Enrique Cruz (h)
La batuta la tiene Bottinelli, pero el colombiano ha logrado un nivel que, para muchos, era impensado. Se lo miró de reojo porque venía de jugar el ascenso, pero traerlo fue una muy buena decisión.
Enrique Cruz (h)
El fútbol es cambiante, sin dudas. El 5 de abril de este año, Argentinos le ganaba 3 a 1 a Unión y se metía momentáneamente entre los clasificados para la Libertadores. El Tate lo ganaba con gol de Gamba, pero Argentinos lo dio vuelta y lo echaron a Yeimar Gómez Andrade. Ya Lucas Gamba no está más en Unión, Argentinos ni siquiera clasificó para la Sudamericana (estaba quinto luego de ese partido y bajó al puesto 12), el presente del equipo de La Paternal dista bastante de aquello que acontecía hace apenas medio año (con un larguísimo paráte por el Mundial incluido) y Yeimar, silenciosamente, se ha convertido en un baluarte en Unión. Como se verá, realidades muy distintas.
¿Por qué vino Gómez Andrade a Unión?, es la gran pregunta. ¿Cuáles eran realmente los pergaminos para confiar a ciegas en ese jugador?. No había sido bueno su paso por Central. Se notó cuando Unión fue a jugar a principios de año, el día que lo lesionaron feo a Gamba. Hasta parecía que había mucho de ironía y cinismo en el modo en que la gente “canalla” lo trataba. Eso lo puso nervioso al colombiano. No fue un buen partido el suyo.
Algunos dicen que incidió mucho la opinión de Bottinelli. Se conocían de Arsenal, aunque el paso más destacado de Yeimar fue en Independiente Rivadavia. Siempre recuerdo una frase de Fausto Montero —quien justamente será rival porque hoy juega en Argentinos Juniors— cuando llegó Yeimar a Unión. “Eligieron bien, hizo una temporada excelente en Independiente Rivadavia, en los mano a mano gana siempre, no pierde nunca. Y si alguien consigue pasarlo, lo tiene que volver a pasar porque se recupera enseguida y tiene una velocidad y fortaleza física notable”, dijo el “Memo”. Y no se equivocó en nada. Unión apuntó a un jugador que era figura en la B, creyendo —con razón— que podía ser y hacer lo mismo en la A. Y así fue.
Bottinelli es el que ordena, la voz de mando, el jugador de la salida clara y el que le da serenidad al resto. De esto no hay dudas. Y redoblo la apuesta: Bottinelli sabe darle un plus al resto, porque es de esos jugadores que, cuando juega, inmediatamente provoca que el compañero juegue mejor, levanta por incidencia natural el nivel del resto. Pero Yeimar viene teniendo un aporte muy valioso e imprevistamente, para muchos, se ha convertido en un jugador sólido, seguro, a veces infranqueable (como en el partido contra Rosario Central), dotado de una fortaleza física poco común y que se hace notoria en el mano a mano, situación en la que nunca pierde.
En un equipo como el de Unión, mecanizado al máximo, Yeimar es el que sale a responder cuando algún resorte falla. Ejemplo: si en el medio falta contención, Yeimar es el que responde; si el partido se va perdiendo y el rival deja un delantero aislado para apostar al contragolpe, Yeimar se las arregla para quedar mano a mano sin que eso signifique un riesgo, como ocurrió en el partido con San Lorenzo, que al final se pudo empatar. Y todo eso permite que Unión pueda darse algunos lujos, como el de formar sociedades ofensivas por los costados, aprovechando los adelantamientos de los dos laterales para acomplarse a los dos volantes que juegan por afuera. Eso requiere una buena complementación defensiva si se pierde la pelota. Y la respuesta de la dupla de centrales es clave para que la tan mentada firmeza, no se pierda.
Unión necesitaba un cambio defensivo y Madelón lo logró con Gómez Andrade y Bottinelli. De este último se pueden rescatar muchísimos valores que formaban parte de su “foja de servicios”. Por algo jugó en River, San Lorenzo, la Sampdoria de Italia, la “U” Católica de Chile y la selección, entre otros clubes. El tema era Yeimar. Y el colombiano responde, más allá de algunas “fallitas” que a veces se hacen notorias y otras no, pero que él mismo se encarga de subsanarlas con esa fortaleza y velocidad que lo convierten, como ante Central, en un jugador “impasable”.
¿Igual?
Desde acá hasta el domingo, la gran pregunta será saber si Madelón confirma el mismo equipo, con cinco defensores, tal como lo planteó con rotundo éxito en la inolvidable tarde de Rosario. De ser así, seguirá Zurbriggen como titular y Troyansky irá al banco de relevos. Fue tan bueno lo que se hizo ante Central, que resulta tentador la “oferta” de continuar igual.