Darío Pignata
Banfield, haciendo casi nada, le ganó 1-0 en Santa Fe. De los últimos 15 puntos apenas sacó 1: hace cinco que no gana y en cuatro partidos no marcó goles.
Darío Pignata
Sensación de la nada misma. De caída libre: rendimientos individuales bajísimos y también confusión técnica, algo que en Unión siempre se alivia en el análisis porque el entrenador es el máximo ídolo de todos los tiempos: Leo Madelón. En cualquier otro club del mundo, al DT le comprenderían las generales de la ley, pero ya se sabe que acá es Gardel, Lepera y los guitarristas.
Los números meten miedo en este final de un año calendario que quedará en la historia por haber clasificado —con esta misma base de jugadores— por primera vez a una Copa Sudamericana, un sueño tantas veces buscado y conseguido en este 2018. Veamos:
— Sacó un punto de 15
— Perdió cuatro de los últimos cinco partidos
— Destrozó la fortaleza en Santa Fe: acá ganaron Godoy Cruz, Vélez y Banfield
— En cuatro de estos cinco partidos no marcó goles
— En las primeras fechas le habían marcado 4 goles pero ahora le hicieron 10 en los últimos cinco juegos
Es por ello que lo mejor que le pudo pasar a este grupo es que se termine el campeonato, que llegue el receso navideño, fiestas y vacaciones. Es que, por lo visto, si seguía jugando iba a seguir perdiendo.
Estaba claro que no sería el mejor clima. Ni en cantidad —de público— ni en calidad de aliento. A cualquier club del mundo le duele, como dijo el propio Leo, estar segundo hace 38 días y caerse a pedazos sin que nada lo detenga. Un solo punto de doce. Tres derrotas en cuatro partidos. Y muchos goles recibidos en esta caída libre.
Es por eso que Madelón, viejo conocedor del Mundo Unión, tomó la palabra ante la prensa y dejó algunos frases tipo “calmantes” en medio del ataque de nervios:
— “Les pido que no vean fantasmas, es mentira que el grupo esté dividido y que los jugadores están todos peleados...que hay dos grupos y esas cosas que se escuchan por todos los rincones”
— “También es mentira que hay problemas de plata, que no están cobrando, que hay atrasos, que no arreglaron los premios y ese tipo de cuestiones que siempre se comentan cuando un equipo no gana”
— “Le digo a la gente de Unión que el grupo está bien y que mientras estemos nosotros al frente, nada de éso va a ocurrir. Este es un plantel muy sano que le regaló al hincha un año muy bueno con la clasificación a una Copa. Necesitamos tener un poco de paciencia cuando las cosas no salen”.
Unión - Banfield
Esas fueron las frases de Leo, en la previa, para intentar calmar los ánimos que —como decían los viejos relatores— estaban “caldeados” en las tribunas del 15 de Abril.
Y como para intentar generar el mejor de los climas, hasta el mismo presidente de Unión —Luis Spahn— salió a hablar para llevar un mensaje de tranquilidad institucional, destinado a la gente.
Las frases de ocasión, tipo “hay que reinventar el equipo” o “nos fueron conociendo, nos tomaron la mano”, no conducen a ningún lado. Porque lo que hoy hay que preguntarse en el Mundo Unión de cara al 2019 es una sola cosa:
—¿Cuál es la realidad de Unión?....¿La de las primeras fechas donde llegó a estar segundo?...¿O el de las últimas cinco actuaciones que lo dejaron vacío sin puntos, sin fútbol y sin goles?.
Los dirigentes argumentan que “se mantuvo la base para que siguieran casi los mismos, a excepción de Lucas Gamba que fue imposible por lo que todos conocen”. De todos modos, a la luz de lo que se vio en el semestre, ninguno de los que llegaron en puestos de ataque en reemplazo de Gamba ofrecieron nada de nada. En ese listado aparecen Franco Troyanski (comprado en 500.000 dólares: ¿será la reencarnación de Anselmo?), Federico Andrada y Braian Alvárez o Augusto Lotti de Racing. Al final de cuentas, tanto lío para que termine jugando Andereggen que por los menos patea al arco.
Y en este punto, el de los refuerzos, es donde no se entiende la política deportiva y la responsabilidad debe también apuntar a esa relación Madelón-Spahn. ¿A qué vienen jugadores como Compagnucci, García o los desconocidos de Racing?.
Es imposible jugar una Liga, como la Argentina, con once jugadores solamente. Porque las lesiones, sanciones y expulsiones siempre están en el órden del día. Y los bajones prolongados de rendimiento —como pasa ahora— también. Lo que ocurrió en el final es lógico: equipo titular sin recambio.
Incluso, en estos últimos días, hasta dio la sensación que Madelón no cambiaba porque no tenía opciones afuera. Como si estuviera un poco encariñado con los históricos y otro poco condicionado por la falta de jerarquía en el banco.
El equipo se cayó a pedazos. Pasó de todo a nada, sin término medio. Nunca pagó peaje. Como dijo Leo, de estar segundos y poder quedar punteros...a esta realidad de 1 de 15 y afuera de las dos tablas coperas.
Todo lo que viene se resume con una sola palabra: incertidumbre. Porque si bien hoy nadie es indispensable por juego, los dirigentes necesitan vender en este mercado de pases de verano para acomodar los números. Antes de la debacle se apuntaba a Soldano y a Gómez Andrade. Ahí surge la historia de siempre: ¿cómo se va a reforzar, de dónde saldrá el dinero?. Spahn dijo que hace dos años “no pone un peso” y el tesorero grita a los cuatro vientos que “hay que vender sí o sí”, primero para equilibrar ingresos/egresos y después para poner arriba de la mesa los 500.000 dólares que se necesitan para poder jugar en el 15 de Abril la Copa Sudamericana.
Cuesta encontrar, más allá de la figura confiable de Madelón, de qué agarrarse para pensar en positivo. Es por eso que la mejor de las noticias para este momento de Unión es que se paró el torneo.