El Loco Alvez, un "imposible" que hace gritar "U-ru-guayo"
Lo apuntó la secretaría técnica, estaba en Colombia y económicamente era inviable. Munúa dio el visto bueno, se la "jugaron" sabiendo que el "no" estaba casi asegurado, el técnico lo llamó, lo sedujeron y acá está, transitando por la huella del amor del hincha.
El Loco Alvez, un "imposible" que hace gritar "U-ru-guayo"
El grito de "!u-ru-guayo!" ya comienza a atronar en el 15 de Abril. Jonathan Álvez se está metiendo a la gente de Unión en el bolsillo. Sus goles valen victorias. Y son goles que se construye él mismo, como si fuera el "arquitecto de su propio destino". El viernes robó la pelota, encaró, le quedó para la zurda y no dudó. El arco de la redonda se le abre con una facilidad asombrosa. Y este Unión de pocos goles pero de muchos puntos ya le "debe" seis.
¿De dónde lo sacaron a Álvez?, ¿a quién se le ocurrió traerlo?, ¿fue un pedido expreso de Munúa, como pasó con Diego Polenta?, ¿fue un nombre sugerido por la secretaría técnica?. "Lo único que te puedo decir, es que Álvez era imposible para Unión. Pasó con él, algo parecido a lo que pasó con Repetto cuando salieron a buscar al reemplazante de Azconzábal. Lo más probable, era que la respuesta sea negativa. En concreto, era más un deseo que una realidad. Son delanteros, junto con Leonardo Ramos, de alta cotización y tenían que sacrificar mucho desde lo económico para venir. La secretaría técnica sabía que Álvez no iba a tener lugar en Atlético Nacional de Medellín. Era el tercer o cuarto delantero. La gestión se hizo de club a club, tratando de buscar la mejor salida para el jugador. Unión no podía pagar lo que él ganaba en Colombia, entonces se consensuó la libertad de acción, Álvez cobró un dinero para rescindir su contrato y Unión le paga lo que le puede pagar. Parece simple, pero en el medio hubo que convencerlo", confió un allegado al grupo que comanda Roberto Battión y que integran Alejandro Limia y Esteban Amut.
La segunda parte del plan, fue ofrecerlo al técnico y que al técnico le guste. Munúa no dudó. Dio el visto bueno, como pasó con el resto de los jugadores que se sumaron. El viernes, Unión le ganó a Platense con activa participación de casi todos los que llegaron al club en este mercado de pases. Debutó Mele, jugaron Polenta, Jaurena, Ramos y Álvez, entró Peralta Bauer y al banco fue Agüero. No es un dato menor.
Pablo Aguirre Álvez casi se metió adentro de la platea para gritar el gol con la gente. Es el sector de la platea sudoeste, ya sin el foso y que fue testigo de ese desborde de alegría generalizado en el 15 de Abril.
Álvez casi se metió adentro de la platea para gritar el gol con la gente. Es el sector de la platea sudoeste, ya sin el foso y que fue testigo de ese desborde de alegría generalizado en el 15 de Abril.Foto: Pablo Aguirre
"Lo tenían apuntado en la carpeta de 'imposibles'. Mirando fútbol y viendo que no estaba jugando, se dieron cuenta de que no iban a tener participación. Ellos ya están observando jugadores para el campeonato que viene, en eso no dejan de trabajar. Y así fue hablaron con Munúa, el técnico lo llamó, lo hicieron sentir importante y Álvez aceptó el desafío", cuentan, casi metiéndose en la intimidad de una secretaría técnica que, por otra parte, entendió también que la experiencia había que traerla en otro lugar de la cancha que no sea el mediocampo. Y viendo jugar a Unión, la identidad es clara: 1) equipo rápido, dinámico, fresco y vertiginoso en el mediocampo; 2) la experiencia acumulada entre la defensa y la delantera. "Sacando alguna excepción, como puede ser la de Julián Álvarez, el promedio de los goleadores va de 27 años para arriba. Por eso fueron a buscar a Álvez y a Ramos", se dice, casi como una sentencia estratégica.
Álvez es de esos jugadores que "levanta la tribuna", igual que Machuca. Alguna vez se lo definió así al Turco Alí y creo que no hubo mejor frase identificatoria que esa para el querido e inolvidable Turco. No lo comparo. El Turco dejó una huella que nadie ha podido, por el momento, transitarla hasta el final y por eso sigue siendo el máximo artillero. Además, participó de épocas de un protagonismo excluyente de Unión. Pero Álvez, por su entrega, por sus goles que definen partidos, por su capacidad como jugador (el viernes metió tres o cuatro asistencias con gran inteligencia) está llamado a ser uno de esos jugadores que se meta a la hinchada en el bolsillo. Paso previo a ganarse el mote de ídolo.
Nació en Rivera, aunque muchos dicen que fue en Vichadero, un pueblito que hoy cuenta con algo más de 4.000 habitantes pero que deben haber sido muchos menos hace 33 años cuando Jonathan Álvez fue criado por sus abuelos, seguramente corriendo detrás de la pelota como cualquier hijo de vecino del "paisito" hermano. Todos le dicen "Loco", pero su primer apodo fue "Diamante negro", en la época en la que jugaba para Ceibal, un club militar de Vichadero y antes de ganarse la vida lavando autos en el negocio de un amigo en la ciudad de Coraceros.
Cuenta también la historia, que Jonathan Álvez tuvo la oportunidad de jugar en uno de los grandes de Uruguay, ya que llegó a la tercera de Nacional. Pero pasar de un pueblo pequeño como Vichadero a un monstruo como Montevideo fue un choque muy grande para el "pequeño Johnny". Por eso, en su carrera no figura ninguno de los grandes del fútbol uruguayo, una extraña paradoja teniendo en cuenta que luego vistió camisetas importantes en otros puntos del planeta.
Jugó en Boston River, Coraceros, Platense y cuando llegó a Montevideo City Torque, marcó 17 goles en 26 partidos, además de cinco asistencias. En Danubio fue campeón del fútbol uruguayo y elegido, en 2014, como el mejor delantero de aquél país. Allí inició su carrera internacional, que arrancó en el Vittoria Güimaraes de Portugal y luego continuó por Liga de Quito, hasta que lo adquirió Barcelona de Guayaquil en 1.000.000 de euros, convirtiendo 58 goles en 134 partidos. Luego pasó al Junior de Barranquilla en 2,5 millones de euros, también jugó en el fútbol brasileño (en el Internacional), volvió a Ecuador para jugar en Barcelona (fue campeón, le rescindieron el contrato y la Fifa falló a su favor por medio millón de dólares), emigró a Colombia para hacerlo en Atlético Nacional, club del que llegó para ponerse la camiseta de Unión.