"Necesito que haya 20 jugadores que respiren un aire denso, queriendo ganarse un lugar en el equipo", dijo Azconzábal después de la victoria ante Lanús. Todavía con dos partidos por jugarse, estos 13 que lleva dirigidos de manera oficial han permitido comprobar que, en muchos aspectos, el técnico ha sometido al plantel a un "banco de pruebas". Se habla de más de 45 profesionales y varios han jugado. El Vasco nunca repitió equipo, aunque ahora haya encontrado una base del medio hacia arriba, fundamentalmente. De todos modos, lo de los 20 jugadores es absolutamente relativo y así debe entenderse. Ningún plantel tiene 20 jugadores. Tampoco es bueno, máxime sin actividad oficial en reserva, que haya más del doble. Hay que encontrar un equilibrio y un número que permita cerrar todo, no sólo lo deportivo, también lo económico.
¿Qué dejó el partido con Lanús, al margen de la victoria y de quebrar una racha de seis partidos sin ganar?: 1) que el equipo esta vez "ligó"; 2) que tuvo la eficacia que otras veces le faltó; 3) que ante la superioridad y mayor jerarquía técnica del rival, trató siempre de no desordenarse y de suplirla con una generosidad y un despliegue elogiable; 4) que Moyano volvió a ser el arquero capaz de "salvar un partido"; 5) que el pibe González le pone sacrificio a sus condiciones de jugador ofensivo y le ha dado la razón al técnico cuando decidió ponerlo de volante; 6) que el técnico leyó bien el partido cuando resolvió armar una línea de cinco defensores en el segundo tiempo, con el resultado 2-0, para cuidarse mejor en defensa y repitiendo una fórmula que le había dado un gran resultado ante Racing; 7) que tuvo la suerte a su favor y, muchas veces, la suerte juega un rol importante; 8) que también supo, el técnico, cambiar el sistema y armar un mediocampo con mejor ordenamiento y retroceso, ayudando a la ausencia de un volante central de mayor recuperación que los que están jugando.
Tenés que leerAzconzábal destacó "el orden, el sacrificio y la efectividad"Vale aclarar, en este último punto, que lo que hizo la dupla Nardoni-Cañete ante Lanús fue muy bueno. Cañete no es un jugador de marca, pero aportó orden y sacrificio; y también tuvo algo de recuperación. Algo similar pasó con Nardoni, por más que en su caso esté más acostumbrado a cumplir esa función de recuperación. Ninguno de los dos tiene, como actividad esencial, la capacidad de lucha constante para marcar y recuperar, pero en un esquema con cuatro volantes, el sector se vio un poco más protegido.
Esa insistencia en remarcar cierto desequilibrio que sufre el equipo, no debe desvirtuar ni ensombrecer la idea futbolística de Azconzábal. El gran problema es cuando el equipo, por esa ambición ofensiva, se desarticula y queda expuesto a que le conviertan muchos goles. Unión sufrió mucho en ese aspecto. Y convengamos que esta vez tuvo dos aliados a su favor, que fueron la actuación de Moyano y las oportunidades que malogró Lanús, un buen equipo con un promisorio futuro.
En concreto, que el Vasco piense en un Unión ambicioso, agresivo, ofensivo, no es malo; al contrario. El problema es que esa supuesta virtud se convierta en un defecto y que el equipo se le descontrole, como ocurrió. "Jugando así, a Unión le van a llenar la canasta siempre", decía luego de los partidos con los tucumanos y Defensa en Santa Fe. Algo se corrigió. El cambio de esquema ayudó y lo hizo sin resignar las chances ofensivas, porque si se analiza al equipo del medio hacia adelante, son cuatro delanteros y medio (Cabrera, Márquez, Troyansky, Gastón González y una indudable vocación ofensiva de Cañete), más un "5" que también apuntala el trabajo ofensivo.
Tenés que leerUnión fue contundente y volvió a ganarMás allá de la suerte que corra en estos dos partidos que faltan (deberá ganarlos y aún así depender de otros resultados), si el final de la temporada es con buenos resultados incrementará una credibilidad hacia el trabajo de Azconzábal que, en algún momento, se puso en un cono de dudas por una racha que lo relegó en las dos competencias.
El mejoramiento de todo el sistema defensivo sigue siendo el "talón de Aquiles" de Unión. No se puede ni se debe depender exclusivamente del arquero y de la fortuna o de la imprecisión del rival para definir. Hay que ganar en solidez. Y Unión no ha dado muestras de ello. Sin mucha marca en el medio, sin encontrar una zaga central perdurable y con algunos rendimientos individuales que fueron en baja (el de Corvalán, por ejemplo), costó encontrar un nivel de seguridad defensivo. Por eso, está bueno que se intente ser ofensivo, pero de nada sirve si se sufre en demasía atrás.
Para el encuentro entre el Tatengue y el Tiburón, del próximo lunes a las 17.10 en el mundialista de Mar del Plata, el árbitro será Silvio Trucco, que estará acompañado por Lucas Germanotta y Gisela Trucco como asistentes, y Héctor Paletta como cuarto árbitro.