Miércoles 3.4.2019
/Última actualización 13:23
La debe estar pasando mal, Nereo. Muy mal. Peor que aquellos que con ingratitud e injusticia lo apuntan y le hacen caer pesadamente la carga sobre sus hombros. Esos mismos hombros que él prácticamente se tatuó de rojo y blanco cuando llegó a Santa Fe, hace ya muchísimos años, con el objetivo de ser alguien en el fútbol. Y lo consiguió con esfuerzo, dedicación y profesionalismo. Esa seriedad que lo ha llevado a estar a días de cumplir 40 años y convertirse así en un jugador record para la historia de Unión. Porque no igualará los 362 partidos que jugó el Chango Cárdenas con la rojiblanca en 11 años de trayectoria en el club, pero lo superará en edad, porque el inolvidable Pablo de las Mercedes jugó hasta los 39 en el club, su último peldaño antes del retiro.
Nereo Fernández es hincha de Unión, quiere a Unión, siente a Unión y puede equivocarse como cualquiera. Ocupa el puesto más ingrato, el único en el que un error no tiene vuelta atrás: termina en gol del contrario. Cualquier otro jugador que se equivoque tiene al arquero para que lo “salve”. Pero el arquero no tiene a nadie y muchas veces le pasa que puede atajar muy bien 89 minutos, pero se equivoca en uno solo y no encuentra remedio.
Hasta el día de hoy le seguirán dando vueltas por su cabeza y por sus retinas, esa pelota que era “fácil” para él. Quizás por eso se equivocó. Porque si la pelota hubiese ido más esquinada o hubiese sido más complicada, posiblemente la sacaba y terminaba ganándose el cielo. Pero la vio fácil, pretendió amortiguarla con las manos sin retenerla para luego tirarse al suelo y abrazarla, pero se le fue como agua y terminó adentro del arco.
Los jugadores de fútbol —y los arqueros con más razón— saben que están a expensas de que se los critique. Alguien dijo alguna vez, exagerando, que un arquero se recibe de tal cuando le convierten “100 goles tontos”. Naturalmente que no es así, pero sirve para entender de qué se está hablando. Si algo no se cuestionó en Unión, fue el arco. Nereo, como todos los otros jugadores, tuvo algunos partidos muy buenos y otros no tanto, pero nadie discute su rol de titular inamovible y generador de seguridades para el resto de la defensa.
Esa condición de hincha de Unión, de jugador que supo querer al club desde las inferiores, que se bancó los momentos malos y que disfrutó los buenos, lo convirtieron en un referente y capitán. Nereo cometió un error, pero eso no puede ser motivo para convertirlo en blanco de críticas despiadadas que olviden todo lo que este hombre hizo y demostró en Unión.
No hay dudas de que Nereo está atravesando, con muchísima dignidad y buen nivel (en esta Superliga tuvo grandes actuaciones), la parte final de su prolífica carrera. Y se irá, cuando ese momento llegue, por la puerta grande, por la que atraviesan los ídolos, los jugadores queridos y admirados por la gente, reconocidos y valorados, porque esa misma puerta se le abrirá muchas veces más para que, en el futuro, Nereo entre a Unión cuantas veces quiera o sea convocado.
El sábado saldrá a la cancha con el mismo valor y actitud de siempre, dispuesto a dar todo de sí y a volver a inscribir su nombre en la historia del club. El aplauso y el aliento de su gente, debiera ser el mejor de los reconocimientos. Y tranquilos. Nereo es el primero que la está pasando mal. Muy mal.
La recuperación de Mazzola es la única duda que tiene Madelón para decidir el equipo que recibirá a Estudiantes. Como ocurrió antes de Defensa, la única incógnita es saber cuál será la dupla de ataque. ¿Irá Lotti otra vez como titular luego del gol que marcó en Florencio Varela?.