Domingo 18.10.2020
/Última actualización 15:48
Leo Madelón volvió a hablar y se nota que su intención no era la de referirse a Unión. Así lo aclaró en varias ocasiones en el contacto con los colegas de La Oral Deportiva en Buenos Aires. Pero irremediablemente tuvo que referirse, fundamentalmente al por qué de su salida del club.
El ex técnico tatengue arrancó diciendo que "estoy con ganas de laburar pero sin desesperación" y sobre el panorama actual tiró varias frases interesantes para analizar.
"Quiero entiendo a los clubes, al no haber una competencia exigente en promedios, en clásicos que no se van a jugar, más lo que cuesta retener a un jugador, se va a jugar sin gente y por eso estoy mirando a ver cómo se van a acomodar. Será un torneo muy especial", dijo Madelón, referenciando las muchas "ausencias" que tendrá este torneo en el que no habrá descensos.
"Veo mucho 4-3-3 por todos lados. En México estoy mirando los partidos y a veces pasa media hora y no hay una situación de gol, pero mirás la formación y hay tres delanteros. Cuesta llegar al gol. Le doy mucho valor al Bayern, a lo que hizo Gallardo, a Boca, que ganaron sin sistemas fijos y generando superioridad numérica en todos los sectores de la cancha. Hay jugadores que los ponen de extremos, pero juegan de espaldas y no desequilibran mano a mano, entonces no los aprovechás en ofensiva y terminás perdiendo un jugador para la recuperación", señaló el ex técnico rojiblanco.
"En el fútbol argentino vamos a tener que pagar la cuenta, van a haber lesiones musculares, gemelos, tendones. Estoy mirando amistosos y veo que en cada partido cae un soldado por equipo. Este va a ser un torneo de análisis, de evaluación", señaló Leo, agregando que "el cuerpo tiene memoria y te dura un tiempo, pero el paráte fue demasiado grande. Se desarmaron mucho los equipos y eso también va a costar".
Sobre los proyectos que encararon algunas instituciones, dijo que "algunos equipos se desarmaron en exceso, se puede reemplazar con pibes de inferiores pero eso lleva tiempo, sumado al tiempo parados, más todavía".
Después, hizo una breve referencia a su paso por Unión: "En Unión estuve en dos períodos de casi tres años. Fueron años donde pudimos consolidarlo, el club tuvo ingresos extras, vendió jugadores, sirvió para que acomode un poco su economía. Lo mío es historia. Amo a ese club pero ahora estoy con la cabeza mirando y esperando la oportunidad de trabajar. Muchos se sorprendieron por mi salida, pero fíjense: renuevo el último año, un equipo instalado en Sudamericana, la idea de mejorar y clasificar para la Libertadores pero, de golpe, te encontrás conque de 11 jugadores titulares hay uno solo, que es Bottinelli... Eso fue lo que me pasó a comienzos de año... Cualquier persona normal y que razona hubiese hecho lo que hice yo. No es que me peleé con nadie, les repito que amo a ese club, pero ví que iba a ser difícil cumplir con el objetivo. Y lo peor es quedarme a pasarla bien, por eso tomé esa decisión y me pareció muy correcta. Es así de simple. La llegada de alguien con otro ánimo, más fresco y con otro semblante, le iba a ser bien a la institución".
Por último, habló de sus comienzos como entrenador y una anécdota muy risueña con el recordado José Luis "Garrafa" Sánchez: "Mi primer club fue Colegiales y el segundo El Porvenir. Ricardo Calabria lo ascendió con un equipazo, Enrique Merelas me llamó y fuimos con Perazzo. Lo reforzamos con Zelada, Nico Cambiasso y Fabián García. Lo acomodamos bastante, llegamos a un reducido para ascender y nos eliminó Juventud Antoniana con un doble empate. Estaba Garrafa Sánchez, un divino, rompía todas las tácticas. Un día hizo un golazo contra Defensa, la clavó en el ángulo, impresionante. Me miró al banco y me dijo: "¿está bien ahí o te gusta más arriba?"... ¡Un personaje!... Una chispa fenomenal, un jugadorazo... Estaban Forestello, Delfino, Luengo... Tengo muy lindos recuerdos de ese comienzo de mi carrera como entrenador".
Ahí están los liderazgos de los entrenadores y los presidente, para qué le vas a poner límites o los vas a exponer delante de los compañeros, porque quizás sea perjudicial. El ya tenía 26 o 27 años, era un pibe bárbaro, tenía un corazón bárbaro, generoso, a veces se le soltaba la cadena.