertible. Se la juega sacando a uno de los mejores jugadores (quizás el mejor a la hora de tener la pelota y de crear juego), pensando en que será más importante tenerlo en el clásico, que contándolo mañana pero con la mochila a cuestas de no recibir una amarilla que lo condene a ver el partido ante Colón desde la platea.
Modifica el esquema, ya que le brinda una nueva oportunidad como titular a Barrales, para ubicarlo al lado de Jara. Ganará en mayor presencia ofensiva, que no es lo mismo que tener gravitación, ya que el principal déficit de Unión es la falta de contundencia de parte de los delanteros. Pero pierde un jugador clave en la creación, un hombre cuya ausencia se puede convertir en notoria por una cuestión de desequilibrio individual más que de ordenamiento táctico.
Kudelka no eligió a Pereyra ni tampoco a Soto Torres, que son los reemplazantes naturales de Rosales; se inclinó por un jugador de ataque como Barrales, tratando de poner más gente en los últimos metros. Ahora, el peso de la creación pasará por los pies de Donnet y Velázquez, más el aporte que pueda hacer Alexis Fernández en el arranque de la jugada.
Hace mucho tiempo que Unión no juega con un 4-4-2, pues casi siempre jugó Rosales; y cuando no estuvo, se trató de reemplazar su función por un jugador de características parecidas. Pereyra, por ejemplo, no es un punta neto. Quizás tampoco sea un enganche como Rosales, pero es un jugador para tirarse atrás y aprovechar, desde allí, la posibilidad de acercarse al área rival. El esquema de mañana tendrá bien definido un bloque defensivo y uno de ataque, con dos jugadores que tendrán que acomodarse a las circunstancias y eso los obligará a un interesante desgaste físico: Donnet y Velázquez.
Unión entró en zona de promoción y mañana juega con un rival que, por ahora, es directo. Belgrano tuvo un buen final de Apertura, aunque no empezó bien el Clausura. Perdió un invicto de muchos partidos como visitante, cayendo por goleada ante Olimpo. Anteriormente, el equipo del Ruso Zielinski no pudo como local ante All Boys, igualando 0 a 0 y haciendo figura a Cambiasso, el arquero rival.
Arriba, Belgrano tiene a dos ex Unión: Silvera y Pereyra. Pero lo más grave de este equipo —que será alentado por una multitud— es que no ha podido reemplazar a Franco Vázquez, el excelente enganche que fue transferido el año pasado.
A las reapariciones de Luciano Lollo y Guillermo Farré, en lugar de los suspendidos Claudio Pérez y Ribair Rodríguez, se suma un cambio táctico: el ingreso de Matías Giménez por Juan Carlos Maldonado, aunque el esquema seguirá siendo 4-4-2, igual que el dispuesto por Unión para el encuentro de mañana en la Docta.
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